Acto II - La Sacerdotisa

19 5 2
                                    

La noche había caído, amparada por la luna, la solitaria Anne volaba con el viento golpeando su rostro. pensando en cómo pasar el rato trataba de escribir en su diario, hasta que una estela paso a su lado estrellándose estrepitosamente en el suelo dejando una densa nube de polvo, Anne no se espero ni un solo segundo para descender.

—¿Puedes venir acá un momento? —gritó una joven desde el cráter—. creo que me quedé atrapada en algo.

Anne de inmediato se deslizo hasta el fondo y logró verla a través de todo el polvo. una joven vestida con una capa blanca y con un velo gris cubriendo su rostro, su cabello negro cual carbón estaba alborotado por la caída y su blanca piel tenía incontables rasguños con su pierna atrapada debajo de una piedra.

—¿podrías sacarme de aquí por favor? —dijo la joven con prisas— tengo unos asuntos que atender en el reino.

—podría hacerlo —replicó Anne en un tono pícaro— ¿pero que me darás a cambio?

—Eres una bruja —afirmó la joven sin dudar— te puedo conseguir un permiso para acceder a las sagradas escrituras y a los archivos de la parroquia ¿te parece bien?

—creo que eso será suficiente —contestó ella—

Anne saco su varita y con cierta picardía pronunció las palabras.

—Leviraj

La piedra empezó a levitar por unos breves segundos, dándole tiempo a la joven para apartarse.
Sacudiéndose todo el polvo le dijo a Anne.

—gracias por ayudarme, mi nombre es Fortune, Fortune Darnare

—Anne Herzaus, ahora si me disculpas tengo que irme -dijo apurada-

Anne de un silbido llamo a la escoba y volvió a emprender vuelo sin preocuparse por la mal afortunada Fortune.

Ella pasó toda la noche volando sobre su escoba y al llegar el amanecer se detuvo en un pueblo para descansar hasta que la noche volviese a caer.

Anne y la niña del castilloOnde histórias criam vida. Descubra agora