capítulo 1

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Me levanto por el sonido de mi móvil, supe que era una llamada pues el ringtone del pato no dejaba de sonar ¿Qué me pasaba cuando decidí poner eso como tono de llamada?

Idiota.

A duras pena alcanzo el iPhone que reposa en mi mesa de noche. Es mi madre.

—Hola mamá —digo tratando de sonar bien despierta.

—Te estuve llamando hace un buen rato — me imagino su ceño fruncido— ¿Aún estas dormida?

Si.

—No —ella se queda en silencio—Estaba haciendo ejercicios— miento.

—¿Cómo está el trabajo? —y de pronto me di cuenta.

¡La entrevista de trabajo!

—Mamá me tengo que ir, te amo, adiós —mi madre intenta decir algo pero corto la llamada antes de que pueda.

Salgo de mi cama de un brinco y me meto en la ducha, después de unos minutos me encuentro frente a mi closet tratando de encontrar algo presentable y profesional, celebro cuando lo encuentro. Bajo de mi habitación a la sala y maldigo cuando no consigo las llaves de mi auto. Leigh probablemente las haya tomado, maravilloso. Agarro mi bolso y mientras salgo de la casa pido un Uber. La camioneta llega siete minutos después y le indicola dirección.

Faltando bastante para llegar a mi destino la camioneta se detiene.

—Me quedé sin combustible —dice el hombre, yo abro los ojos como platos.

—¡¿Qué?! —esto no podía estar pasando— ¿Cómo es eso lógicamente posible?

—No llené el tanque —se encoge de hombros—, es así de posible.

—Genial —abro la puerta y me bajo— No te daré las cinco estrellas, amigo, pésimo servicio —cierro la puerta y empiezo a caminar por el centro de Los Ángeles.

Me encuentro corriendo entre la multitud de personas en las aceras del Sunset Boulevard, de vez en cuando miro mi móvil para confirmar la hora.

¡Joder, voy tardísimo!

La gente se queja y dicen uno que otro insulto cuando yo paso empujándolos, las ganas de devolverles las bendiciones me sobran pero voy retrasada y no tengo tiempo de gritarles palabrotas a nadie, por más que quisiera. Corro y corro un poco más, el sol está empezando a ser insoportable y las sandalias de tacón que llevo puestas no ayudan en mi carrera.

Me detengo un segundo en un lugar donde no hay tantas persona, tomo un respiro, pero de repente un cuerpo choca contra mí haciendo que el líquido verde que estaba en su vaso se regara en mi camisa y caigo sobre el pavimento

¡Por un demonio, lo que faltaba!

—¡Mierda! —digo frustrada, mi pantalón rosa pálido ahora está rosa mugroso— ¿Qué carajos le pasa a la gente en esta ciudad? Se creen dueños de las aceras, maldita sea, fíjate por donde vas.

—Lo siento. —dice el animal que me llevó por delante, debo admitir que tenía un acento algo raro, sonaba americano pero al mismo tiempo no— ¿Estás bien?

city full of lonely people | l.h [1]Where stories live. Discover now