A veces sueño que soy diminuta,
tan sensible y desganada.
En mi sueños
todos se gritan
y me culpan,
siento la desesperación,
me duele el pecho
y estoy sola,
sola
pero rodeada de gente.
Despierto
y me digo que solo es un sueño,
intento calmarme
pero la sensación no se va.
Es el dolor
el que me grita
y la angustia
quién me oprime el pecho.
Es el pasado el que me duele
y el futuro quién me aterra
y eres tú quien me libera.
Las lagrimas corren
cuando recuerdo el ayer,
mis manos tiemblan
cuando pienso en el mañana.
No quiero vivir
o quizá
no quiero sufrir
y es que
al final de todo
simplemente son sinónimos,
el antónimo
termina siendo tu nombre.
A tu lado mi vida mejora, creo que veo un poco de color.
Esta mañana,
al salir de mi sueño,
tus cálidas manos
estaban sobre mi cuerpo.
Mi pecho ya no sentía esa presión
y mi garganta
dejó de doler por la desesperación.
Te necesito a mi lado
porque la soledad
despierta a la voz en mi cabeza
y es ella la que me atormenta.
Soy yo quien me enfrenta.
