7.

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POV   Tori Vega.

Mis muslos, al igual que la punta de los dedos de mis pies se estaban congelando. Lo único que cubría mi cuerpo era una liviana frazada de seda que había heredado de mi abuelo. Estaba sentada al lado de una ventana, mis rodillas tocaban mi pecho y parte de mis senos. Mi cabello rozaba mi espalda, dándole cierto calor, en verdad estaba helada esa noche. Lo único que me daba una temperaturas agradable era el cigarrillo que estaba fumando.

Al lado mío, o mas bien, a unos cuantos pies, estaba Beckett. Su rostro dormía profundamente y su brazo rodeaba una almohada gigante que yo me ocupaba de poner cuando terminabanos de tener relaciones. En ese instante habíamos terminado, por eso yo estaba semidesnuda, claro está. Solo tenía mi brasier y mi ropa interior. Me dolía la cabeza y la nuca. Me pesaba mantenerme despierta, pero quería hacerlo. Una pregunta rondaba mi cabeza, y tal vez, Beck podría responderla.

Mientras esperaba, pensaba en Jadelyn. ¿Qué es lo que ella quiere de mí? Para muchos la respuesta será fácil, pero para mí no. No soy amante de la confianza, no simpatizo con la idea de dejarme llevar.
Me dirán complicada, pero créanme, no es así.
Para una persona como yo, que alguien se acerque con buena onda (y sin esperar nada a cambio) es sospechoso.
En cierto punto... dolía. Sí, dolía mucho.

Tragué saliva.

Horas Antes.

Na, pero también hay un collar que uso siempre-. Colgaba en mi cuello. -Es de oro y lo tengo desde que tengo memoria. Jamás falta en mis eventos desafortunados-. Lo tocaba con la yema de mi dedo pulgar.

-¿Eventos desafortunados?-

-Sí. Me da una calma que ninguna otra cosa me da. Es como una energía bonita. ¿Nunca lo has sentido?-

-Creo-. Se llevó una cucharada del postre a la boca. -Pero nunca al 100%-.

-¿Ah no?- Me llamó la atención.

-Nop... ¿cree que haya algo malo conmigo?- Hizo un puchero.

-No. Al contrario-. Nos detuvimos. Ella me miró. Sus ojos destellaban tristeza. -Tú no lo sientes en totalidad porque tú la cargas-. Dije. -Tú eres esa energía bonita-. Me observó y poco a poco una hermosa sonrisa se asomó ante mí. Hubo un momento de silencio.

-¿Puedo comentarle algo?-

-Claro-.

-Es lo más bonito que Little Apple me ha enseñado-. Recuerdo perfecto como mi corazón, ese que consideraba bastante tranquilo hasta ese momento, comenzó a a acelerarse tan idiotamente.

Detuve mi paso mientras mi lengua jugaba en mi contra. Realmente no sabía que decirle, ni siquiera entendía que se pasaba por mi cabeza en ese instante.

-¿D-de verdad?- Como una niña dejándose columpiar, me sentía... feliz.

Asintió.

-¿P-por qué... piensas eso?- La taza de helado iba a resbalarse de mis manos. Si no fuera porque el frío endureció mis dedos, la hubiera tirado.

-Porque lo siento. En verdad-. Sonrió. -Es espontánea, graciosa, inteligente-. Sacudía suavemente su cabeza mientras buscaba adjetivos. Relamí mis labios. La conversación me estaba avergonzando. No estabas acostumbrada a recibir halagos.

-Adoro escuchar mentiras-. Bromeé tirando la taza de plástico en un cesto. -No creo que sea cierto, pero gracias-.

-Créalo, porque lo es. Cada cosa-. Comentó imitando la acción. -¿Qué quiere hacer ahora?-

𝓔𝓷 𝓵𝓸𝓼 𝓽𝓮𝓳𝓪𝓭𝓸𝓼 ~  Tori Vega (+Jade West) Where stories live. Discover now