XXVIII.

2.1K 131 1
                                    

Maratón 3/7.

—Ayer te dije Amalia, que cuando volviéramos a estar juntos
te follaría sin piedad, hasta dejarte sin respirar.
Esas palabras hacen, que mi corazón se acelere.
Sebastián me observa, esperando una respuesta de mi parte
pero, no tengo nada que decir en verdad deseo que me dé
duro.

Tomo su rostro con mis manos, y lo llevo a mi boca para
besarlo, mientras acaricio su espalda. Sebastián suelta mis
labios, para después besar mi cuello, su respiración agitada
hace que me vuelva realmente loca de placer.

—Dime que eres mía, Amalia y de nadie más.

—Y que, si no lo hago —digo entre gemidos.
Sebastián saca su pene, y lo introduce en mi sexo sin piedad,
causándome dolor y placer al mismo tiempo.

—Dímelo, Amalia, o no te dejaré que salgas de aquí, y nos
perderemos la fiesta de Mario.

—Entonces, tú también dime que eres mío, y yo también lo
hago —Le digo, pensando que él no tendrá el valor para
decirlo.

—Por supuesto, que soy todo tuyo y de nadie más —me dice
mientras acérela sus embestidas, que cada vez son más
adentro.

Realmente estoy sorprendida, nunca pensé que Sebastián lo
diría, escuchar de sus labios decir que él es mío es realmente
maravilloso, aunque sé que no tengo que hacerme ilusiones,
solo lo dice por el momento del sexo, sé que nunca me lo
diría, fuera de la cama.

—Ahora dime tú, que eres mía —Me ordena.

—Sebastián, eres mío y de nadie más.
Sé que lo que dije fue una estupidez, Sebastián se quedó
inmóvil, y dejo de penetrarme.

—Lo siento, Sebastián, no quise incomodarte —digo pero, él no
me responde.

Sebastián me toma de la cintura y me levanta, con su mano
libre levanta las sábanas y me deja otra vez, sobre la cama con mucho cuidado.

Sebastián se coloca otra vez sobre mí pero, toma la sábana,
para cubrirnos aunque en realidad a mí, no me cubre nada
solo cubre el trasero de Sebastián pero, me parece un poco
romántico.

—Dijiste que soy tuyo, y de nadie más entonces, te follaré
hasta que me duela la verga de tanto metértela.

Sé que esas palabras, no me hubiesen gustado antes pero, de
Sebastián realmente me gusta cuando él las dice.

Sebastián se hunde en mi v****a, hasta el fondo sin piedad,
mientras toma mi mano y besa mis labios, yo me sostengo de
su espalda, Sebastián con su mano libre acaricia mi pezón después lo pellizca y me observa, a él le gusta ver mi cara de
placer y de dolor al mismo tiempo.

Solo se puede escuchar por la habitación, mis gemidos y el sonido de nuestros sexos y nuestras respiraciones realmente descontroladas.

—Sebastián, ya no aguanto más —digo entre gemidos, al sentir como mi v****a aprieta su miembro.

Estoy a punto de tener mi orgasmo, mi corazón palpita como si fuese a salir de mi pecho, mis piernas tiemblan y mi
abdomen se contrae y Sebastián sabe que estoy a punto, él
pega más su cuerpo al mío y me besa apasionadamente
jugamos con nuestras lenguas, hasta que empiezo a convulsionar de placer y me corro en un intenso orgasmo que
me hace casi gritar.

Unos segundos después, Sebastián acaba dentro de mí, su semen caliente está en mi v****a se siente realmente bien.

Sebastián cae rendido, sobre mi pecho, yo trato de tranquilizar mi respiración.

TAN SOLO UNA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora