3-✯JENIFER Y MAX✯

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 Por la tarde, mi sobrino Max llegó de la escuela y estuvimos jugando un poco. Él tampoco me recordaba mucho, pero Elizabeth le había hablado de mis padres y de mí, y además nos habíamos visto por Skype muchas veces, así que casi tenía idea de quién era la nueva chica que se hospedaba en su casa.

Sin embargo, Max se llevaba mejor con Ryder que conmigo, y esta vez, en vez de enfadarme, me resigné. El niño no me veía desde hacía mucho tiempo, y en el caso de Jenifer, nunca me había visto. Y a Ryder sí. Todos los días. De modo que no era su culpa ni la mía ni mucho menos la de Ryder. Eran cosas que pasaban a causa de la ausencia y la distancia, y debía comprenderlo.

Durante la cena, Ben me preguntó acerca de algunas cosas de la universidad: como cuándo comenzaba y si estaba contenta de haberme trasladado a vivir con ellos.

—Será por algunos meses, Ben, no quiero ser una molestia.

Él y mi hermana sonrieron mientras ella servía ensalada en mi plato.

—Te dijimos que no debes preocuparte por eso —me recordó él—. Nosotros no tenemos problemas con que te quedes. Es más, nos resulta grato.

No, mis planes estaban bastantes delimitados. Mi objetivo desde que arribé al aeropuerto en Boston era la de venir y lograr ser independiente.

—No quiero parecer una oportunista.

Ryder me miró suspendiendo el tenedor a escasos centímetros de su boca. Desvié la mirada de sus ojos zafiros hacia mi plato y seguí masticando el corte carne que había metido en mi boca segundos antes.

—No es ser oportunista —replicó mi hermana—. Tienes la chance y debes aprovecharla. Además no me sentiría segura si sé que andas sola por la ciudad cuando puedes estar aquí, conmigo y a salvo.

—Te conseguiremos un pequeño auto para que vayas a la universidad —dijo Ben—. Ryder, ¿puedes hacerlo tú? Tienes más conocimientos sobre ello.

—Claro —dijo él, encogiéndose de hombros.

Volvimos a trabar miradas y de inmediato me dirigí hacia Ben.

—No, no, no. Eso es demasiado. Iré en el transporte.

Mi cuñado lanzó una carcajada.

—¿Estás segura? —preguntó Elizabeth con una sonrisa divertida—. Tienes que tomar un tren y dos autobuses. Será muy cansador para ti que estabas acostumbrada a vivir en el campus de la universidad.

—Yo puedo llevarla —sugirió Ryder.

Lo miré por unos segundos y atisbé una ligera sonrisa en sus labios. Mi hermana nos miró a ambos y frunció el ceño como si no estuviese de acuerdo. De hecho, era evidente que estaba a punto de levantarse y gritar: ¡Yo me opongo!

—No quisiera romper tu rutina —le dije a Ryder.

—No tengo una rutina —respondió él.

—¿Y qué hay de Jenifer? —pregunté a todos a la vez.

—Suele ir a una guardería. Hoy se quedó porque tenía algo de fiebre —explicó Ben, y Elizabeth lo fulminó con la mirada.

Así que no tenía más opción que aceptar la ayuda de Ryder. Y lo hice, por varias razones: ¿un tren y dos autobuses? No, por supuesto que no. Y segundo, él intentaba ser agradable, y eso contaba mucho.

Además, nada malo podía ocurrir.

Esa noche dormí como un si fuera la primera noche que dormía en años. A pesar de haberme regalado dos horas de una hermosa siesta, seguía agotada por el vuelo, cuyas tres escalas fueron insoportables, sumado a que se retrasó como tres horas, algo supuestamente "normal". Lo que resultó en un maldito vuelo de más de ocho horas. Sé que hay vuelos mucho más largos, pero yo no estaba acostumbrada a viajar en avión y eso me había fastidiado bastante.

Mi dulce destrucción [COMPLETA]Where stories live. Discover now