Capítulo_11. Yerik.

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"Christine"

No se cuántos días han pasado desde que estoy aquí, aún continuo desnuda atada a una cruz completamente desnuda y muy deseosa por mas, el primer castigo que el chico me dió fue atarme aquí y manosearme a su antojo, las descargas eléctricas que sentía en todo mi cuerpo, me hicieron perder la razón y termine cediendo, disfrutando de lo que el hombre hacia, pero mi boquita suelta y fuera de control salió a flote diciendole un par de cosillas que lo hicieron enojarse, por eso, continúo atada.
Según el, seguiré aquí hasta que le ruegue que me haga suya, la situación se me complica cada día más, porque todas las tardes viene y hace lo mismo usando diferentes juguetes, en estos momentos me encuentro furiosa porque vino me introdujo una bola china, mordió y lamió mi pezón, me beso y se fue a dormir diciéndome que mañana estaría lista para el.
Quiero gritarle que venga ya, pues el calor de mi cuerpo no cede y siento que voy a morir; Necesito que me besé y que haga lo que hace con sus dedos todas las tardes.
No eh dejado de pensar en mis padres, en mi amiga y en la universidad, pero todo eso queda de lado cuando cierto chico de ojos grises aparece a causar estragos en mí.
La noche pasa y aunque la perdedora sea yo sonrió apenas el chico entra.
- Hola muñeca, me extrañaste? -Dice tocando y pequillizcando mi clítoris, yo no puedo resistirme ahora, por lo que asiento e inmediatamente el me besa abriendo pasó a su lengua para unirla con la mía, correspondo su beso llenando el momento de un fuerte deseo por el, porqué me entregué la liberación que deseo, saca la bola de mi, la chupa y luego vuelve a besarme haciendome probar de mi sabor, sus dedos golpetean duro mi centro lo que hace que desee más.
- Suéltame - pido en medio de besos desenfrenados.
- Hasta que no pidas que te haga mía no lo haré- dice mientras me besa a la fuerza.
- Hazme tuya, por favor hazlo ya.- pido para evitar un encuentro forzoso y porque realmente quiero sentirlo y acabar con éste calor insano que invade mi cuerpo.
El chico sonríe, quita su camisa y su pantalón quedándose solo en boxer y suelta mis piernas, haciendome subir a sus caderas, mientras chupa, lame y muerde mis senos, con sus manos magrea mis nalgas, haciéndome implorar por más.
Desamarra mis brazos y en medio de besos caemos en la cama, sé posiciona entre mis piernas y las abre con sus manos,  chupa mis labios y con su lengua se introduce en mi mientras su dedo pulgar hace círculos en mis clítoris, chupa, muerde, lame y me hace gritar de placer, se saca el boxer y casi muero, esa cosa tan grande no entrara en mi.
- Eres muy grande, por favor no.-pedí un poco asustada.
- Shh, tranquila muñeca. - fue todo lo que dijo antes de besarme e introducirse en mi, muy lentamente con golpecitos suaves que le facilitaron la entrada, no se en que mundo estaba en ese momento, pero sus estocadas fuertes me hicieron volver de pronto  retorciendome de placer; Gemia, gritaba y lo aruñaba no sabía que hacer, hasta que una fuerte presion me invadió por completo llevándome al éxtasis en sus brazos, de pronto un líquido caliente corrió por mi abdomen y supe que todo había finalizado y que además lo había disfrutado. el chico me beso y me guío al cuarto de baño donde repetimos la acción.

En la madrugada siento pasos cercanos y un chillido extraño, lo que hizo que me alertara, y me pegué al respaldar de la cama nuevamente, cuando un hombre entro tirando de mi, logrando encerrarme en una jaula al revéz, intenté defenderme en ese momento, golpeando su espalda con mis puños y mordiendo sus hombros pero todo eso, lo hizo enfurecer más y me dejó colgada allí, la presión que sentía en la cabeza me hizo gritar por ayuda, pero nadie me escuchaba.
El chico entró nuevamente con una fusta y empezó a golpearme mientras me decía que a las presas no se les hacía el amor ni tenían sexo.
-A las presas se les viola, se les maltrata y luego se matan.- Repetía el hombre cada vez que un fuerte latigazo impactaba en mi piel.
El dolor de cada golpe era cada vez más desgarrador y yo no paraba de gritar, la piel me ardía, me quemaba y me dolía.

"Yerik"

Despierto en la madrugada por unos fuertes gritos femeninos provenientes de una de las habitaciones, en ekaterimburgo la situación me hubiese parecido completamente normal, pues siempre tenemos una presa a la que domar, lastimar y follar; Sin embargo aquí vinimos con una sola misión, que para mí suerte se convirtió en dos.
Me levanto rápidamente de la cama tomo mi pistola Glock calibre 22 y corro a la habitación de la chica, la cual aún continua pidiendo ayuda, entro y uno de mis hombres la tiene en una jaula colgante, golpeándola con un látigo, su piel está enrojecida por los golpes, e inmediatamente una irá inmensa se apodero de mi.
No tiene derecho a tocarla, nadie puede hacerlo, ella es mía y solo yo puedo dañarla.
- Andrey suelta ese maldito látigo ahora. Mis órdenes se respetan y el que no obedece, muere.- grite, completamente enfurecido
- Jefe yo solo.- Un balazo perforó su pierna y mientras chillaba como niña, dije:
- Yo solo nada Andrey, al jefe no se le refuta.
Lenin entro rápidamente y antes de que hablara, ordené:
- Saca a la chica de la jaula, cuelgas al bocón y lo sacas al frente, quiero que todos marquen en el una letra, escribiendo" Al jefe no se le refuta" y aquel que se oponga le haces lo mismo; Luego que este marcado completamente, lo lanzas a las jaulas caninas.
- Mis perros deben tener hambre.- anuncié abandonando la habitación.

El Lugar Equivocado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora