Epílogo

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"Por orden del clan Ivanov, bajo el poder que nos otorga las leyes de los clanes, se ha exiliado al clan Smirnov de la asociación

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"Por orden del clan Ivanov, bajo el poder que nos otorga las leyes de los clanes, se ha exiliado al clan Smirnov de la asociación. Cada uno de los miembros del clan son considerados fugitivos de la ley Ivanov, por lo tanto, de encontrarse con uno de ellos, es mandatorio avisarnos sobre la locación."

Siento que me atoro con la carne cuando Julieta termina de leer el periódico robado.

Nicola pasa la mano por su rostro y deja el tenedor a un lado sobre la vieja mesa que está más para caerse que para aguantar el peso de los platos. No tengo ni la más puta idea de dónde Stefano la consiguió, pero no estamos para ser meticulosos con lo poco que obtenemos.

—Entonces, somos prófugos de la ley —anuncia.

Fano muerde su labio inferior —. Algo nuevo que contarles a mis nietos. Claro, si es que Thorum Ivanov no me corta la polla primero, por supuesto.

—¿Te comunicaste con las familias? —le pregunto a Nicola.

—Sí, todas están escondidas en diferentes partes del país —me cuenta.

—Es que sigo sin entender cómo es posible que todo nos esté saliendo de la puta madre —comenta Julieta. Se sienta a mi lado en la dura silla y hace una mueca —. Me voy a quedar sin culo uno de estos días.

—Perdón que no hayamos conseguido entrada al palacio de Buckingham —exclama con los ojos abiertos Stefano.

—Tenemos dos putos meses viviendo peor que los perros —espeto. La carne ha dejado un amargo sabor en mi boca. Dirijo los ojos a la morena sentada a mi lado —. ¿Esto qué es? Parece una lija.

—Pues perdón que no sea caviar, señor Smirnov.

—No he visto al gato que siempre ronda por aquí. ¿Te lo cocinaste? —Stefano toca con cuidado la carne sobre su plato.

—Ustedes dos son imbéciles de nacimiento. Como que sus madres no tomaron suficientes vitaminas.

—Basta. —Nicola se mete en la conversación —. No estamos para ponernos exquisitos con lo que comemos o dejamos de tragar, ¿entendido? ¡Sí! ¡Es carne de gato! ¡Mañana de rata tendremos también!

Stefano se vuelve verde —. Se me regresa el páncreas.

—Ese lo perdí en la comida de anoche —murmuro.

—Khal. —Nicola me mira con los ojos entrecerrados.

—Joder, estoy intentando alegrar un poco el día, ¿sí? —me defiendo —. No hay nada que podamos hacer. Jodidamente nada hasta que el otro hijo de puta se comunique con nosotros. Como que ya está tardando mucho, ¿no crees?

Julieta me golpea en la cabeza.

—La paciencia es una virtud, Khalid Dekani, ¿cuándo la perdiste?

Pasando Límites ©Where stories live. Discover now