Sed de luna [Chanlix]

IV

Felix sabe que está mal el hecho de aceptar a aquel otro vampiro.

Una parte suya comprende que, lo que está haciendo; es traicionar su propia creencia.

Sobretodo cuando el contrario está encima suyo, haciéndolo gemir con habilidad, luciendo tan maravillosamente espectacular.

Es débil, lo sabe. Lo comprende con tal facilidad que simplemente deja que su cuerpo fluya bajo aquellas estocadas que apuntan a su punto dulce, tan esplendorosamente.

Ojalá pudiera matarte, piensa momentáneamente, cuando se da cuenta de lo cerca que lo tiene, de lo rápido que sería poder desgarrar su cuello y de lo mucho que podría disfrutar aquello.

Sería recuperar aquella libertad que le fue arrebatada.

Tan sólo pensarlo, generaba una pequeña ráfaga de sentimientos diversos, todo se volvía un torbellino en su alma.

El sonido de su cuerpo sudado contra el contrario.

Felix lamenta tanto el hecho de estar disfrutando todo, lo odia con tanta fuerza que se dice que en estos momentos, seguramente se verá repulsivo ante el contrario.

Christopher luce grandioso, y Felix también lo odia, por robarle todo; por hacerle esto, por simplemente ser del otro bando y estar destinado a destruirlo.

Siente una mano ajena contra su rostro, y vagamente es consciente de los labios que invaden los suyos con firmeza, tanto deseo y pasión que le calienta el alma y le arranca vibraciones enteras.

No se siente capaz de negarse a todo, aún cuando el rencor se guarda en un lugar de su corazón. Él lo sabe, a pesar de lo mucho que está sucediendo en esos momentos; siente el placer invadirlo.

Él gime cuando los colmillos de Christopher se anclan a su cuello, y en lugar de sentir asco o querer alejarlo, siente que podría morir de lo bien que se siente.

Así que, como una consecuencia esperada, él termina teniendo un orgasmo que le arranca la voz y le hace hundirse en el cuerpo del contrario, que lo recibe con gusto y se encarga de lamer su cuello con calidez, haciéndole estremecer.

Suspira, sintiéndose derrotado.

Ya es tarde para fingir, se dice a sí mismo, mientras siente a Christopher salir de su interior. Gime como un reflejo, con el vacío en su interior a pesar de que no tendría que ser de esa forma.

No puede quejarse, porque al final; es algo que él igual añoraba con firmeza y, aunque quería negarlo, estaba ahí, junto a él, sin cortarle el cuello.

Respiró profundo, con calma. Sintiendo el cuerpo contrario levantándose de aquella cama en dónde ambos estaban, sin decir nada tampoco.

Felix no fue capaz de preguntarle cómo estaba, quizás era debido a que estaba procesando todo, tan vagamente como la primera vez que alguien murió a su causa y no era capaz de saber qué hacer o tan siquiera, de recordar su nombre para lamentarse.

Lo veía recogiendo su ropa y poniéndola de nuevo en su cuerpo bien formado. Tan blanco como aquellas leyendas de vampiros, con aquel cabello revuelto y hecho un desastre, esas manos y brazos que lo habían sostenido con fuerza y una habilidad tan extraordinaria que Felix le deseó con firmeza y se negó a ceder hasta que esos labios rojos le sonrieron con diversión y calor.

Felix se encogió contra el colchón, su cuerpo exigiendo que se levantará.

Ya no sentía el dolor que, con anterioridad; le recorría sin piedad. Su cabeza no parecía explotar y podía recordar a Hyunjin y Seungmin, quiénes seguramente podrían odiarlo por ser tan egoísta y tan tonto al entregarse a un jodido vampiro.