XIX

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Hola Isa

Honestamente no sé si ir a verte y que veas estas dos últimas entradas mías...

Me da vergüenza que leas lo que escribí la otra vez.





Lo que sucedió... pues... casi que destruyo el cuadernillo donde estoy escribiendo todo esto.

Mientras escribía tuve un ataque de pánico, o bueno, mi tío lo llama ataque de ansiedad.





Fue una cosa espantosa.


Ese día estaba en casa de mi tío mientras escribía el diario, a la vez que lo hacía me di cuenta de todo eso y en menos de lo que podía percatarme estaba llorando e hiperventilando ( creo que así se dice ) casi que destruyendo las páginas siguientes a esa entrada y el diario en general.


Gustina escuchó mi llanto, estábamos solos en el apartamento en ese momento.

Yo recuerdo que me quemaba la cabeza de lo mucho que me hervía la sangre, los ojos me dolían como si me estuvieran enterrando agujas en ellos las lagrimas me brotaban como agua recién hervida y mi pecho dolía como si me estuvieran colocando tres cajas de las que levanta papá encima.




Ella acudió a mi e intentaba calmarme.

Respiraba muy acelerado y el corazón parecía que se iba a salir de su sitio.

Desafortunadamente para rematar, llamó a Ecta varias veces pero no contestaba, también lo hizo con Izeth y mucho menos.

Sabía que ellos ese día estaban ocupados y no podían estar conmigo. Por eso ese día me quedé con mi tío.

Ecta debía asistir a una reunión ( si, un domingo ) y adelantar trabajo urgente, añadido a eso dijo que le dedicaría lo que quedaba del día a Fran.

Por otro lado, Izeth, dijo que estaría ocupado con otros asuntos y diligencias familiares. Ha estado haciendo eso por un par de días al mes con lo que respecta el año, no lo había escrito y lo vengo hacer hasta ahora.

Lo curioso de eso, ya que lo pienso, las veces que lo veo después de un día como esos, es que llega con un perfume impregnado a la ropa, un aroma dulce parecido al de mamá y otro similar al de las niñas de mi salón.

Bueno.

Eso lo recordé por segundos, me hizo sentir aún peor hasta que me desmayé.

¿Te imaginas el tremendo problema, si solo fuera cambiado de opinión y  hubiera decidido quedarme con el abuelo ese día?






Estoy escribiendo esto sin saber si le diga a mi tío Jainer que me lleve o no a la cita.

Puedo mentir y decirle perfectamente que me siento mejor y no volver, como puedo decirle la verdad y que esto no se va con una simple conversación.

Se me agotan las razones ( o las excusas mejor dicho) por las cuales sentirme bien respecto esta situación que es la que más me importa.

Pero ya me di cuenta que esto no cambiará si yo decido hablar o no, porque al final del día, yo soy el hijo de ellos y no puedo decidir sobre quiénes pueden hablarle y con quienes relacionarse.


Esto va más allá que mi opinión, y mi opinión nunca estará sobre la tradición de ellos y de todos.

Mucho menos en qué hacerles sentir o no, porque ya me han demostrado que son los últimos en decidir, son los adultos después del todo y los adultos no se equivocan.

RED | Diario de BiancoWhere stories live. Discover now