Capítulo 3.

3 1 0
                                    

— Tienes salsa amatriciana regada por los labios. - Dice Luke riendo. — Pensé que no tenías tanta hambre.

— El hambre es algo secundario.

El hombre se confunde ante sus palabras con justa razón, pero ella no se presta para explicaciones.

— Luke.

Él la mira esperando a que siga hablando.

— La cena estuvo deliciosa, gracias por todo.

Él sonríe y toma su mano.

— No hay de qué, Caro. 

Ella le devuelve la sonrisa y ladea la cabeza.

— Pero es tarde y debo volver a casa.

— Te llevo.

Ella asiente mientras sonríe viendo como él se dedica a pedir la cuenta. Cuando la dejan paga, ambos se levantan y van hasta el auto de Luke para luego ir a casa de Caroline. No tardan mucho en llegar y antes de bajarse, Caroline se despide y agradece a Luke por la velada.

Caroline, ya en el calor de su hogar, se dispone a organizar todo para la hora de dormir hasta que unos golpes en la puerta le interrumpen. Camina hasta ella y la abre, cuestionando a quién sea que está en la puerta de su casa el motivo por el que está allí pero este no responde, al menos con palabras, porque de manera rápida, la toma por el cuello obligándola a entrar de nuevo en la estancia, tapa su boca y coloca bruscamente algo en su oreja, lo que luego nota que es un celular.

Hola, muñequita. ¿Pensaste que te librerías de mí? Tú siempre serás mía, díselo a ese policía de quinta con el que piensas que podrás reemplazarme.

La voz de Jerard ocasiona escalofríos en el pequeño cuerpo de la chica que de no ser sostenida por el hombre misterioso que entró, ya se habría derrumbado.

¿No estás feliz de escucharme, mi amor?

Sus palabras le producen miedo, pero más que todo asco.

— ¿Cómo me encontraste? ¿Cómo puedes llamarme? ¿Cómo sabes que estuve con él?

Las preguntas de Caroline salen expulsadas de su boca como una bala, sin dar de lleno en su objetivo.

  Siempre estoy cerca de ti, amor. ¿Cómo podría dejarte sola ahora que no puedo puedo protegerte?

Caroline ríe y contesta con sarcasmo una frase que le devuelven algo que de seguro no quería escuchar.

— ¿Tú me protegías? ¿De qué me iba a proteger un poco hombre como tú? ¿De qué te vieran como un celoso inseguro? Gracias por ahorrarme una vergüenza más.

Un suspiro al otro lado de la línea le asegura que su respuesta dio en el blanco, pero no obtuvo lo que quería.

Si quieres que te ahorre una vergüenza más puedo deshacerme de ese policía con el que andas.

— No te atreverías. 

No me tientes, bonita.

.


Hago memoria mientras me encuentro en la oscuridad de un cuarto húmedo. Escucho goteras que caen a mi lado y siento las salpicaduras mojar un poco mis muñecas, sin llegar a ser demasiado para que las magulladuras en estas ardan.

¿Qué pasó? Hay un hueco negro en mi mente que absorbe todos los recuerdos desde esa llamada hasta el momento en el que terminé aquí. ¿Conocía al hombre que entró en mi casa? ¿Me conocía él a mi?

Solo recuerdo la forma en que su antebrazo apretaba mi cuello y la forma en que mi garganta se cerraba tratando de obtener algo de aire, mientras escuchaba su asquerosa voz.

Pero yo respondí, ¿Cómo pude responder si me estaba ahogando? ¿Pasó antes? ¿Después? ¿Siquiera pasó?

Mi cabeza emite un dolor punzante en la parte de la coronilla y no sé si es por pensar tanto o por un golpe que he recibido.

Quizá sea ambas.

Lamo mis labios con la lengua en un intento desesperado de humectar su carrasposa y seca piel, y cuando lo hago un sabor metálico inunda mi boca; He bebido poca agua y comido casi nada. Algunas veces alguien viene a dejarme comida, no puedo verle, no sé si es él o otra persona, puedo sentir su asfixiante presencia, observándome, esperando que trate de intentar algo ¿Escapar? No lo creo, hace mucho que dejé de intentarlo, aunque no sepa exactamente cuanto llevo aquí, sé que llevo mucho tiempo. Tanto que perdí la noción del mismo.

Sé que alguien me golpeó, lo sé por el sabor de la sangre que provenía de mis labios rotos y el dolor punzante al tratar de abrirla, mismo dolor que siento en la coronilla de mi cabeza, ¿Con qué me golpearon? No lo sé, el golpe en la cabeza... pudo ser una botella, y el de mi boca, ¿Una cachetada, un puño? Quién sabe. Tampoco sé cuándo pasó... ¿Hoy temprano, ayer, hace una semana? 

Nunca había sentido que valía tan poco. 

No recuerdo la última vez que mis ojos vieron más que esta oscuridad, llevo una venda en los ojos. Tampoco la última vez en que pude alzar o mover libremente mis manos, están esposadas a algún tipo de tubo, argolla o extensión puesta específicamente para este uso. Tenerme prisionera.

Quisiera decir que aún recuerdo quién soy, pero ya no lo sé. 

No sé nada.

No veo nada.

No digo nada.

No siento nada.

Eso último. Mentira.

Sí siento, desesperación, miedo, vergüenza. Cada vez que quién entra se queda viéndome desde la puerta. Puedo imaginarlo. O imaginarla.

También siento odio, con él, conmigo.

¿Quién soy? 

¿Cómo llegué a esto?

Mi nombre...

Algo con C.

¿D?

¿O era T?

Siempre me grita que no necesito un nombre.

Con nombre o sin él sigo estando aquí, sin valor, sin esperanza.

La puerta se abre y escucho pasos pequeños caminando firmemente hacia mí. Luego, siento el olor de un perfume, femenino. Flores y alguna fruta, quizá cereza.

Pone algo en el suelo, una caja. El tiempo encerrada aquí hace que agudice mis demás sentidos.

Escucho que busca algo en ella, y luego parece encontrarlo. Escucho que se pone unos guantes de látex, luego, que agarra un empaque y lo abre, rasga algo. No sé qué es. El no poder ver lo que hace hace que mi pulso se acelere.

Escucho movimientos pero no sé que hace, sé que mueve las manos por el ruido que hace su brazalete subiendo y bajando.

— Relájate o te va a sentar mal.

La mujer vuelve a guardar silencio mientras le da pequeños golpecitos a algo. ¿Qué me va a sentar mal? No tengo tiempo para reaccionar cuando toma mi brazo y siento una aguja clavándose en el, deja un liquido frío que se esparce rápidamente, y luego, siento como vuelve a salir.

— Vas a sentir un mareo en un rato y luego te vas a dormir. No te asustes.

No tengo fuerzas y tampoco ganas para preguntar, me duele la boca y quién sabe si ganaré un nuevo golpe por hablar. Me acaban de inyectar algo que no tengo idea de qué es, debería estar asustada pero no lo estoy. Cualquier cosa puede ser mejor que esto.

Aunque también puede ser peor.







Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 23, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora