•2•

8 1 0
                                    

Camino apurada de un lado a otro ayudando a mi hermana arreglar para estar noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Camino apurada de un lado a otro ayudando a mi hermana arreglar para estar noche. Hoy es el día del baile anual en Leucosa, se supone que la velada empieza a las 8:00PM. Pero acá estamos como vacas voladoras tratando de arreglarnos debido a que nos tomo tarde por andar entregando pedidos.

Me desasiento de mi hermana para enfocarme en colocar mi vestido en mi pequeño cuerpo. Teniendo 20 años es injusto mi estatura pequeña, siendo la burla de mi familia al ser comparada con un minion. Mi vestido esta noche es un blanco con detalles dorados sin mangas resaltando mi escote en v, ajustándose en mi pequeña cintura y resaltándose en mis caderas que expanden la tela de este mismo. Cae por mis pies suelto cubriendo toda esa zona, me apoyo de la pared para ajustarme los tacones.

La pequeña tiara en mi cabeza deslumbra entre mi cabello negro, que cae a lo largo de mi espalda hasta mis nalgas. Mis padres nunca dejaron que me lo cortaran ademas que es estrictamente prohibido en este lugar. Por suerte me pude pintar las uñas antes de que todo se convierta patas arriba.

Bajo las escaleras rápido viendo como mi familia me apura para adentrarnos en el auto. Extrañamente por más que exista reinos, reyes y leyes este lugar no es antiguo.~ ningún otro lo es la realidad ~ es una modernidad sostenida por la antigüedad.

Retuerzo mis manos en mi regazo nerviosa, siempre que me enfrento a una gran multitud me suele dar pequeños ataques de ansiedad. Soy culpable al siempre querer estar metida en telas aprendiendo del oficio, incluyendo mi admiración a la lectura.

-¡Estamos llegando!.- Vocifera papá, feliz por que es su día favorito.

-¡Recuerden comportarse hijos!.- Exige la mamá osa.

Mi mamá tiene tendencias sobrecogidas con la educación.

Papá estaciona, miro hacia afuera como altas columnas se rigen fuera rodeadas de oro puro como raíces de árboles.

En fin ricos.

-Todos fuera. - Insiste papá.

Salimos tomándonos de la mano para comenzar a caminar dentro del encantador lugar lujoso. Mi hermana Mila aprieta mi mano buscando apoyo, la luz nos ciega unos instantes pero luego quedo con la boca abierta.

Este año si se esmeraron.

Flores. Flores decoran todo el lugar de colores, igualmente las mesas con toques dorados adornando las sillas. El piso se realza con su marmolado único, en una esquina está una mesa con snacks.

Mis padres nos dejan alegando saludar amigos mientras nosotros tres seguimos caminando observando el lugar. No es como tal un castillo pero tampoco es una casa, todo venera modernidad pero existe sus detalles que lo haces antiguo.

Balances.

-Iré a buscar comida Alina.- Exclama mi hermano llevando a mi hermana de paso.

Solo asiento distraída. Arrugo el ceño por qué tanto lujos me harto muchos más el color blanco me tiene al punto de tirarme de un gran puente.

Los reyes se encuentran saludando en sus respectivos asientos, el príncipe aún no hace apto de presencia. Con pasos lentos voy hacia el baño del lugar, un poco de agua no resuelva el dolor visual.

Ida chocó con alguien, levantó la cabeza por disculparme pero las palabras quedan en mi garganta mirando al rey Betmall en todo su esplendor.

-¡Discúlpeme señorita!.- Excusa tomando mi mano.

-¡Usted a mi príncipe!.- Suelto angustiada.

Que vergüenza.

-¿Me podría conceder su nombre hermosa dama?.- Inquiere sonriendo.

-Alina, su majestad.- Flexiono mis pies haciendo una reverencia.

-Maravillo nombre para tan bonita chica.- Alaga, solo miro sus ojos.

Sin duda el príncipe es encantador con sus ojos azules, su largo cabello rubio acaparando su piel blanca. Su traje consiste en un blanco con azul, una camisa con una chaqueta en estos colores igual su pantalón.

Nada relevante.

Sonrió disculpándome para marcharme de allí, eso fue muy extraño. Entro al intimido lugar haciendo necesidades para luego mirar mi reflejo en el espejo. ¿Bonita? ¿Maravilloso nombre? Suelto una carcajada, ya quisiera el que termine atrapada en sus " encantos" de príncipe sabio, perfecto, limpio.

Mis ojos verdes se encuentran con las pupilas dilatadas, mi piel resalta mucho por el cabello negro además que mis labios son de un tono rojo suave. Inclinó mi cabeza hacia un lado, el príncipe me causa curiosidad por lo que tengo una nueva misión.

Acercarme a él, descubrir lo que sea además que agregarle emoción a mi aburrida vida.

Grandioso plan Alina.

-O esto termina bien, o fatal.- Murmuro saliendo de allí.

Me uno a mi familia en una de las tantas mesas, los reyes están dando su típico discurso así que solo tomo de mi copa mirando fijamente al príncipe demostrar un semblante serio. Inquebrantable dentro de esa máscara de justicia, esto será muy divertido.

Comienza la actuación de chica buena.

Todos empiezan a celebrar con música, donde el gran espacio se existiendo invitando a las personas danzar conjunto a la calmada música. Camino cerca del príncipe fingiendo interesarme en las flores, pero " sin querer" choco mi hombro mirando a la par su reacción. Su ceño se frunce pero se relaja al verme.

-Señorita Alina, nos volvemos a encontrar tan pronto.- Exclama amable.

-Las casualidades existen su majestad.- Inclino sonriendo.

-Comienzo a creerlo, ¿que le parece acompañarme en la velada?.- Ofrece oportuno.

-Con mucho gusto majestad.- Sonrió, dos fue fácil.

Entrelazada nuestras manos, caminamos mientras él explica sobre la historia de los cuadros antiguos de allí. ¿Desde cuando eso me importa? Ya están muertos. Ruedo los ojos mentalmente fingiendo interés en su argumento.

-¿Que le parece ir a cenar conmigo mañana señorita Alina?.- Inquiere, interesado.

-Es un gusto majestad.- Aprieto su mano en respuesta.

-Podrías decirme Betmall, me hace sentir un poco incómodo el término " majestad". - Avergonzado exclama.

-No hay problemas Betmall.- Informó tranquila.

El resto de la velada la pasamos juntos hasta lo hora de marchar donde quedamos una hora y dirección para mañana. Feliz, por haber consigo una cita y quizás un poco de información.

Mi familia no ha parado de alagar que el gran príncipe haya hablando conmigo además de haber captado su atención. Ahora que me ha hablado se me hace un poco afable, pero nada que me derrita mucho menos me deleite.

Teles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora