Capítulo Dieciséis:

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Wayne se despertó abruptamente, con los sentidos totalmente alertas. Estaba sumergido en la completa oscuridad de la habitación, mientras el cuerpo cálido de Laura descansaba a su lado.

Lentamente se sentó en el borde de la cama, con la mirada fija hacia dónde estaba la puerta. A pesar de la oscuridad, lograba distinguir que estaba semi-abierta. Alguien estaba en el departamento, podía sentir el peligro en el aire.

Venían por él, estaba seguro. Quizás era Cooper, que quería terminar el trabajo que no pudo la última vez. Aunque algo le decía que el hijo de puta era un poco más inteligente que eso. No lo buscaría allí. Seguro Porch, quería tenía otra opción para los pequeños trabajos sucios.

Intentando hacer el menor ruido posible, se giró hacia Laura.

—Cariño, despierta… —le murmuró al oído. Odiaba tener que despertarla, odiaba tener que terminar con la calidez que habían compartido al hacer el amor.

Laura se removió hasta colocarse de espaldas. Abrió los ojos, sólo para lograr ver la silueta de Alex frente a ella. Abrió la boca para decirle que debería volver a acostarse, pero un dedo se apoyó sobre sus labios. En ese momento, supo que algo no andaba bien.

—Debes vestirte en silencio —él sopló las palabras sobre sus labios —Y por nada del mundo salir de esta habitación.

El corazón de Laura comenzó a acelerarse. Wayne se incorporó y se alejó de ella, haciendo que el miedo en su interior fuera paralizante. Laura se sentó en medio de la cama, envolviéndose con las sábanas.

—¿Qué sucede? —preguntó lo más bajo posible.

—Alguien entró al departamento —dijo él. Ella ya no podía verlo, pero lo escuchaba moverse a través de la oscuridad.

Su corazón comenzó a palpitar con miedo. Si alguien estaba en el departamento, seguro no era para robar. Sería estúpido para un delincuente, meterse en un piso tan alto e intentar llevarse cosas. Laura sabía que alguien estaba allí por Alex. Quizás, para lograr matarlo, como no pudieron hacerlo la última vez. Todo su cuerpo se paralizó ante la idea.

Wayne volvió a acercarse a la cama con una camisa leñadora para ella. Había encontrado su arma y estaba listo para salir y acabar con quien fuera que estuviera allí. Laura lo tomó del brazo al instante.

—No vayas —murmuró angustiada al percibir sus intenciones —No salgas. Llamemos a la policía.

—No hay tiempo —se negó él —Escúchame bien, Laura, tú no puedes salir de este cuarto. No importa lo que escuches, no importa absolutamente nada, no debes salir de aquí.

—Pero…

—Toda mi capacidad de raciocinio depende de tu bienestar —dijo antes de que ella soltara su protesta —Si tú estás en peligroso, yo no funciono, ¿comprendes?

Los ojos de ella acumularon lágrimas. Pero apretó los labios para no dejarlas escapar y asintió con la cabeza.

—Bien —él suspiró aliviado y luego sus labios buscaron los de ella para un dulce beso. No iba a perderla. Por nada del mundo —Ahora ponte esa camisa. Vendré por ti enseguida. Tendremos que irnos, este lugar ya no es seguro.

Él se alejó y Laura estuvo a punto de perder la calma. No quería que saliera, no quería que se enfrentara a quien fuera que estuviera allí, solo. Pero antes de poder decir algo, él volvió a repetirle que no saliera de allí, y desapareció por la puerta.

Wayne se movió sigilosamente por el oscuro pasillo del departamento. Para su suerte, Laura siempre apagaba todo, lo que le daría el factor sorpresa contra su atacante. Le quitó el seguro a su arma y pegó su cuerpo a la pared para moverse con mayor discreción. Al llegar a la sala de estar, tuvo que acostumbrar sus ojos a la penumbra. En la distancia logró ver la figura de un hombre, que estaba encapuchado. Antes de pensarlo dos veces, se lanzó sobre él y la lucha cuerpo a cuerpo, casi silenciosa, comenzó.

Always on my mindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora