XX.

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—Nada tío, Amalia me está preparando una fiesta para mi cumpleaños y vino a invitar a mis amigos —dice Mario— ¿Qué haces aquí tío?

Solo vine para almorzar contigo y también para felicitarte por tu cumpleaños, pero puedo ver que la señorita Ramos ya me ganó.

—Hola Señor Ramsés, tome una invitación y usted también está invitado en mi casa mañana por la noche.

—Puedo hablar con usted en privado Amalia —me dice Sebastián muy molesto.

—Ahora no puedo Sebastián, estoy con mi mejor amigo.

—¿Qué pasó con el beso? —Reclama el amigo de Mario. Esta es mi oportunidad de poner a Sebastián celoso, estoy a
punto de besar a Mario, pero llegan cinco chicas porrista y hermosas a hablar con Sebastián, y el claro que no puede decir que no, siento en este momento lo mismo que sentí en el restaurante, me siento realmente molesta.

—Toma Mario y termina de repartirlas tú —le digo a Mario entregándole las invitaciones.

—Tomo a Sebastián de la mano, todos quedan asombrado y me lo llevo conmigo.

—Amalia ¿A dónde vamos? Me romperás el brazo —se queja por la fuerza que ejerzo en él.

—¡Dame las llaves! —Le grito muy molesta. Sebastián me da las llaves rápidamente.

—Rápido sube —le digo— mientras entra al auto, el sube en el asiento del copiloto.

—Amalia, no sabía que podías conducir.

—¡Callate! —Le grito muy molesta.
Durante el camino en la carretera no digo nada, siento que en cualquier momento podría explotar.

—Amalia: ¿a dónde me llevas me vas a secuestrar? —Me pregunta Sebastián con un tono de voz sensual, que
realmente me mata.

No le contesto y estacionó el auto a la orilla de la carretera,
me desabrocho el cinturón de seguridad y me siento en sus
piernas.

—Sebastian: No quiero que estés con nadie más —le digo mientras lo veo directamente a los ojos.

—Tú estabas a punto de besar a Mario ¿Cómo crees que yo me siento Amalia?

—Y tú siempre tienes que ser así: Sebastián.

—Tú eres la que siempre me saca de mi mismo Amalia.

—Siempre se acercan muchas mujeres a ti, que no tienes boca para decir que no.

—Estas celosa Amalia —me dice Sebastián con una sonrisa maliciosa.

—No estoy celosa pollito frito.

—Solo tienes que decir que yo soy tuyo y que tú eres mía y no me vuelvo a acercar a ninguna otra mujer, es mi promesa. No puedo aguantar más, no sé que es lo que acaba de decir, solo veo sus hermosos y apetecibles labios moverse.

Tomo su rostro con mis manos, y uno mis labios con los de él,en un beso apasionado, sintiendo a detalle su lengua, puedo sentir otra vez su erección entre mis piernas.

—No quiero que estés con nadie más —me dice Sebastián entre mis labios.

—Ni tú con nadie más Sebastián —Le digo mientras acaricio su rostro.

Estoy adentro del auto con Sebastián, no sé que es lo que me pasa que cuando estoy con él, pierdo todo sentido de razón acaricio su rostro mientras en beso continúa, probar sus deliciosos labios es el detonador para llegar a mi máximo placer.

TAN SOLO UNA NOCHEWhere stories live. Discover now