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—¡ Dazzling!.— Dijo una voz detrás de ella y vio a su profesor.

— Profesor, se ve cansado.— Le sonrió.— ¿Quiere un poco de café?

— Si, te lo agradecería .— Le sonrió el humano y Dazzling le sirvio para luego dárselo.— Gracias.

Dazzling miró por la ventana y vio que ya era muy tarde, lo buena era que ya atendieron a todos los pacientes y todas las cirugías terminaron. Ese día había sido un torbellino, los doctores y enfermeros del Homeland ya se habían marchado ya que como el Centro Médico de la Reserva no había dado a basta para todos los pacientes, trasladaron a los pacientes con lesiones no tan graves al Homeland y los graves quedaron en la Reserva.

—¿Donde está esa especie que siempre está contigo?— Preguntó el humano.

— ¿Red? Esta en una reunión con los demás doctores en este momento.

— Oh, vi como él saltó sobre ti hoy...

— Si, él me protegió con su cuerpo que una piedra enorme me lastime. Él es muy fuerte y resistente por lo que solo le quedó un moretón en su espalda pero está bien, según él. Luego lo voy a arrastrar a que se haga ver.

— Tu y él parecen muy unidos.— Dijo el humano con recelo.

— Sip, cuando me rescataron él fue a la primera persona que conocí y me trató muy bien. Le confío mi vida.

— Eso es bueno, yo quisiera tener a alguien asi. Quisiera tener una esposa e hijos o como ustedes dicen, compañera y cachorros.

— Oh, pensé que tenía emmm ¿Como le dicen? ¿Novia?

— La tenía, pero rompimos cuando vine aquí, ella no iba a dejar su trabajo solo para seguirme y una relación a distancia no iba a funcionar así que... Lo dejemos.

— Bueno profesor, no se preocupe, el momento llegará cuando debe llegar.— Le sonrió para sentarse a tomar el café con él.

— Bueno, para ser sincero me gusta alguien de aquí.

— ¡Eso es bueno!

— Si... Pero ella es mi alumna, así que es algo prohibido.

— Bueno, pero no será alumna siempre, además las especies somos muy inteligente, cuando se dé cuenta ya será enfermera y usted podrá estar con ella.

— Ansío por ese momento.— El profesor sonrió y tomó la mano de Dazzling acariciándola lentamente haciéndola sentir incómoda.— Gracias por todo Dazzling, eres mi mejor alumna.

— Yo...

—¡Dazzling!

Dazz saltó asustada al escuchar el gruñido de Red, quien estaba en la puerta de la cocina mirándolos muy serios, parecía molesto. Dazzling quitó la mano del humano rápidamente y Red caminó a zancadas hacia ella.

—¡ Red!— Le sonrió ella.

— ¿Vamos a casa?— le preguntó ignorando al hombre.

—¡Claro!— Dijo Dazzling aliviada que ya no tendría que soportar ese momento incómodo y miró a su profesor.— Bueno profesor, lo veo mañana en clases. Descanse bien.

— Igualmente, Dazz, cuídate.— Entonces miró a red.— Gracias por protegerla hoy.

— Siempre la voy a proteger.— Le gruñó molesto y tomó la mano de Dazzling para caminar a la salida, odiaba a ese humano.

(*)

— ¿Por qué estás molesto? ¿Pasó algo en la reunión?— Preguntó Dazzling subiendo las escaleras del porche de Red.

— No es eso.

Dazzling suspiró, desde que habían salido del Centro Médico Red había estado muy enojado y no siquiera le hablaba. Al principio pensó que era porque estaba cansado pero luego se dio cuenta que estaba molesto con ella y eso la cansó.

—¿Entonces?

Ni bien Dazzling dio un paso dentro de la oscura casa, Red la tomó de la cintura y la puso contra la puerta acorralandola dejándola sorprendida.

—¿Red?

— Odio a ese humano. Él no te ve de forma profesional, él quiere follarte Dazz, alejate de él.

— No creo que eso sea verdad, a él le gusta alguien.

— Lo sé, él hablaba de ti, cariño.

— Yo...— Dazz no pudo decir nada al escuchar eso, estaba sorprendida ¿Como era posible?

— Alejate de él.— Volvió a gruñir.

—¿Por qué hacerlo? El profesor no parece ser malo y además, si tú tienes a alguien que te gusta ¿Yo no puedo tenerlo también?— No pretendía decir eso pero sus celos habían vuelto y ella quería desquitarse con él.

— Dazzling.— Gruñó red.— Ni se te ocurra...

— ¡No soy una cachorra Red, no siempre puedes estar diciéndome que hacer y que no hacer!

— ¡Si puedo!.— Gruñó aún más molesto.

— ¡¿Por qué?!— Preguntó enojada

—¡Porque si!— Se alejó de ella tratando de calmarse, el león dentro de él estaba listo para saltar.

—¡Eso no es una respuesta, dime! ¡¿POR QUÉ CREES QUE SIEMPRE TENDRAS DERECHO SOBRE MI?!

—¡PORQUE ERES MIA!— Rugió molesto dejando a Dazzling paralizada.

—¿Que?— Preguntó apenas.

—¡YA LO ESCUCHASTE DAZZLING!— Gruñó alto para volver a acercarse a ella estando a un milímetro de su cara.— Eres mía orejitas, no puedes mirar a nadie más que a mí. Me vuelve loco de solo pensar que amarás a alguien más. ¡Eres mía!

— Pero... Pero tú tienes a una hembra que te gusta, que quiere hacerla tu compañera.

— Si, la tengo y está justo enfrente de mi.

—¿Que?

— Se mi compañera Dazzling, se mia para siempre.

Dazzling no supo como reaccionar o que decir. Apenas esa mañana había descubierto que lo amaba y ahora él le proponía una eternidad juntos.

Entonces lo que escuché anoche no fue un sueño.

Red estaba tan impaciente que no se contuvo a besarla. Ese día casi la perdió, no la dejaría ir ahora.

Su beso, su primer beso estaba siendo arrebatado por el gran tigre salvaje que ella amaba y no podía explicar lo emocionada que encontraba. Torpemente le correspondió el beso mientras ponía sus brazos alrededor del cuello del macho.

Poco a poco el beso tierno se transformó en uno hambriento, donde sus lenguas jugaban salvajemente y sus labios bailaban uno sobre el otro. Red comenzó a acariciarle la cintura para luego llegar a su traviesa colita que se movía emocionalmente.

— Red...— Gimió Dazzling al sentir la masculina y gran macho del macho apretarle su esponjosa colita y el pecho de él apretado contra los de ella.

— Mi Dazzling, mi orejitas, mi princesa. No sabes cuánto esperé por este momento, ahora no podré dejarte ir.

— No quiero que lo hagas, yo te amo Red, quiero estar contigo para siempre.

Red sintio esas palabras en todo su cuerpo, el tigre dentro de él rugió tan fuerte que tal vez toda la Reserva lo escuchó. Su conejita lo aceptaba y lo amaba, su vida al fin tenía sentido.

— Serás mia para siempre Dazzling.— Él le besó en el hombro sintiendo la excitación de los dos fluir.—Esta noche te convertirás en mi hembra, mi tigre tiene hambre de su conejita.

— Entonces date el gusto y come a tu conejita.

Red se sorprendió lo atrevida que era su princesa pero le encantó. Esa noche comería conejo, una deliciosa conejita.

Red (Nuevas Especies) 6Where stories live. Discover now