Capítulo 19- La semilla que no floreció

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Advertencia de mucho texto.

"Las palabras están llenas de falsedad o de arte; pero la mirada es el lenguaje del corazón".

Shakespeare


Los colores naranjos pintados en aquel cielo resultaban tranquilos, una pequeña de cabellos negros los miraba como si de una deidad se tratase, el viento limpio chocaba con su cabello trenzado jugando con el, al rededor del pastizal se podían ver a muchos niños correr uno tras de otro; ahora lo recordaba, aquella escena se situaba en sus ocho años de edad, la segunda vez que la dejaron ir de excursión por parte de su escuela.

-Saki chan- el llamado la despertó de su transe, dirigió su vista hacia la persona que la llamo, sorprendida al ver frente a ella a su mejor amiga -he visto un río cerca, vayamos a ver los peces- jalo de su mano entusiasmada.

-no debemos separarnos de los demás, nos van a regañar- menciono la de ojos marrones asustada.

-tranquila, estoy aquí, no te va a pasar nada malo- respondió sonriente mientras seguían caminando por los pastizales perdiéndose en el bosque -disfruta de cada segundo, al fin eres libre en este bosque, por algo los animales viven felices, ¡hagamos una carrera de aquí al lago!- propuso la castaña.

-p-pero..-

-debes ver ese lago Saki, te aseguro que te va a gustar, es mas, lo puedes pintar

-¡vayamos!- emocionada ante la idea empezó a correr por delante de su amiga, cegada ante su felicidad había llegado ignorando el hecho de que su amiga todavía no llegaba -Maeko san le gané- dirigió su vista hacia el bosque encontrando solamente arboles -¿Maeko san?- empezó a buscarla por el camino muy asustada, a pesar de gritar su nombre no obtenía respuesta alguna de la chica hasta que su vista se encontro con su figura tendida en el pasto.

-¡Maeko san!, descuide yo la ayudare- un ataque de nervios se hacia presente, todo el ambiente que se mantenía en colores cálidos empezaba a tornarse en colores grises, de nuevo su mente empezaba a jugar con ella.

"Si tan solo hubiera seguido su paso..."

-¡Maeko chan!- despertó al recordar nuevamente esa escena que se repetía cada que dormía, observo su techo como una única acción interesante, la madrugada se veía tan desolada, el cielo se encontraba cubierto en un manto de neblina que cegaba la hermosa vista que solía tener la ciudad, los ojos marrones sin brillo de la chica observaban por la ventana el mecer de los arboles, tomaba aquello como una rutina bastante molesta.

-Sigues llorando por eso, déjate de sentimentalismos y ve a las clases, no tomes como excusa la muerte de esa niña- la molesta voz de su padre se escucho en el marco de la puerta de su habitación.

-he ido a todas a pesar de lo que sucedió, ¿quieres algo mas?- la manera tan calmada en que le respondió sorprendió a su progenitor, desde lo sucedido empezó a comportarse como antes solía ser, tan liberal, algo que le molestaba a su progenitor.

-al parecer vas a necesitar mas clases de etiqueta- jalo de sus cabellos negros generando un quejido por parte de la chica -me da asco solo verte, arréglate esas ojeras, realmente te hacen ver horrible- halo de sus mejillas con fuerza dejándolas rojas para después retirarse azotando la puerta.

Alas rotasWhere stories live. Discover now