XII. enid

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SOLO PODÍA OBSERVARLA, aquella cabeza en la estaca, aquel rostro del caminante que perteneció a su mejor amiga, no habían emociones en el rostro de Feyla, solo estaba ahí, mirando la estaca, mirando lo que Alpha había hecho

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SOLO PODÍA OBSERVARLA, aquella cabeza en la estaca, aquel rostro del caminante que perteneció a su mejor amiga, no habían emociones en el rostro de Feyla, solo estaba ahí, mirando la estaca, mirando lo que Alpha había hecho.

─ Fey.─ Emily se acercó a ella intentando darla vuelta, la mujer la miró, los ojos apagados de Feyla se conectaron con los suyos.

No había nada en aquella mirada.

─ En algún momento iba a ocurrir.─ Susurró dándose la vuelta, empezando a caminar en dirección a Hilltop, sin poder presenciar más aquella escena, sin poder seguir en ese lugar. Sus piernas pesaban, todo su cuerpo lo hacía, estaba cansada, vacía y rota.

¿Por qué todos los que ama? ¿Por qué no ella?

Un caminante se acercó por su izquierda, y con su cuchillo lo remató casi de inmediato, sus instintos de supervivencia seguían activos aún cuando solo se quería morir. Otro mugroso se acercó, lo pateó con fuerza y cuando este cayó al suelo, la bota se incrustó en el cráneo en un ruido seco. Más caminantes llegaban, y estos eran asesinados con facilidad por la mujer, mientras la sangre salpicaba, las lágrimas amenazaban con caer por sus mejillas, estaba tan cansada, odiaba ese mundo, estaba viviendo sin embargo sentía que se moría por dentro.

El aire existía pero ella solo sentía que se estaba asfixiando.

Los cuerpos caían al suelo, y la anatomía de Feyla cada vez estaba más repleta de sangre, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas ante todo lo que le estaba sucediendo, absolutamente nada ni nadie se quedaba, todos morían, todos se iban, todos la abandonaban. Y ella seguía ahí, preguntándose ¿Por qué no podía ser ella la próxima?

─ ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¿¡Qué carajos debo hacer!? ¿¡Por qué yo no?! ¡Siempre ellos! ¡Siempre ellos se mueren y yo sigo aquí! Mierda.─ Gritó desgarradoramente, empezó a sollozar en voz alta cayendo de rodillas al suelo una vez los caminantes yacian sin vida en el piso, se quebró en llanto, sintiendo la presión aumentar en su pecho.─ ¿Por qué no yo...?

Preguntó al aire, esperando una respuesta, algo, una señal para seguir, para no morir, para seguir luchando.

Y no llegó nada.

El viento siguió su curso, el día siguió avanzando, las horas se completaban, las hojas caían de las copas de los árboles, los animales gruñían, los caminantes seguían en la tierra, la gente seguía muriendo y su corazón seguía latiendo. Todo siguió su curso, y ella estaba en el medio.

En el medio de todo lo que avanzaba, ella estaba estancada, rota y adolorida, agonizando lentamente por la pérdida de cada persona que ha amado, rogando por piedad, Feyla nunca se consideró una creyente, nunca creyó en Dios o algo parecido, pero en esos momentos, la desesperación nublaba su propio juicio.

─ ¿Qué hice para merecer esto, Dios? Si estás ahí ¿Por qué ellos y yo no? ¿Por qué debes hacerme esto? ¿Qué hice mal?

Muchas veces se sintió así a lo largo de su vida, sobretodo cuando su padre y mejor amigo murieron, no podría decir que se sintió así al perder a Ron, porque fue mucho peor, y ahora había perdido a Enid, había perdido a una hermana, a su mejor amiga desde que llegó a Alexandria. Se levantó con esfuerzo, su pierna coja dolió ante sus movimientos bruscos.

Y caminó.

Caminó sin mirar atrás, caminó sin un rumbo fijo, siguió caminando hasta que el aire le faltó, caminó hasta que sus piernas se debilitaron, caminó horas, quizás más de dos días, caminó y caminó hasta que sus pies no dieron más, hasta que finalmente cayó. Estaba en un puente, su vista estaba fija en el cielo, no sabía donde estaba, pero sabía como volver. Se mantuvo ahí, viendo el anochecer en su punto más alto, las lágrimas ya no caían y el dolor había sido sustituido por la nada.

Absolutamente nada había en su pecho.

─ Solo quiero volver a estar con él.

Y cuando volvió tres días después a Hilltop, Feyla Anderson había desaparecido, solo quedaban restos de lo que fue, Feyla murió junto al amor de su vida.

Y esa pequeña chispa de esperanza que aún conservaba, se desvaneció tan rápido como la vida de su mejor amiga.

aeternum ❜ ❪ ron anderson ❫ ✓Where stories live. Discover now