Capítulo 3🎆

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"Hay una grieta, en mi corazón
Un planeta con desilusión"

Cuando pase el temblor - Soda Stereo
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El corazón de Tyler se encontraba muy acelerado, se sentía como una bomba a punto de explotar que se encontraba cautiva en su pecho, pero que solo él podía escuchar. Por fuera, silencio. Desesperación. Culpa por haberle ocultado un secreto de semejante calibre a la persona que le había sido sincera toda la vida.

-Estos meses ha estado pasando algo más que distancia. He estado viendo a otra persona. -Al expresar las palabras su corazón comenzó a sentirse aliviado, pero aún quedaba la parte más oscura por ser revelada

-Charlotte, mí amante, está embarazada -musitó

La mandíbula de la oyente cayó al suelo. No podía creerlo, no quería. No quería creer que la persona que había amado por tanto tiempo, la persona con la que había formado una familia y una vida, la misma con la que experimentó muchas cosas por primera vez había estado con otra mujer, y mucho peor, había dejado una prueba de eso en su vientre.

Se sentía devastada, traicionada. Sentía sus ojos arder, signo de que sus verdaderos sentimientos amenazaban con aflorar, pero no los dejó. Tenía que ser fuerte

-¿Y que piensas hacer?

-Tener el bebé supongo -el pelinegro rascó su nuca- no creo poder cambiar eso

-Idiota -masculló- no hablo del bebé

Él se atrevió a levantar la mirada y mirarla a los ojos. Notaba el dolor presente en ellos.

-Realmente no lo sé. Creo que..

-¿La amas? -cuestionó sin más

-No -espetó. El alivio de la castaña fue evidente

-¿Estuviste con ella para obtener lo que yo no te daba? -asintió

-Sabes que hay otros métodos, Tyler -espetó

-No es lo mismo y lo sabes

-Tienes razón, pero eso no te da derecho a ir por otra mujer

Hubo un silencio a la par que él desviaba los ojos de Anne. Odiaba encontrar su mirada cuando estaban discutiendo, esta se volvía tan fría y sus ojos perdían el brillo que tanto los caracterizaba.

-¿Y ahora que harás?

-No lo sé. Irme a bañar, supongo -ella miró hacía otro lado con fastidio debido a la inútil respuesta que acababa de obtener

-¿Qué les dirás a los niños? Merecen saber la verdad

-Deja de llamarlos niños

-Deja de evitar mi pregunta -escupió

-No lo sé, no creo que les vaya a decir no quiero que obtengan tal imagen de su padre

-Siempre les hemos dicho la verdad y lo sabes, eso no tiene por qué cambiar ahora. Piensa bien lo que vas a hacer, pero mañana te quiero con tus cosas fuera de la casa. No deseo verte. Que descanses. -se fue, dejándolo con con las palabras en la boca.

El corazón del mayor se encontraba aliviado por haber confesado pero su conciencia no, se sentía culpable. Sentía un enorme peso, el peso de ser la razón por la que su familia se separa, sabiendo que a partir de ahora todo cambiaría.
Lo había echado de la casa, del lugar dónde vieron a sus hijos crecer, dónde se vieron a ellos mismos crecer.
No podía más. Se fue a bañar para luego acostarse a dormir, en un intento por escapar de él mismo.

Anne se fue al ático, lugar que le pertenecía a ella sola. Allí estaba consigo misma, con sus pensamientos, con sus sentimientos.

Tenía ese lugar a placer, con fotos, luces, libros y una pequeña cama llena de almohadones. Se acostó, sientiéndose abrazada por las almohadas provocando que sus sentimientos amenacen nuevamente con salir, esta vez permitiéndolo.
Intentaba que el dolor que la atormentaba hace meses desapareciera por lo menos por un instante, pero lograba atenuarlo tan solo por unas horas.
Las lágrimas corrían por su rostro sin descanso alguno, dejando una línea de fuego tras de ellas.

Se sentía traicionada por la persona que más había amado en este mundo, la persona por la que había dado muchísimas cosas, la misma con la que había creado una familia. Ese ser que la comprendía más que nadie y la conocía como nadie más, no podía creer lo que había hecho, la bala había entrado dónde más le dolía.
Al menos no amaba a la otra mujer, o al menos eso quería creer, aunque ya no confiaba tanto en sus palabras.

Se levantó y fue a la cocina a buscar una copa de vino tinto. Quería evitar ese lugar a toda costa ya que le recordaba a la situación ocurrida hace apenas unas horas, pero también había muchos recuerdos presentes en este ambiente, provocando miradas de nostalgia por parte de la castaña.

Se consumía la cabeza pensando qué hacer, sabiendo que la situación no dependía enteramente de ella.

Bebía el contenido de la copa mientras que recorría la cocina con la mirada en busca de recuerdos, hasta que un objeto filoso detuvo su búsqueda. La idea de atentar contra la vida de su todavía esposo había empezado a cobrar sentido, pero inmediatamente sacudió la cabeza en un inútil intento de deshacerse de ella.
Consideraba otras ideas como el divorcio, la más probable de ocurrir así también como hablar las cosas y poner un punto final de buena manera y que cada uno siga por su lado.

Confiaba en que iba a optar por las últimas dos opciones, pero no sabía que en realidad optaría por la primera.




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