Cualquiera pensaría que el energúmeno de ojos morados amante de la comida chatarra estaría feliz viendo feliz en su televisión las desventuras de las almas que quedaron atrapadas entre sus telarañas, pero todo cambia cuando los dioses deciden que de...
La humanidad a tenido una larga existencia en comparación a otras especies, a tenido siete millones de años de historia y hasta el momento no habían estado bajo la amenaza de que una raza inteligente quisiera destruir su civilización de manera sería, al menos hasta el día en que los dioses de diferentes panteones de reunieron en mi que era denominada como "Conferencia sobre la supervivencia de la humanidad".
Cómo lo hacían cada mil años el consejo de dioses se reunió en aquel gran salón para discutir acerca de la extinción de la humanidad, los dioses de todos los panteones de sentaron a discutir el asunto con otros de sus semejantes y tras un debate poco largo se llegó a una conclusión que resultaría fatídica para toda la raza humana.
Entre todas las personalidades que se reunieron estaba el dios hindú de la destrucción y la creación Shiva, la diosa griega del amor Afrodita y como líder del consejo de encontraba el dios griego del rayo Zeus, lo importante era que todos los dioses compartían sus opiniones acerca de la humanidad.
Shiva: dirigir a los humanos es un dolor de cabeza, después de eliminarlos deberíamos hacer evolucionar a otro animal —Dos de sus brazos de levantó mostrando las temidas equis rojas que mostraban que estaba dispuesto a destruir la vida humana—
Afrodita: siguiendo lo que dice Shiva-sama, los bosques son cortados, sus mares están llenos de desechos y petróleo —La hermosa diosa del amor levantó un pequeño cartel con una equis roja para demostrar que estaba a favor de que la humanidad fuera exterminada— por decirlo de alguna manera, los humanos son el cáncer de la tierra
Cada uno de los dioses levantaba su paleta con la equis roja para mostrar que estaba a favor del exterminio final, ponerle un fin a los siete millones de años de historia humana de una vez por todas y volver a empezar de nuevo su pequeño experimento el cual se les había salido de control desde hacía ya un largo tiempo sin que ellos lo supieran.
Aún cuando los dioses estaban debatiendo la posibilidad de destruir a la humanidad, en otra parte ya se estaba llevando a cabo una discusión para salvar a los humanos por al menos otros mil años, aunque estaba claro que quizás la cura para su extinción sería un veneno todavía peor que llevaba por nombre X y Zero.
Nadie pensaría que alguien estaría tan loco como para invocar la presencia de esos seres que en más de una ocasión amenazaron a todos los dioses con una guerra total en su contra solo para cumplir alguno de sus caprichos, ni siquiera eran originarios o residentes de aquella dimensión y de todas formas parecían disfrutar de entrometerse en los asuntos de la tierra para contradecir a los dioses.
En una habitación que se encontraba en aquel inmenso complejo dónde de reunían los dioses estaban reunidos Zero y su hermana X, ambos observando la reunión de los dioses desde sus teléfonos, estaban distraídos en comer los postres que les habían llevado por lo que no estaban prestando atención al veredicto de los dioses, al menos hasta que alguien entró a la habitación
A la habitación entro una joven mujer, para describirla era alguien hermosa, su cabello azul largo hasta la cintura y su vestido blanco, nadie en su sano juicio se atrevería a entrar a la habitación donde aquellos hermanos devoraban cualquier comida que consideraran deliciosa, pero ella no era exactamente alguien cuerda.
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