capítulo 47

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BREA

Juego con el hilo suelto de mi abrigo, mientras mi mirada está en el suelo, arrugo mi entre cejo cuando me fijo en lo bien que pulen el la porcelana del piso, mi móvil repica en mis bolsillos pero dejo que suene, así ha estado desde hace una semana, en realidad yo me he negado a cargar ese aparato pero Ross exige que le notifique si estoy bien o si tengo deseos de lanzarme de un puente cada cinco minutos.

Aún me siento en un constante círculo de tristeza, rabia y confusión. Los días siguientes a mi cumpleaños no los recuerdo muy bien, pues me confiné en mi habitación con lo esencial, agua para recargar mis lágrimas, paños de papel y comida chatarra, había cerrado las persianas de las ventanas y solo salía del cuarto la para buscar más suplementos.

—Brea, el señor Bynes viene en camino, me pidió que lo esperes en la oficina y que no toques nada —agrega June, la nueva asistente de mi jefe.

—¿Por qué tiene la necesidad de decir eso? No soy una niña. —chasqueo mi lengua y me pongo de pie—. Gracias.

—Oye —me doy media vuelta, la mujer de gafas grande me mira y sonríe—, estarás bien.

Uno mis labios en una línea fina y hago mi mejor intento de  sonreír, es mi rutina cada vez que las personas me dicen eso. Me ven como mártir, pues había terminado con Luke, mi ex me está arrastrando públicamente y todo el mundo ha visto mis pechos.

Otro día normal en la oficina, ¿no?

Me adentro en el despacho, cierro la puerta y me pongo a dar vueltas por la gran sala, las persianas están arriba, así que me acerco a los grandes ventanales, observo a la gente que pasa por las calles, llevan regalos y corren de un lado a otro.

Todo sigue de la misma manera.

Me alejo y voy hasta el escritorio, tomo asiento en una de las sillas que quedan frente a la mesa de madera oscuro y me quedo allí esperando, muevo mi pierna de arriba a abajo con impaciencia, suelto el aire con fuerza y hago lo que Bynes me pide no hacer.

Empiezo a tocar sus cosas, tomo unos bolígrafos personalizados y me río por la narcisista que es este sujeto, sus iniciales resaltando en color dorado en el fondo azul marino, me levanto y doy la vuelta para quedar en frente al escritorio, me acomodo en la silla roja de cuero y la hago hacia atrás.

—Con razón nunca se quiere levantar de aquí —cierro los ojos y suspiro, esta silla es más cómoda que la mía.

Subo mis pies en el escritorio y sin querer choco mis botines con una de las gavetas, la mesa se mueve, unas cosas se caen y la pantalla de su ordenador se enciende.

«Mierda» digo varias veces acomodando las cosas, mis ojos inevitablemente se van a la computadora y me fijo que el correo personal de Bynes está abierto, la computadora hace un sonido y entra un correo electrónico nuevo, es de una cuenta con nombre raro y con las letras B.S como asunto, frunzo el ceño y me da la curiosidad de revisarlo.

—Debe ser una coincidencia —digo mientras acomodo el portarretrato que ha terminado en el suelo, de nuevo veo la pantalla y la curiosidad sigue quemandome.

Termino de ordenar y tomo asiento de nuevo, agarro el ratón del ordenador y le doy clic al correo nuevo, me doy cuenta que es un intercambia de varios mensajes, es todo una conversación.

cdmt56_a@...

Peter, no puedes enojarte, todo salió genial. Además, esto es beneficio para tu cliente y para ti, ¡hay signos de dólares por todos lados!

Admite que nos fue bien. La semana que viene saldré de la ciudad pero las cosas seguirán de la misma manera.

- A.

city full of lonely people | l.h [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora