Capítulo 5.

278 43 25
                                    

Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

-.-

-.-

—¿Te gusta? 

Senku se sobresaltó ante la voz, apenas fue consciente de la presencia del hombre detrás suyo. A pesar de ser una persona con una energía realmente escandalosa, Byakuya Ishigami podía llegar a ser tan silencioso si así se lo proponía. 

—No estaba mirándolo. —el niño apartó la vista del reluciente cohete de juguete que estaba en el aparador, o al menos de la llamativa imagen del empaque. Estaba realmente avergonzado al ser pillado observando con insistencia.

Muy a pesar de que estaba mirándolo, Senku prefirió hacerse el desentendido. Era muy bonito, si podía decirlo, y los colores y el diseño captaron de inmediato su atención cuando pasó por casualidad en esa sección del centro comercial. 

Los cohetes le gustaban, realmente le fascinaban y encantaban tanto como Doraemon lo hacía. 

—Si te gusta, entonces lo compraremos —Byakuya se acercó a él, revolviendo con insistencia la mata de cabello rebelde e ignorando el audible gruñido de molestia y el adorable puchero en la boca de su hijo—. ¿Es este el que quieres? 

Sin esperar la respuesta del niño, Byakuya tomó la pequeña caja que contenía el juguete, y mirándolo con atención, se dió cuenta que en realidad más que un juguete, lo que sostenía era un modelo armable a escala. El precio quizá sobrepasó un poco su presupuesto, pero tomó la decisión de posponer al menos por esa semana, la compra de un nuevo par de zapatos.

La mirada de felicidad en la cara de su hijo valdría el pequeño sacrificio.

—No tienes que comprarlo, no me gusta. —mintió Senku.

—¿Entonces quieres el otro modelo? ¿O lo quieres en un color diferente? Puedes elegir el que quieras, hijo.

Ese brillo en la mirada de Byakuya y la última palabra. ¿Por qué se molestaba en hacer todo esto? En tratarlo bien y cumplir sus caprichos. Senku no lo entendió sino hasta hace un año atrás cuando se enteró gracias a una llamada telefónica, que este hombre en realidad no era su verdadero padre. 

Byakuya Ishigami era sólo el amigo de sus padres, unos padres que se deshicieron de él cuando apenas tenía unos días de nacido. 

Fue un duro golpe saber lo poco que le importó a esas personas para dejarlo a su suerte con ese hombre. ¿Si ellos no lo querían, por qué Byakuya sí lo haría? 

Entonces Senku no pudo considerarse más que una carga para él. 

Byakuya no hizo más que acogerlo en su estrecho departamento, cuidarlo cuando era un bebé o cuando estuvo enfermo, darle educación, alimento, obsequios en sus cumpleaños o en Navidad y repetirle sin cansancio lo mucho que lo amaba. 

Y se sintió mal. 

No era su obligación y aún así ese hombre lo quería como a un hijo. ¿O acaso sólo estaba sobre compensando el abandono de sus verdaderos padres? 

—Vi una pijama de Doraemon en la sección de ropa infantil. Si no quieres este modelo, entonces podríamos ir a ver esa Pijama —Byakuya se arrodilló para estar a la altura del niño y tomarlo de los hombros con delicadeza para llamar su atención. Últimamente notó un repentino cambio en Senku y eso le preocupó—. Lo que tú elijas está bien para mí. 

Here to Stay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora