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Esos días de tormento, volver a recordarlos le produce un sinfín de pesadillas a Loid

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Esos días de tormento, volver a recordarlos le produce un sinfín de pesadillas a Loid. Aun no puede olvidar aquella tortura que vivió junto a su pequeña hija Anya debajo de aquel techo que alguna vez llamaron hogar, sobretodo Anya, ella nunca mereció ese trato por parte de esa persona.

Loid tiene sueños vívidos de Anya llorando todas las noches en aquella esquina de su habitación, pidiéndole a su madre que se detuviera de lastimarla mientras abrazaba con fuerza su pingüino de peluche esperando a que cesaran los gritos y los golpes. Loid se siente tan imponente porque pudo haber hecho más si tan solo no hubiera estado más pendiente del trabajo que de su hija, al menos se dio cuenta a tiempo la clase de mujer que permanecía a su lado, ella era peor que un mounstro.

El rubio ama a Anya con todo su corazón y no iba a permitir que nada ni nadie le hicieran daño, ya no más. Por esa razón se juró así mismo brindarle la felicidad que se merece, no quiere verla lastimada por culpa del trauma que le hizo vivir Victoria Bristol, su madre.

Loid se despierta de golpe, su frente estaba sudorosa por el sueño tan realista que hace unos segundos tuvo. Esos recuerdos del pasado quería mantenerlos en lo más profundo de su ser pero por más que lo quisiese siempre habrá algo que lo obstruirá y cuando menos se lo espere volverá a recordar los mismos sucesos una y otra vez impidiéndole seguir adelante. Loid de alguna manera disimula su frustración mediante el trabajo y rara vez le demuestra a la gente sus sentimientos, de lo contrario todo el mundo sabría que Loid Forger no es una persona fría y sin corazón porque debajo de ese escudo se esconde alguien con un corazón herido y culpable. Si tan solo se hubiera dado cuenta de las señales, Anya nunca hubiera sufrido doce años de constantes abusos por parte de su esposa, Victoria.

—Debo irme a trabajar —pronuncia cansado, Loid se dirige al lavabo de su habitación para limpiar su rostro lleno de ojeras a causa de las pesadillas, revuelve sus cabellos rubios dejando la toalla a un lado del lavabo e ingresar a la regadera para tomar un refrescante baño de agua fría, quería mantenerse despierto ya que el día de hoy tiene muchas tareas que encargarle a Fiona y no quería llegar somnoliento en horas laborales.

Loid baja las escaleras del segundo piso llegando directo a la cocina preparando un sándwich para llevar, al mismo tiempo coge su teléfono celular pidiendo comida a domicilio para Anya. La pelirosa se despierta mucho más tarde que él, algunos hábitos jamás cambian. Son las seis de la mañana y Anya se despierta alrededor de las diez por eso encargó la comida de siempre, eso si, ningún hombre tiene permitido tocar el timbre de su casa saben de antemano que solo la repartidora puede hacer la entrega.

Anya le tiene fobia a los hombres debido a que su madre permitió que varios científicos experimentaran con su cerebro lastimando cada parte de su cuerpo, básicamente la torturaron. Loid quería matarlos, hacer que sus míseros cuerpos rogaran por piedad; sin embargo, el golpe más doloroso que pudieron darle fue el de aquella mujer que dio a luz a su querida hija, esa mujer a quien le propuso matrimonio en un día de primavera regalándole un gran ramo de claveles porque eran sus favoritas, si, y esa era la mujer que deseaba asesinar en ese momento por lastimar a su pequeña hija mas no pudo hacerlo.

          ❜ | Eres TúWhere stories live. Discover now