CAPITULO 12 UNA LOCURA DE DÍA

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Armando le da tremendo beso en la boca. Esto hace que la pasión se encienda en ellos y se besan hasta quedar sin respiración.

B: Por favor Armando, estamos en un sitio público.

A: Tienes razón Betty. Volvamos al departamento, aunque no sé si podremos llegar a el.

Betty extrañada: ¿Y eso por qué? - Armando le coge la mano y se la coloca en su paquete. -

A: Por esto. Ya sabe el daño que hace. ¿Verdad? - Betty sorprendida, afirma con la cabeza, pues lo ha vivido en sus propias carnes, cuando estaba dentro de él. - Venga conmigo.

Armando la lleva al baño de mujeres y se encierran en un cubículo. La estampa contra la puerta, besándola, mientras le sube el vestido y le baja las bragas, le toca la vagina y comprueba que esta húmeda y preparada para él. Se desabrocha el cinturón, se desabotona el botón, se baja la cremallera del pantalón, estos caen al suelo y se baja el bóxer.

A: Betty rodea mi cintura con tus piernas.

Betty lo hace y él entra con una fuerte embestida. Betty gime de placer.

A: ¿Te he echo daño?

B: No Armando, es placer.

Armando entra y sale de ella frenéticamente. Este no deja de besar a Betty, para acallar sus gemidos dentro de su boca. Sus cuerpos no tardan en tensarse y llegar a un explosivo orgasmo.

A: Betty como sigamos así, me va a matar.

B: ¿Yo? Fuiste tú el que me beso.

A: Pero simplemente, basta con un beso para encender nuestros cuerpos con esta gran pasión.

B: Eso no se lo discuto.

A: Arreglémonos un poco y vayamos al departamento. Porque yo no he tenido suficiente. - Betty baja la mirada y ve su pene medio erecto. -

B: Yo tampoco me he saciado. - A Armando estas palabras lo excitan más. -

A: Será mejor que nos vayamos ya o no saldremos de este baño en un buen rato.

Se arreglan, se meten en el carro y ponen rumbo al departamento de Armando.

Betty con timidez pregunta: ¿Le gusta qué le acaricie sus partes intimas?

Armando algo sorprendido por la pregunta le contesta: Si Betty, me vuelve loco. - Y se excita más. Pues se lo esta imaginando. -

B: ¿Y le gusta que se la coman? - Armando pega un frenazo y detiene el carro. Solo de imaginarse a ella haciéndoselo, lo deja totalmente empalmado. -

A: ¿Betty qué pretende? ¿Qué tengamos un accidente?

B: No Armando, solo preguntaba sobre tus gustos sexuales. -Dice inocentemente. -

A: Pero no manejando. - Le coge la mano y se la pone sobre su paquete. - Esto es lo que me provocas con solo imaginar mi pene en tu boca.

B: ¡Oh lo siento! No pretendía que sucediera algo así.

A: ¿Y qué esperaba Betty? Si con solo acariciarla me pongo a cien. No hable de sexo, mientras manejo.

B: ¿Le duele?

A: ¿Usted qué cree? Claro queme duele. Será mejor que lleguemos cuanto antes al departamento.

Betty se queda callada sin decir nada durante un buen raro.

A: Betty no te me pongas así, podemos hablar de cualquier otra cosa. En el departamento te contaré todo lo que quieras saber sobre mis gustos sexuales.

B: Perdón. No debí preguntarte temas tan personales. - Armando para el carro y le coge la cara. -

A: No te enfades mi picarona. - Le dice sonriéndole y la besa en la boca. - Puedes preguntar todo lo que quieras, pero si sigues preguntando acá en el carro, parare y te haré el amor acá mismo y podrían arrestarnos por escándalo público y nosotros no queremos eso ¿Verdad? Mira como me tienes. - Betty mira el bulto que tiene Armando en el pantalón. - Esto no me había pasado con nadie y respecto a la pregunta que me formulaste sobre si me gusta que me la coman, solo puedo decirte que no lo sé, nadie me la ha comido. Nunca me ha gustado que mujeres que apenas conozco me la comieran y Marcela nunca me lo ha echo, pero a ti si que te dejaría que me lo hicieras, es más estoy deseando que me lo hagas, solo de pensarlo estoy que me corro. - Betty esta sorprendida por esa confesión. -

B: ¿Nadie se la ha comido? - Eso la excita. -

A: Nadie Betty, tu serías la primera. - Betty se pone roja. - ¿Te gustaría hacerme eso Betty?

B: Creo que sí, además tu me chupaste a mi. - Armando se ríe. -

A: Si, la verdad es que ya la había probado y estaba como loco por comerte con mi boca esa zona tan intima tuya.

B: ¿Y cómo me probo? No entiendo.

A: Cuando estuve dentro de tu cuerpo, quede tan impactado al verte desnuda, que empecé a acariciarte los pechos, al no ser de silicona, me volvieron loco de deseo y no podía dejar de tocártelos, pellizcártelos y retorcértelos, me moje enseguida, excitándome con cada caricia que prodigaba a tu cuerpo, me masturbe, te metí los dedos en la vagina y después me los lleve a la boca, para mi fue puro néctar. Su dulce sabor me embriago, por ello cuando tuve la oportunidad te la comí porque para mi fue pura ambrosía. - Betty toda roja le confiesa a Armando. -

B: Yo también me masturbe. Me dolía tanto que cuando empecé a acariciarte el pene vi que el dolor se aliviaba y la menee como supe al principio, hasta que encontré un ritmo subiendo y bajando sin parar, cuando explote de placer te salieron varios chorros de semen.

Armando al escuchar el relato de Betty se corrió. Le resulto tan erótico que no pudo contenerse más.

A: Mira lo que has conseguido. Has hecho que me corra sin siquiera tocarme. Esto no me sucedía desde que era adolescente y solo me ocurrió un par de veces, que me desperté por la mañana por estar así de mojado. ¡Joder Betty! Lo mío contigo es muy fuerte.

Betty estaba tan sorprendida que solo le dijo: Lo siento.

Armando sonriéndole: No tienes porque sentirlo, al contrario deberías estar muy orgullosa de ello. No es fácil hacer correrse a un hombre sin siquiera tocarlo y tu lo has conseguido con tus palabras. Eres toda una mujer de la cabeza a los pies. Tenemos que llegar a casa, quiero ducharme cuanto antes para después devorarte.

LA PROFECÍAWhere stories live. Discover now