❌Capítulo 3❌

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Llego al bosque y me voy por los alrededores, buscando aquel lugar lleno de color, pero simplemente no lo encuentro.

Tampoco veo más bolas de pelos, estaba encariñándome con aquel conejo chiquito, pero Bryan lo mato.

Son las 3 de la tarde maso menos, el sol está un poco fuerte, pero corre viento.

Camino nuevamente por un lugar que no había ido antes, pero llego al corazón del bosque otra vez y lo veo ahí parado mirándome fijamente.

La verdad no sé porque la gente me tiene miedo, debe ser por mi hermano supongo.

Tengo facciones suaves y de niña solo que... soy distinta.

Lo miro fijamente, hoy trae una remera azul, pantalón gris y zapatillas negras.

Lo saludo y él solo me da un movimiento de cabeza.

Lo miro y no dice nada, talvez solo le caigo mal o no lo se.

Puede que sea tímido, este chico me causa curiosidad y mi pecho late de una forma distinta, es como si con él si sintiera sentimientos o no se.

El tiempo pasa volando y me voy a mi casa quedándome con un sin sabor por no saber nada del chico misterioso.

Llego a casa y veo a Bryan muy sonriente.

Me acerco a él y me dice que jugara conmigo como nunca antes lo ha hecho, no tengo miedo y lo sigo.

Caminamos por el bosque oscuro y llegamos a una especie de cabaña abandonada.

Bryan rompe mi vestido azul floreado y chupa mis pechos.

Esta hambriento, yo lo sé, se cómo saciar su hambre solo tiene que poseerme un poco más y esto se acabara.

Bryan me carga y con pasos torpes logra entrar a la cabaña me deja en el suelo sucio y frio y baja mis bragas para que me coma la vagina.

Bryan chupa como si fuera algún manjar y luego se baja los pantalones y veo a su pene dispuesto a penetrarme.

Se echa un poco de saliva a la mano y lo pasa por mi ano, hoy le apetece sexo anal.

Lo mete de una sola estocada y la verdad es que no siento nada, ni dolor ni satisfacción.

Bryan sigue bombeando hasta que todo su semen se queda en mi culo.

El termina se sube el pantalón y me ayuda a levantarme, así juntos nos vamos a casa y me voy a mi habitación como si nada hubiese pasado.

Entro a mi habitación y la rutina es la misma de siempre, ya no sé qué más hacer.

Dormir nunca fue una opción, ser libre tampoco lo es.

Recuerdo que la primera vez que Bryan y sus amigos jugaron conmigo al día siguiente escape y me escondí en el bosque, a las pocas Horas Bryan me encontró y me dio la paliza de mi vida.

Desde ese momento deje de intentar escaparme, no tiene caso, el bosque siempre me delata y siempre me encuentran.

No hay nada que yo puedo hacer para ser libre, lo único es que me escape de este país, pero aún tengo 16 años, debo cumplir 21 para tener la mayoría de edad y poder viajar sola.

Me quedo en mi cama sin hacer un solo movimiento, mis parpados pesan y me niego a cerrarlos, aunque pensándolo mejor tal vez hoy también siga el sueño.

Cierro los ojos y me quedo dormida al instante.

«El niño crece de una manera imposible, es como una versión de mi hermano, pero mas pequeño. La niña llora y el padre la abofetea.

—Es mi turno —dice el niño que ahora es adolescente

Ambos tocan a la niña y la penetran, la señora de cabello negro solloza y tiene las manos amarradas y el rostro morado.

La han golpeado.

Mi cuerpo no puede moverse, pero siento una inmensa rabia al ver lo que le hacen a la niña. La madre se mueve lentamente y agarra una piedra estrechándolo en la cabeza del señor.

Este cae y la sangre queda salpicada en el rostro de la niña»

Me despierto y no hay sudor ni agitaciones, esta vez no sentí nada.

A veces creo que he dejado de ser un humano, mi cuerpo es como un títere y nada mas

Hago la misma rutina y salgo al bosque porque hoy no desayuno. A lo lejos veo a una bola de pelos y corro hacia ella.

—Ven aquí —demando

La bola de pelos me mira y mueve la nariz de arriba para abajo.

—¡Ven! —exijo

La bola de pelos me mira y se larga como si no le importara que yo lo llame, eso solo logra enfurecerme.

Intente ser buena, pero esta bola de pelos no me deja otra opción.

Camino sigilosamente y encuentro a la mamá conejo con sus crías.

Me acerco y saco un pequeño bocadillo de mi mochila.

—Vengan aquí conejitos —los llamo y ellos se acercan.

Sonrío y agarro al conejo que se me escapo.

Lo reconozco porque tiene una mancha negra en la cola y los otros no.

—Te tengo pequeño demonio —le digo y me voy dejando a los otros con su madre

Camino con el conejo y los leñadores me ven, les sonrío angelicalmente y sigo mi camino.

—Tranquilo pequeño demonio que aun no te mataré —digo y llego a casa

Al entrar veo a Bryan en la cocina y esta con una olla.

¿Qué se supone que esta haciendo?

—Hola hermano —saludo

—Siéntate que vamos a desayunar —me dice

Me siento y no digo nada.

Deben ser las 12 del día y piensa desayunar, que raro que esta Bryan hoy.

Bryan me entrega una taza de café y algo de huevo con tocino.

—Disfrútalo —dice y se va

Como lo del plato para así ya no almorzar y poder guardar ese dinero para un día más.

Me pongo a jugar con el pequeño demonio y se hace de tarde.

—Salgamos —le digo al pequeño demonio y ambos salimos de casa

Camino por 30 minutos y llego a ver al chico misterioso.

Ambos no miramos, pero su mirada se fija en el pequeño demonio que llevo en los brazos.

Frunce el ceño como preguntando ¿Qué es lo que tienes en los brazos?

Lo miro y le doy la sonrisa mas adorable y me alzo de hombros.

—Eres perfecta —dice y su voz es extremadamente grave.

Lo miro y es como si nada más importara...solo él y yo.

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