-Capitulo 83-

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Sus manos se posicionaron en mi cadera y mi cordura que se había ido por unos instantes... volvió.
- ¡No! ¡Yo no!- me quite a la velocidad de la luz, prácticamente brinque de la cama.
-Yonhary...- susurro desconcertado.
-Lo siento... no debí- estaba en pánico. Yo no le pagaría a Diego con la misma moneda
-No te disculpes- rio -Yo soy el culpable. - Se puso de pie y levanto la caja. -Anda a dormir- se acerco a mí y acaricio mi mejilla -Reitero, como envidio a Aldana- beso mi mejilla antes de salir dejándome sola en la habitación.

Me gire en la cama intentando escapar de los rayos del sol, apreté mis ojos fuertemente quería abrirlos y encontrarme con Diego a un lado o tan siquiera estar en mi habitación. Que todo hubiera sido una simple pesadilla. Por más que intente dormir más y retrasar el momento de desilusión, los abrí encontrándome con las paredes blancas de la habitación de Daniel.
Una lagrima se escapo pero inmediatamente fue absorbida por la almohada, frote mis ojos al mismo tiempo que me sentaba en la cama y... ¿Ahora qué haría?
-Bien... tienes que elaborar un plan- aporto mi voz interna -Uno bueno, que solucione eso- Perfecto ahora sabía que tenía que tener un plan, pero no tenía ni la menor idea de cómo o que hacer. -Iras a casa de Diego, pedirás una explicación y la escucharas- respire profundamente antes de ponerme de pie.
Estaba dispuesta a escucharlo, dispuesta a perdonarlo, no me dignaría a perderlo. Mi reacción al verlo en esa situación fue enormemente pacifica, si meses atrás hubiera sucedido eso ni Debora ni Diego estarían respirando en estos momentos.

Tome del buro de noche mi celular: dieciséis llamadas perdidas de Luis, 1 llamada pérdida de Diego... Eso si me destrozo. Ni siquiera le había interesado llamarme para aclararlo o simplemente por preocupación. Una llamada. Un solo intento. Las ganas de ir a pedir la explicación se fueron. Tal vez la explicación me heriría aun mas, tal vez Debora se salió con la suya una vez más.

Presione remarcar al celular de Luis quien parecía preocupado
- ¿Estás loca? ¿Demente? ¿Tienes mierda en la cabeza? - estaba molesto.
-No, No y No- conteste casi en un susurro
- ¡Como se te ocurre largarte con Daniel!- gritó -Al desquiciado de Diego le salía fuego por la boca.
- ¡No me regañes! ¡Tú no sabes lo que paso!- dije intensamente pero sin gritar
-Si se lo que paso. - Contesto con un tono menos fuerte -Al menos una parte.
- ¿Y que querías que hiciera? ¿Qué me quedara ahí como si nada hubiera pasado? ¡Me fui porque no quería arruinarlo!- otro par de lagrimas se deslizaron por mis mejillas.
-Cualquier cosa menos irte con Daniel- volvió a gritar por lo que tuve que alejar el celular de mi oído, no quería quedar sorda.
- ¿Como supiste que paso?- pregunte tristemente, me avergonzaba mucho.
-El me dijo- suspiro -Llego conmigo buscándote hecho una fiera, salimos y Alan nos dijo que te habías ido con Daniel- rio -El hizo polvo su celular ¿sabes?- eso explicaba la ausencia de llamadas... No. En casa también tiene teléfono, no hay excusas. -Le dije que me explicara que te había hecho para que te hubieras ido con Daniel, me explico y le revente el labio.
- ¿Qué?- ahogue un grito.
-Después el casi me estrangula...
- ¿Qué?
- ¿Sorda acaso? - Irónicamente -Después se fue- término de contarme.
- ¿Que hago Luis? Dime que hacer- en mi voz se escuchaba desesperación, una gran desesperación.
-El te ama- dijo después de unos segundos en silencio -Yo lo odio, pero tengo que admitir que esa bestia te ama- ahora ya tenía un llanto incontrolable -No sé qué fue lo que lo llevo a la situación de anoche...- suspiro -Pero yo te recomendaría escucharlo.

-Gracias por traerme.
-No fue nada- sonrió -Y suerte-señalo con la barbilla hacia la casa
-Gracias. - realmente la necesitaría
Me di la media vuelta y camine hacia la casa, debo admitirlo bastante insegura. Sacudí mi cabello aun húmedo y lo acomode sobre mis hombros.
Finalmente llegue a la puerta y pensé dos veces ¿Tocar la puerta o Entrar con mi llave? ¿Dónde demonios estaba la Yonhary segura de sí misma? Busque la llaves en mi bolso pero no estaban, de ultimo recordé haberlas dejado en la cocina.
Toque el timbre y a los exactamente 50 segundos Diego abrió la puerta, mi estomago se retorció y una fuerte punzada en mi pecho me hizo llevar mi mano a este como si amortiguara el dolor.
Me miro de pies a cabeza con un rostro indiferente, sin pronunciar media palabra se dio la vuelta y lo vi entrar en la sala.
Mis ojos se cristalizaron en segundos... A él ni siquiera le interesaba darme una explicación.

•La Jugada del Destino• [[TERMINADA]]Where stories live. Discover now