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No estaba seguro de cómo llegó a su hogar, sabía que se disculpó rápidamente con Namjoon pidiéndole que hiciera lo mismo con Jimin porque había surgido un imprevisto y no iba a poder quedarse más tiempo. 

Después de eso, todo el camino a su hogar fue un borrón, su cabeza no paraba de reproducir la escena que vivió en el hospital, agregando otras imágenes que su cerebro creó para torturarlo. 

Apenas llegó se dirigió a su habitación para sacar las maletas de Jeongguk y todas las prendas que guardaba allí. Sus objetos personales y de aseo fueron guardados en un bolso de mano, no quería quedarse con nada de él. No necesitaba darle una excusa para que se acercara, por lo menos en un buen tiempo, sabía que tarde o temprano tendría que volver a verlo, pero prefería que fuera más tarde que temprano. 

El estar acomodando cada prenda de la persona que quería para no volver a tenerla cerca le dolía en el pecho, inconscientemente las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas cayendo directamente en la maleta. Tapó su rostro con sus manos y lloró todo lo que se contuvo en el hospital, sentía la necesidad de estar cerca de Jeongguk. Deseaba poder abrazarlo y hundirse en su pecho, que el calor de su cuerpo lo resguardara de cualquier brisa otoñal, realmente deseaba no haber escuchado la conversación de Cyril y Jeongguk, así por lo menos hubiera sido ignorante de la situación un poco de tiempo más. 

Acarició su estómago, en busca de cualquier tipo de consuelo. 

No tendría a Jeongguk cerca, pero por lo menos una parte de él siempre estaría con Yoongi. 

—Papi se siente un poco mal ahora, pero tú tienes que ser fuerte, ¿de acuerdo, hijo? 

Le aterraba que sus fuertes emociones repercuten de alguna forma en su embarazo. 

En cuanto su llanto cesó, se puso de pie nuevamente para seguir con la tarea de empacar las cosas de Jeongguk. Bajó una por una las maletas y antes de que pudiera terminar de dejar la última en el piso, el timbre sonó. 

Su corazón se revoloteó dentro de su pecho, sabiendo de antemano quién llamaba a su puerta. Tomó profundas respiraciones para buscar su tranquilidad, con pasos lentos se dirigió a la entrada y abrió la puerta. 

Allí se encontraba el autor de sus suspiros y de su llanto. 

—Yoongi. 

Sin poder mirarlo a los ojos, bajó su cabeza y le dio paso para que entrara. 

—Allí están tus cosas. Los materiales de pintura no los saqué porque son demasiado pesados. 

—Está bien… yo, pasaré a buscarlos. 

—De acuerdo. 

Jeongguk cerró la puerta detrás de sí y se dirigió directamente a la habitación que habían destinado para las pinturas y demás cosas que el castaño usaba. Yoongi se refugió en la cocina, no quería ver cómo su casa nuevamente quedaba vacía y sin la presencia de Jeongguk. 

No estaba seguro de cuánto tiempo pasó, se mantuvo sumergido en los recuerdos, su mente perversa lo llevaba desde los momentos más felices que compartió con el castaño hasta los más tristes y desolados. Para cuando volvió en sí, Jeongguk lo llamaba desde la sala. 

—Ya está todo listo… uhm—El hombre rebuscó entre sus bolsillos. —Aquí está la llave de la casa. 

—Quédatela. —Yoongi dijo sin pensarlo. —Por si hay una emergencia. 

—De acuerdo. —Jeongguk volvió a meter en su bolsillo las llaves. Lo vio dudar, dio unos cuantos pasos en reversa, sin dejar de mirarlo. —Me iré ahora. 

Pregnancy || KookGi  Where stories live. Discover now