Rey con manos de artesano (LuisxMaría)

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¡Hola lectores! Espero que se encuentren bien uwu

Esta vez, les traigo una de mis temáticas favoritas sobre Luis: su afición por la cerrajería. Creo que es el one-shot que mas me ha gustado escribir así que aquí se los dejo. 

Disfruten la lectura. 

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Hubo un tiempo en el cual la timidez de Luis la había aburrido, pero ahora después de pasar tanto tiempo juntos, trabajando para mejorar la vida de la gente de Francia, María apreciaba más el carácter de su marido. Tal vez era porque había madurado un poco, pero el ver a Luis con esa suave sonrisa y el escuchar su voz amable la llenaba de una paz que nunca había sentido.

Antes la falta de afecto y pasión la había frustrado, pero ahora atesoraba los cálidos abrazos y los ocasionales besos que el rey se atrevía a darle. Intenta no agobiarlo mucho con sus propias demostraciones de afecto, pero a veces simplemente solo quería quedarse un rato en los brazos de su esposo, abrazándolo con fuerza. Y parecía que Luis también había aceptado esa parte de ella, porque le devolvía el abrazo con la misma intensidad y a veces, llegaba a susurrarle cariñosas palabras que antes no se atrevía a decir por pena.

Pero el cambio más grande, era que pasaban más tiempo juntos. A pesar de que tenían que resolver más problemas, a pesar de que la carga de trabajo había aumentado considerablemente, María hacia todo lo posible por pasar un poco de tiempo libre al lado de Luis. Y sus esfuerzos tuvieron su recompensa.

Luis pasaba mucho tiempo en un taller que había creado en el palacio de Versalles, y lo que salía de ese lugar siempre lograba asombrarla, pero lo que más la maravillaba era ver a su esposo trabajar ahí. Ver la habilidad de las manos de Auguste, la delicadeza con la que manejaba los materiales más finos, la fuerza con la que manipulaba las piezas metálicas siempre la asombraban.

Pasaba mucho tiempo ahí, por lo que el rey había ordenado llevarle un par de muebles para que estuviera cómoda. Así era como María pasaba varias tardes fingiendo leer mientras observaba la concentración de Auguste. Y el sentía la intensa mirada de su mujer, aunque fingía no darse cuenta de ello. Verla ahí de reojo, saber que se interesaba por aquello que lo hacía feliz lo inspiraba aún más, lo que con el tiempo derivó en creaciones más elaboradas y hermosas.

—¿No te gustaría intentarlo? —le preguntó un día que la mirada de María era especialmente intensa, ya ni siquiera sostenía el libro para guardar las apariencias. María se sonrojó un poco al saberse descubierta.

—Yo...no quisiera arruinar tu trabajo —-respondió, pero aun así se acercó a la mesa de trabajo de su esposo.

—Creo que no podrías arruinar nada aunque te lo propusieras —dijo el amablemente, ayudó a María a sentarse en un banco y le mostró las pequeñas piezas de cobre que debían ensamblarse, aunque antes se aseguró de que ninguno de esos pequeños artefactos fuera a lastimar las delicadas manos de su mujer.

Pasaron los minutos y ahora los roles se habían invertido, María se esforzaba por hacer que aquellas pequeñas piezas embonaran mientras Auguste la veía embelesado. María casi había terminado de ensamblar aquel pequeño objeto. Solo había una pequeña pieza que se le resistía.

—Casi acabé —dijo mirando a Auguste, quien se enterneció al ver la pequeña mueca de frustración que hacia su mujer, así que se acercó a ayudarla. Se paró detrás de ella y tomó las manos de su mujer entre las suyas.

—Mira, el truco es aplicar un poco de presión antes de embonar esta parte —dijo amablemente, María lo intentó nuevamente, ahora guiada por las manos de su esposo y esta vez, la pieza embonó a la perfección. María sonrió al ver el trabajo terminado y volteó a ver a su esposo. Sentía la calidez de las manos ajenas, así como la fuerza que tenían y algunas asperezas que había ganado al trabajar tantos días en ese taller.

—Haces piezas muy bellas —murmuró observando a su marido con cariño, quien desvío la mirada, ligeramente avergonzado, pero ella continúo hablando con una pequeña risa —Aun recuerdo esa cerradura con forma de ardilla que me mostraste aquella vez. Creo que es de mis favoritos.

—Tú tienes mucha habilidad, María —dijo el elogiando el trabajo que acababa de hacer. María solo se encogió de hombros —Seguramente has aprendido mucho solo con observarme todos los días —y ese fue el turno de María de desviar la mirada, avergonzada.

—No parece disgustarte la idea —murmuró, Luis solo rio un poco antes de besar la frente de su reina, feliz de que estuviera a su lado.

Y así pasaron los meses, a pesar de que por momentos la situación de Francia parecía empeorar el taller no quedo olvidado. Era más frecuente ver a la reina sosteniendo una llave en sus manos, pero definitivamente prefería ver a Luis trabajar, con su mirada brillante por la concentración, con esa pequeña y dulce sonrisa que ponía cuando algo salía bien después de tanto trabajo, y esos eran los momentos en que María más se sentía afortunada, pues cuando Luis quería presumir su trabajo, la miraba a ella y solo a ella.

Y cuando tuvieron que huir de Francia, cuando tuvieron que trabajar como simples plebeyos, María se sintió dichosa. Dichosa al saber que Auguste ya no cargaba el peso de un país sobre sus hombros, dichosa al verlo trabajar cada día en aquello que lo apasionaba, dichosa al saber que las manos de su marido cada día tenían otro callo y otra aspereza ganadas por el trabajo duro y satisfactorio de un verdadero artesano.

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Se que esta muy cortito, pero no tenia nada mas que añadir. Los demás capítulos van a ser mas largos uwu

Iba a mencionar en un par de ocasiones el hecho de que "María" viene de otra dimensión, pero quedaba un poco anticlimático, tal vez luego haga algo pensando en esa parte. 

Gracias por leer 💖

Relatos de Versalles (One-Shots Time Princess)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora