20-✯HIPOCRESÍA✯

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Dicen que todas las mañanas son como un nuevo renacer, que lo que ha sucedido el día anterior tiene otra cara y que el dolor disminuye. Pues no, yo me sentía mucho peor. No había logrado conciliar el sueño en toda la noche y tampoco había podido calmar mi llanto hasta alrededor de las seis de la madrugada, cuando los pájaros empezaban a cantar y el cielo apenas comenzaba a aclarar.

Incluso la mañana del lunes fue horrible, triste y abrumadora. Tenía unas cuantas llamadas perdidas de Melissa, pero no había logrado responderle, así que solo le envié un mensaje diciéndole que todo estaba bien. Al parecer ella intuía algo, porque Julien no le había contado nada.

—¿Cariño?

No pude responder. Se suponía que aquel iba a ser el día en que le contaría a Ginger que me sentía muy feliz por haber estado con Ryder, porque él me hubiese dicho que me quería y porque parecía que las cosas iban a salir más que bien. Qué ilusa.

—¿Cariño, sigues ahí?

Asentí, pero claro, ella no podía verme.

—Sí, lo siento.

—Todavía no puedo creer lo que hizo, ¿estás segura de que no quieres que tome el primer vuelo y lo asesine a sangre fría? Puedo cortarlo en mil pedacitos. O también pueda darle una buena patada en su culo.

Ginger era la única que me hacía reír a pesar de todo. Respiré profundo y me dejé caer sobre la cama. No había abandonado la habitación en todo el resto del fin de semana ni parte del lunes. Ni siquiera para comer, pues no lograba probar bocado sin que se me revolviese el estómago.

—Tampoco yo, me ha mentido con tanto descaro. Estábamos tan bien, quiero decir, aquella mañana... —Cerré los ojos al recordar el momento en el que habíamos estado juntos—. Aquella mañana fue tan perfecta. E incluso en la tarde. Y entonces él va y se acuesta con aquella zorra.

—Vaya, es insaciable.

—Ginger.

—Ay, lo siento, corazón. Es que todo esto es...Diablos, estoy muy enfadada. Quiero abrazarte, mucho, mucho.

Me sorbí la nariz y me enjugué las lágrimas.

—También yo, te extraño mucho. No tienes idea cuánto te necesito. —Dejé escapar el aire—. Sé que tienes mucho que hacer allí en Boston, pero de todas maneras me hace muy bien hablar contigo, Gin.

—Oh, cariño, vas a hacer que me vuelva un manojo de llantos. Escúchame con atención, Katia. Sé que esto va a doler. —Asentí—. Pero creo que es mejor que haya sucedido ahora y no cuando su relación se hubiese consolidado más. Me refiero a que, tú lo quiere, y esto duele y apesta, lo sé, pero qué crees que hubiera pasado de aquí a unos cuantos meses: estarías locamente enamorada de él y el dolor sería aún peor.

«Estoy locamente enamorada de él»

—Lo sé. Pero...yo lo quiero mucho. No puedes imaginar lo que siento por Ryder. He aprendido a quererlo en el transcurso de los meses porque siempre había sido tan amigable, tan gentil, tan lindo conmigo. —Seguí enjugándome las lágrimas mientras sostenía el teléfono entre mi hombro y mi oreja—. O por lo menos eso era lo que me hacía creer, que era un gran chico, cuando al parecer no deja de ser otro más del montón que andan por ahí rompiendo corazones sin pensar en los demás.

»No puedo creer que todo esto sea real. Que lo he perdido para siempre. Pero lo peor es que no me cabe en la cabeza que él me haya engañado como si yo no valiera nada. Eso fue muy cruel.

—¡No, no, no! No quiero que tú pienses que no vales nada. Amiga, vales mucho más que todos nosotros. Tienes un corazón tan grande, Katia. ¿Recuerdas que en la escuela yo era siempre la rencorosa y tú la que les perdonaba todo a todos? Eres como un ángel.

Mi dulce destrucción [COMPLETA]Where stories live. Discover now