XXV

186 25 6
                                    

ESCUCHEN LA CANCIÓN. FUE MI INSPIRACIÓN PARA CREAR EL LIBRO♡

Mientras que Tavo conducía el auto y Tomás era su copiloto. Heros y Megara iban en los asientos traseros.

—No sé como siempre termino siendo yo el que te conduce a todos lados—Reniega Tavo.

—Te diría que me dejaras conducir, pero aún estoy pensando en que es peor...—Comienza Tomás—. Si estar en un auto con los criminales más buscados del país, o ser su chofer.

Megara alzó la cabeza y miró la expresión calculadora en el rostro de Heros, quien la sostenía con firmeza a su lado. Las manos de Heros encerraban su cintura y las piernas de Megara estaban arriba del asiento, su pie derecho no dejaba de moverse de lado a lado, ese tic la había acompañado todo el viaje desde que dejaron la cabaña.

—Entonces, ¿Te sientes más recuperada?—Preguntó Tomás.

Faltaban pocos kilómetros para entrar al pueblo más cercano, Megara podía ver las luces led del letrero que anunciaba una tienda de comestibles, y debajo de este la señal del servicio de auto-relleno de gasolina.

—¿A caso no tienes ojos? Se ve como si la hubiera arrollado un camión—Dijo Tavo, por desgracia, Megara sabía que tenía razón.

Se sentía como la mierda.

Sus palabras hicieron que los dedos de Heros se enterraran en sus costillas.

—Heros... me estás lastimando—Siseo Megara. Sabía que adelante no podrían oírla.

—¿Me quieres lejos?—Heros tomó la mandíbula de Meg y su pulgar acarició la vena que tenía su pulso.

—Eso no fue lo que dije—Dijo ella, el agarré de Heros había disminuido, pero ahora un miedo empezó a recorrerla entera, la mano de Heros encerró su cuello.

—¿Entonces cómo me quieres, Mmm?

—Te quiero cerca.

—¿Así?

Heros la acercó a la fuerza hasta que las puntas de sus narices estaban a milímetros de distancia.

Megara podía oler la esencia de menta golpearla en la cara.

—¿O así?

De un solo movimiento, Heros la subió sobre sus piernas, los muslos de Megara quedaron abiertos y caían a los costados de él.

Su núcleo de placer estaba justo encima de la polla dura de Heros.

Sin poder evitarlo su cuerpo reacciono a la sensación y probó moviendo las caderas en pequeños círculos sobre la erección que la estaba lastimando.

El dolor era placentero.

Oh dios, era una pervertida enferma.

—Me gusta cuando tomas la iniciativa—Murmuró Heros en su oreja antes de bajar y mordisquear la piel sensible de su cuello.

—A mí me gustas tú—Dijo ella.

No sabía de donde había salido toda esa valentía con Heros, pero no se quejaba.

Era algo liberador.

Sí, le gustaba un criminal.

¿Y qué? ¿A caso la encerrarían por ello?

Su beso se vio interrumpido por el parar abrupto del auto.

Tavo decidió que el auto necesitaba gasolina, Megara aún no sabía a donde diablos se dirigían, pero estaba segura que Heros tenía un plan. Y a pesar de que no confiaba en él, confiaba en sus habilidades.

Tóxico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora