11. GRUÑÓN

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11. GRUÑÓN

-Gegeeeee, llévameeeee.

La voz en tono lastimoso pero feliz de Wei WuXian retumbó cuando alzó las manos hacia Lan SiZhui pidiendo brazos.

El joven discípulo de GusuLan acabó sonriendo y levantándolo, ignorando categóricamente la discusión que se oía a su espalda mientras escuchaba como el pequeño suspiraba y se colgaba de su cuello.

-¡He ganado yo!

-¡Qué te crees tú eso, Joven Ama!

-¡Te he robado casi todos los pollitos!

-¡Tramposo, sabes jugar más que yo!

-¡Eres lento!

Jiang Cheng frunció el ceño mientras contemplaba la discusión y acabó pinzando su entrecejo. Dejó escapar un suspiro. Sin lugar a dudas, su sobrino y Lan Jingyi podían discutir horas y horas sin cansarse.

Lan SiZhui ignoró a los dos escandalosos y acarreando en brazos a Wei WuXian, se acercó hasta él y su segundo.

-¿Cansado?

El discípulo de GusuLan parpadeó al escuchar aquella pregunta de los labios del Líder de Yunmeng Jiang que sin embargo, continuaba observando a Jin Ling y a Lan Jingyi como si no les prestara atención. Wei WuXian se movió y alargó una mano hacia él. Lan SiZhui vio como de inmediato Jiang Cheng le devolvía los molinillos que había custodiado mientras jugaban.

-¿Estás cansado, A-Xian? -repitió la pregunta de Jiang Cheng el discípulo de GusuLan reclamando una respuesta -. El Líder Jiang te lo acaba de preguntar.

Wei WuXian sopló aparentemente sin hacer caso las aspas de los molinillos, que voltearon de inmediato.

-A-Xian no está cansado -declaró.

Pero pese a sus palabras, bostezó y apoyó la cabeza en el hombro de Lan SiZhui.

-Maestro Sandu me ha comprado dos molinillos -murmuró agitándolos.

-Sí, ya lo veo.

-¿A qué jugamos ahora?

-¿A qué quieres jugar? -planteó Lan SiZhui.

Jiang Cheng arqueó una ceja al oírlo.

¿En serio lo había dicho? ¿Seguir jugando?

-¿Vamos a buscar a ranita? -sugirió cerrando los ojos -. Quiero enseñarle mis molinillos.

Lan SiZHui sonrió. No quería volver a acabar remojado.

-Ranita estará con sus parientes nadando, mejor no la molestamos.

Wei WuXian hizo un mohín y se frotó los ojos. Su mano empezó a descender lentamente. Su respiración empezó a regularizarse. Lan Sizhui lo escrutaba atento. Jiang Cheng alargó la mano silencioso para agarrar los molinillos antes de que los soltara... pero sorpresivamente el pequeño se enderezó, casi estampó los molinillos en el rostro, obligándolo a dar un paso hacia atrás y anunció:

-¡El primero corre, el segundo persigue!¡A caballito! ¡Más cometas!

Jiang Cheng y Lan SiZhui lo contemplaron sorprendidos. Hasta aquel instante parecía más proclive a quedarse dormido en brazos del segundo que empezar un nuevo juego.

-Se acerca la hora de la cena -anunció Jiang Cheng.

En cuanto aquellas palabras llegaron a los oídos de Wei WuXian, sonrió.

Un loto traviesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora