Capitulo 1: Volver a casa.

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Actualidad 

(6 meses después de "La Segunda Ola")

Noah Walker

Siento que mi mayor temor se vuelve realidad, perder poco a poco mis ya confusos y distantes recuerdos del como era mi vida antes de que todo se vaya a la mierda; Alicia siempre me aconseja que no me quede estancado en el pasado, que es mejor que esas bonitas memorias se esfumen para así concentrarme en el presente, capaz si mantengo la cordura y sigo su consejo evito que una horda de muertos me devore vivo, o evito algo peor...

Jake se hallaba a pocos metros cerca detrás de una vieja maquina expendedora que se encontraba bocabajo pegada al suelo. Luego de algunos minutos en silencio levanta su mano haciéndome una señal para que avance con extrema precaución, aún no era momento de acabar con aquellos dos errantes¹ que se hallaban a pocos metros frente nuestro, debajo de los carteles de "Oferta 2x1" que seguían colgando luego de tanto tiempo.

Las semanas de intenso frio son las más difíciles en todo el año. Estábamos a nada de entrar en otoño así que aún teníamos tiempo para prepararnos lo mejor posible para nuestro primer invierno solos, eso implicaba llevar todas las latas de comida y botellas de agua que podamos a la comunidad. Y esa era nuestra misión, ir a buscar las últimas latas de comida que habían dejado las últimas expediciones que realizó Martha hace ya un largo tiempo.
Antes de la Segunda Ola las expediciones de la comunidad eran realizadas por Martha y los demás quienes iban frecuentemente a las ciudades más cercanas a nuestra zona, recuerdo que casi siempre volvían con las mochilas y bolsas repletas de provisiones.
Hubo un momento en el que por alguna extraña razón, Martha comenzó a enviar algunas pocas (que luego se convirtieron en muchas) provisiones a los almacenes de este supermercado, suponemos que fue porque estos lugares son ideales para almacenar alimentos por lo hermético y seguros que llegan a ser. Pero todo eso cambió en el momento de que ellos murieron, las expediciones a las ciudades aledañas dejaron de ser frecuentes y por consecuencia comenzamos a persistir gracias a las grandes provisiones que se guardaron en este almacén, las que quedaron en nuestra comunidad y en las sobras dentro de la Zona Roja.

En la actualidad Jake no dejaba que nadie más vaya a por las valiosas provisiones, exceptuando Sebastian, Alicia o yo, la decisión fue unilateral y la tomó luego de los ataques a nuestros grupos de exploración hace dos o tres meses atrás, en donde perdimos a mucha gente, incluido el amor de mi vida... aún sigo sin perdonarme el no haber ido.
Las secuelas de lo que pasó ese día siguen afectando a gran parte de la comunidad, pero muchos decidieron no volver hablar de eso y enterrar e ignorar su dolor como lo haría cualquier persona normal ante una situación traumática.

Mi amigo con sencillas señas deja en claro que irá solo a los almacenes, pidiéndome haga guardia en ese tiempo, respondo asintiendo con la cabeza.
Jake rodeó a los dos errantes yendo por el pasillo de productos de limpieza, yo continuaba cerca de la puerta principal esas las cuales en un pasado lejano se abrían solas, hoy en día los vidrios de las puertas están rotas y los pocos fragmentos de vidrio que continúan pegados a los marcos se encuentran cubiertas con manchas de sangre seca, asumo fueron de personas que intentaron entrar al local ya sea para saquearlo o buscando refugio, pero en ese mar de desesperación no lo lograron.
En cambio las grandes ventanas siguen intactas pero cubiertas de cientos de papel diario y cartones pegados por dentro haciendo que entre poca luz, pero imposibilitando que alguien de fuera pueda ver lo que ocurre dentro.

Ya en soledad asomo la cabeza de vez en cuando vigilando parte del pequeño estacionamiento de enfrente... nada, aún siguen ahí los mismos autos variados en tamaño, modelo y marca que ya comenzaban a oxidarse, algunos con vidrios rotos y llantas pudriéndose con el pasar de los días. La maleza ya casi se apoderó de todo el suelo de concreto del estacionamiento. Al otro lado del estacionamiento, pasando la avenida, frondosos arboles comenzaban a desprenderse de un gran e imponente bosque que poco a poco reclamaba su territorio en las mundanas construcciones (una bonita postal post-apocalíptica siendo sincero).

A.Z: El último Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora