2/ susurros

58 10 1
                                    

Corrí rápidamente para al final esconderme en una casa y curar mis heridas.

- Bangalore, ¿Cómo te encuentras? -hablo Gilbraltar a través de la radio.

- Estoy bien, descuida, vuelvo con ustedes dentro de poco.

Cuando mis escudos estuvieron completamente llenos, me levanté y volví a mis postura normal. Me disponía a regresar con mi pelotón, cuando escuché ciertos susurros.

Reconocería esos pasos.

Esa aura.

- Revenant...

Mire a través de la ventana, buscando a aquel simulacrum.

Las dos puertas se abrieron, no tuve tiempo de reaccionar, todo ocurrió tan rápido, una granada de fragmentación entro por la ventana, una leyenda en cada puerta, un dolor insoportable, sombras, ese olor a quemado.

- ¡BANGALORE! Vamos en camino. - Habló esta vez lifeline.

Mi vista se nublaba, me desangraba rápidamente.

- Ahora nadie podrá salvar a la pequeña Loba...

Aquel robot con aspecto tenebroso, perforó mi estómago con su mano, mientras lágrimas salían de mis ojos.

- Loba...

Cai al suelo y ya no supe más.

[•]

- ¿Cómo te encuentras soldado?

- Casi ya no siento dolor.

- Ese maldito simulacrum... -se quejo Gilbraltar.

- No llegamos a tiempo, lo siento. - Hablo está vez la médica.

- No se mortifiquen, en otro momento nos podremos llevar una victoria.

- Espero te mejores pronto Anita, descansa.

- Gracias Makoa.

Gilbraltar salió de la habitación.

- Te pondré un suero, esto deberá de reconstruir los tejidos dañados.

- Gracias Ajay.

- Descansa.

La joven mujer se dirigió a la salida.

- Oh... hola Loba.

- ¿Puedo pasar?

- Oh, claro, Bangalore, tienes otra visita, las dejo a solas.

La habitación se llenó de un silencio incómodo. La mujer me miró, y yo la mire a ella.

La atmósfera se había vuelto realmente pesada.

- Sabes... Fue realmente decepcionante ganar sin antes haberte pateado el trasero, Sargento. - Loba me miró.

- Soldado. -Corregí.

- Al borde de la muerte y tan fría como siempre.

La mujer se sentó un la pequeña silla que de encontraba alado de la cama.

- ¿Viniste a verme?

- No, vine a ver el consultorio de Ajay. -Dijo de manera sarcástica. - Si, Williams, vine a verte.

La mujer relajo su postura, y paso a deshacer sus características trenzas.

- Entiendo...

Nunca fui una persona de muchas palabras.

- Anita. -Me llamó.

- Dime.

- ¿Por qué sientes desprecio hacia mí? - me miró.

¿Por qué?

Era una buena pregunta.

¿Realmente la despreciaba?

- Wattson casi muere por tu culpa.

- Ella me perdonó. - me miró.

- Nos usaste.

- Me disculpe con todos, todos saben el porque lo hice... Sabes, es desesperante, me equivoqué Anita, por alguna extraña razón siento que te puedo llegar a agradar pero llegas con tu semblante serio, con tus palabras hirientes y frías. Entonces me doy cuenta que no es así.

- No me puedes obligar a que te quiera.

- Pudrete.

La mujer se levantó de su lugar y me dió la espalda.

- Es de maduros perdonar y superar, al paso al que vas, terminarás sola Anita. Descansa.

Andrade se marchó.

Dejé salir un suspiro.

Tal vez, solo tal vez, ella tenía razón.

Hate and Love [Lobalore]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant