CAPÍTULO III: "¿Podrías soplar más bajo?"

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—Eh

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—Eh...hola, soy Jack, el vecino del frente. Sólo quería saber si podrías bajarle un poco el volumen a tu saxo, es que necesito descansar. 

Winnie lo observó de pies a cabeza, lucía una pijama oscura muy bonita, la cual le quedaba extremadamente bien, o eso creía ella. 

Estalló en risa en cuanto escuchó la propuesta de Jack. 

—¿Bajarle el volumen? ¡Qué gracioso eres! No le puedes bajar el volumen al saxo, a menos que soples bajo.

—¿Podrías soplar bajo, entonces?

—La verdad, no.—negó Winnie, el soplar bajo había sido una broma. La mirada de Jack se ensombreció un poco.—Pero descuida, dejaré de ensayar por el momento. También tengo sueño.

—Genial, mira.—Jack observó a la joven un tanto incómodo. No era una chica fea, pero su rareza al vestir dejaba mucho que desear.—¿Te parece si nos organizamos? Somos prácticamente tus únicos vecinos, a excepción de la anciana que vive en la otra esquina; pero estoy seguro de que si todas las casas de la cuadra estuvieran ocupadas, sin duda se quejarían de la bulla.

—¿De qué forma nos organizaremos, entonces?

—A eso voy. Yo salgo a las seis del trabajo; puedes ensayar de siete a ocho, si quieres, pero pasada esa hora, ya no mas bulla. 

Winnie meditó un poco en la propuesta de Jack. Sin duda era de mejor trato que el resto de chicos que vivían junto a él, además, se le hacía un chico muy inteligente.

—Está bien, pasada las ocho no más bulla. 

—Vale. Tenemos un trato, hasta luego.

Jack pudo notar que en la mirada de Winnie había aparecido un cierto brillo. Intentó esbozar una sonrisa incómoda y caminó de regreso a su casa. 

¿En serio ella le estaba dando miedo? Al parecer sí. 

—¡Ey! ¡No te vayas!—gritó Winnie a sus espaldas, mientras corría hacía el con una bolsa entre las manos. 

En ese instante, un notorio miedo  mezclado con fastidio, se hizo presente en el corazón de Jack, como una ligera sensación de sentirse acosado. 

—Eh... ya me voy Winnie.—respondió él sin detenerse mientras cruzaba la calle; sin embargo, al poner un pie sobre la acera, ella ya lo había agarrado del brazo. 

—Toma.—le extendió la bolsa con una sonrisa.—Las cultivé esta mañana para ti.

—¿P-para mí?—por alguna razón, el rostro de Jack le resultó muy gracioso a Winnie, así que luchó por contener la risa.

—Sí, para ti.

—G-gracias, Winnie.—respondió Jack, y tomando la bolsa, huyó hacia su casa a paso rápido.

Señorita Gales © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora