TAKE ME HOME

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Un pitido ensordecedor le atravesaba los oídos. Creía que éstos terminarían sangrando, moriría desangrada a través de sus oídos. Aunque aquello no era suficiente para separar su atención del fuerte dolor de cabeza que la acogía. Ahora entendía perfectamente lo que tuvo que pasar su madre con Alex y ella.

— ¡Kara! ¡Kara! —. Esa voz. Quería que se alejara, necesitaba que se alejara.

El pitido parecía venir y regresar cada cierto tiempo, pero aquel tiempo era tan efímero que le provocaban unas ridículas ganas de llorar. Tenía el cuerpo entumecido. Se sentía por fuera como una enorme roca, imposible de mover. Pero ella no lo sentía así, sentía que por dentro era tan flácida y frágil que una leve brisa terminaría rompiéndola. Y es que por la mierda, estaba agotada. Era así como toda su fuerza parecía ser absorbida por una gigante e invisible esponja. Pero no era eso, conocía muy bien los poderes de aquellos fantasmas, copias de dementores. 

— Kara...

¡No, no! ¡Maté a mi hermano por ti! ¡¿No entiendes lo que hiciste?! — esa voz que con dureza se dirigía ella, ¿lo hacía?

Lena, Lena, Lena. Oh, Lena. ¿Cómo se atrevía a traer de nuevo ese tema? Acaso... ¿acaso no estaba todo bien? Lo habían resuelto, lo habían hablado. De repente, el dolor era suplantado por una terrible irritación. Una inyección de adrenalina parecía recorrer sus venas, invadía cada milímetro de su cuerpo. Entonces quiso ponerse de pie. Saltar de donde sea que estuviera y liberar toda la ira que le quemaba por dentro. Pero no se movió y si lo hizo... Bueno, no lo notó.

Y en un instante, quiso alejarse rápidamente de todo. En especial de esa pelinegra de ojos verdes. De nuevo, un enojo se apretó con recelo en su pecho. Le había roto el corazón. Lo había tomado entre sus manos y la había negado, con toda la intención de hacer perdurar el dolor.

Ella... ¡Estaba más que dispuesta a darle su vida! Se había equivocado, sí, en un par de ocasiones... ¡Pero nunca con mala intención! Esa mujer, que terquedad y que ganas de echarlo todo a perder. 

Recordaba las veces que su hermana le había pedido que por una noche dejara de hablar de la ojiverde. Podía, por supuesto, pero, ¿de verdad tenía el descaro de pedirle aquello? Era Lena, su Lena, su inteligente y obstinada Lena. La extrañaba, necesitaba desahogarse y resulta que Alex podía ser agradablemente suave. Necesitaba decirle a alguien lo mucho que le dolía que Lena la hubiera dejado... No dejado exactamente, no estaban saliendo, pero se alejó, de la peor manera. Claro, ahora estaban bien, más o menos, francamente no lo sabía. Estaban en buenos términos, pero... ¡¿ahora volvía a echar la culpa en ella por lo de su hermano y las mentiras?! Era honestamente una mierda. ¡Qué egoísta de su parte! Estaba en medio de la nada, sintiendo como su cuerpo desfallecía y ella quería pelear de nuevo.

Si la veía, Rao, si la veía le diría todas sus verdades. Como que aquel suéter amarillo la hacía lucir mucho más pequeña de lo que ya era, también le diría que su mirada de CEO en realidad no funcionaba con ella, que solo le hacía caso porque le parecía muy bonita en su intento de parecer intimidante. Y si no se cansaba para ese entonces, también le diría que, aunque no le gustara, el rosa se acomodaba excelente en ella. Mejor sería que Lena Luthor no buscara pleitos con ella.

Lena, todo estaba bien, ¿por qué no pudieron permanecer así? Cuando podían observarse por largos minutos sin percatarse de lo que hacían, cuando sonreían pensando el nombre de la otra. Yo lo hacía, Lena, siempre

Ahora su recuerdo solo le provocaba un sabor agrio en la boca, la separación. Se sentía muriendo, pero estaba más que acostumbrada a la sensación desde hacía meses.

Necesitaba que Alex la retara más que nunca, ¿por qué siempre pensaba después de actuar y no antes? Tendría que haber sido más cuidadosa. De esa manera hubiera pateado fuertemente el trasero de Lex y les hubiera dejado muy en claro a los seres sobrenaturales y a todos los villanos de National City, que podían joderse. Después tomaría a Lena entre su brazos, le diría que estarían bien y que esperaba no tratar muy seguido con ese espíritu de Drama Queen que desconocía. En caso de que se negara y que le dijera que estaba todo sanado, pero que quería conservar su espacio... No iba solo asentir y poner a su corazón a lo último. Claro que no.

YOU IN MY PHANTOM ZONE [SUPERCORP]Where stories live. Discover now