13

531 116 28
                                    

Guillermo una vez me dijo que la adrenalina de saber que en cualquier momento de interrumpirían le quitaba lo excitante a todo.

Y hoy puedo afirmarle que esa teoría no es cierta.

Mi mente solo puede pensar en lo bien que se siente esto y en lo excitante que es.

He sujetado mi cabello en un moño para que no estorbe, Ruggero se aseguró de que la puerta haya estado completamente cerrada y corrió las cortinas. Nos estamos preparando para algo.

Y no sé si es exactamente para que yo pierda mi virginidad o es simplemente para que el ambiente sea más íntimo y ameno.

Comenzamos desde cero, jugando con las sensaciones y emociones.

Nos acostamos en la cama y dejamos que todo comenzara con besos, luego incrementamos caricias y poco a poco, estas nos sabían a poco.

Con toda la paciencia del mundo le quité la camiseta y él bajó los tirantes de mi blusa dejando mis pechos al aire porque es de conocimiento general que tiendo a dormir sin sostén gracias a los consejos de la ginecóloga.

Paso a paso, el grado de excitación fue incrementando y yo dejé que sus caricias me llevasen al punto en el que quería estar.

Se deshizo de toda mi ropa y yo de la suya, hasta que una vez más le tenía sobre mí acariciando mi cuerpo y repartiendo pequeños besos por el mismo.

Siento sus labios bajar por mi pecho y vientre pero lo detengo antes de ir más allá. Él me mira y mientras escuchamos los gritos y fuertes sonidos de suspenso de la película que ven abajo, tengo que decir;

-Es que quiero probar algo nuevo.

-¿Algo como qué?

Mi mirada cae sobre su miembro, tengo miedo, he de admitir. Nunca he hecho esto, y claro que temo quedar como toda una inexperta, pero nada pierdo con intentar.

Me arrodillo frente a él y por su mirada sé que esto no era algo que él esperaba. Decido desviar mi mirada.

Leí en Internet que es mejor no sentirme presionada y dejar que las cosas fluyan y es lo que haré. Voy a dejar de lado mis miedos y me voy a apoderar de esta situación como solo yo sé.

Como si no fuese la primera vez que hago esto...

No recuerdo nada de lo que había leído, mi mente está en blanco y sin embargo mis acciones son hechas por pura inercia. Mi mano, con total seguridad y sintiéndome conocedora de lo que hace, toma su erección desde la base y escucho su jadeo.

Aún no quiero mirarle, no estoy lista así que solo muevo mi mano en un sincrónico movimiento que provoca sus jadeos. Me gusta llevar el control, y ahora mismo estoy sintiendo que lo llevo.

Trago saliva, estoy nerviosa, pero también la excitación hace que esto sea más fácil de manejar y que mis miedos se transformen en algo totalmente diferente.

Humedezco mis labios. La situación me sobrepasa, pero la falta de luz y sus jadeos me dan la confianza suficiente para dar un paso más allá.

Cierro los ojos, me dejo llevar por el morbo de la situación y pongo en práctica los escasos consejos de los sexólogos en Internet que recuerdo.

Puedes comenzar con la lengua como si fuera una paleta.

Recuerdo lo que había leído, lo mucho que me informé para ese momento y decido ponerlo en práctica.

Y como respuesta, obtengo mi nombre brotando de sus labios en un excitante gemido que me motiva a continuar.

Como dije antes, no tengo ni la mitad de experiencia necesaria en esto, pero intento que no se note mientras lo hago. Mientras disfruto de mi nombre siendo pronunciado por él de una manera que nunca antes había escuchado.

Inapropiadamente PeligrosaWhere stories live. Discover now