Capitulo 694

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Narra Malú

Estoy tan contenta que solo me concentro en mirar la preciosa sonrisa de Gaby. En eso, y en las ganas que tengo de besarle ahora mismo. Nunca se me ha dado bien escuchar los sermones religiosos y mi propia boda no es la excepción.

+ Cielo.

Reclama mi atención en un susurro. Le miro culposa y lo único que hace es reír flojito. El si que sabe que no me entero de las palabras del sacerdote. Mi atención ha acabado con el discurso que ha dado Verónica después de unas preciosas palabras de Dana. Las dos me han hecho llorar.

+ Los votos.

Me ubica en la situación.

- Soy un desastre.

Me disculpo con mirada angelical.

+ Si.

Me da la razón, pero no puedo evitar reír con el. Si no tuviera las seiscientas miradas sobre mi, puede que le daría el guantazo que merece.

Sa: Malú.

Insiste en que acepte a este hombre como mi marido por el resto de mis días. ¿Cómo podría no hacerlo si estoy enamoradita perdida?

Sonrío ampliamente.

- Yo, Maria Lucía Sánchez Benítez...

= Mami, vestido princesa.

La vocecita de Lucía se roba todas las miradas. La nuestra incluida y cientos de carcajadas se escapan de las bocas de nuestros invitados. Varios "aw" enternecidos se elevan a voces.

P: Si, Lu, mamá lleva el vestido de novia.

Murmura dándole la razón a la niña que tanta ilusión ha demostrado por la prenda desde que se enteró de su existencia.

Sa: ¿Continuamos?

Propone tras la interrupción de la enana.

- Yo, María Lucía, te recibo como esposo y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Sa: Gaby.

+ Yo, Gabriel Martínez, te elijo a ti por esposa y me entrego a ti. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Sa: En el nombre de Dios os declaro marido y mujer.

No pienso esperar al "puede besar a la novia". Sus apetecibles labios me tienen deseándole desde hace rato, por lo que sin miramientos me lanzo a su boca como quien encuentra agua en el desierto.

- Por fin puedo llamarte marido.

Alardeo en sus labios.

+ Podías hacerlo hace tiempo.

Me recuerda gracioso.

- Te ha sentado fatal la ceremonia.

Golpeo su hombro apartándome risueña. Hoy la sonrisa no me cabe en la cara, como reflejo de la felicidad, que me desborda en el corazón.

+ Ven aquí, esposa.

Tira de mi volviendo a acercarme a él para callarme con otro beso que me sabe a gloria. Sus labios son lo más adictivo que he probado jamás.

+ ¿Crees que será necesario pasar por la fiesta o podemos irnos directamente al hotel y empezar con nuestra noche de bodas?

- Tu eres tonto.

Prometo.

+ Es que ese vestido me suplica que te lo arranque.

Ruedo los ojos. Está desatado.

+ Que va.

Se encoge de hombros recuperando algo de seriedad.

+ Estas increíble.

Promete.

+ Eres la mujer más bonita del mundo.

Me ruborizo.

+ Por fuera.

Me da un pico.

+ Y por dentro.

Sonríe sincero.

+ Y nada me podría hacer más feliz a que seas mi esposa.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora