21.- En medio de las flores

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Los murmullos desesperados resonaban en su cabeza, constantemente, gritando una y otra vez lo que debía hacer, se sentía perdido mientras miraba su reflejo en el agua de color negro, completamente tintadas de la sangre de aquel monstruo que yacía muerto en el estanque, el hedor era tan horrible que incluso sentía ardor en los ojos.

Observó sus manos y retiro las vendas que tenían, revelando un profundo corte en cada palma, los cortes que se había hecho con la espada, la misma que ahora estaba en el fondo de ese estanque lleno de agua putrefacta.

Se quitó las prendas y las botas hasta quedar solo con su torso expuesto y tras respirar profundamente salto al estanque, y nado hacia el fondo.

Su vista se oscureció casi de inmediato, teniendo que mantener sus ojos cerrados, busco a tientas una vez llegando al suelo rocoso, tratando de encontrar desesperadamente esa espada. Subió a la superficie para respirar y se volvió a hundir, una y otra vez, hasta que finalmente tocó una superficie lisa y afilada, tomando la espada subió nuevamente y llegando a la orilla, ya bastante cansado se dejó caer respirando pesadamente.

Los murmullos se convirtieron en gritos, el mareo se intensificó y sintió un dolor recorrer todo su cuerpo a la vez que sentía sus meridianos ser recorridos por la energía resentida, se retorció por varios minutos, ahogando sus gritos de dolor hasta que finalmente perdió el conocimiento.

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Despertó de golpe, con la respiración agitada y el corazón latiendo desenfrenadamente, casi había gritado y miro a su alrededor dándose cuenta de que ya no estaba en la cueva, no estaba en Qishan, ahora estaba en un bote, acostado sobre el regazo de Lan Wangji, quien lo miro con preocupación.

-Wei Ying - Lan Wangji sacó su pañuelo y limpio el sudor en el rostro de Wei Ying y apartó unos mechones de cabello. -¿Sucede algo? - pregunto suavemente pasando una mano por su mejilla.

-No, no... No es nada - Wei Wuxian suspiro antes de sentarse y se aferró a Lan Wangji en un abrazo cálido - ahora estoy bien - Aunque Lan Wangji estaba preocupado e intuía que algo no estaba bien, no lo presiono para hablar, Wei Wuxian se lo contaría cuando estuviera listo.

-Ya estamos llegando a Gusu - En cambio eso fue lo que dijo. Wei Wuxian miro a su alrededor, notando por fin que se encontraban recorriendo el canal de la ciudad Caiyi.

Wei Wuxian se encontraba nervioso, pero a la vez muy emocionado por volver a su hogar, todo estaba tal y como lo recordaba, las personas recorrían el mercado con tranquilidad y alegría, al ver los botes de GusuLan llegar se reunieron a las orillas, gritando de alegría por la victoria y por tener de vuelta a los cultivadores, aunque en un número algo menor al que había cuando se marcharon, eso no disminuyó su felicidad, pues se esperaban tiempos de paz.

Wei Wuxian no pudo evitar levantarse para observar mejor, aunque la ciudad Caiyi estaba más bulliciosa que nunca, esto no molesto a nadie de la secta, en cambio disfrutaron del gozo de los ciudadanos que felices lanzaban flores a los cultivadores, algunos incluso reverenciaron y otros intentaban llamar la atención de los miembros de la secta. Incluso a Wei Wuxian, aunque este aún no portaba sus tunicas, sino únicamente su cinta, la cual Lan Wangji insistió en llevará puesta para que su tío no perdiera la cabeza; algunos de los mercaderes le conocían por ser un cliente frecuente, ya que Wei Wuxian se escapaba de vez en cuando a comprar cosas o simplemente recorrer el pueblo. A una joven en particular solía comprarle muchos nísperos, siempre llevando de más y compartiendo con los hermanos Lan y algunas veces a Lan Qiren y a otros discípulos; para disgusto de Lan Wangji.

La joven emocionada llevaba hacia la orilla una canasta llena de nísperos y sonriendo alegremente le grito a Wei Wuxian.

-¡Joven maestro apuesto! ¡Está de vuelta! - la joven no estaba enterada de la desaparición de Wei Wuxian, pero como no lo había visto en mucho tiempo se alegró de verlo nuevamente. -¡Esto es para usted, Joven maestro! ¡Es bueno verlo de nuevo! - la joven estiró la canasta tanto como pudo, pero no alcanzaba al bote, en cambio, caería.

Las flores en Gusu Where stories live. Discover now