Enséñame a quererme ♢ wangxian

┊☆ capítulo 3.

Lan Zhan trono su cuello y se levantó para servirse una taza de café. Había estado pegado a su escritorio desde que llegó a la oficina esa mañana. Hacía tiempo que no estaba tan agobiado por el trabajo. Ya había pasado la hora de comer y apenas había hecho un hueco en las cosas de las que tenía que ocuparse. Probablemente acabaría quedándose hasta tarde en el trabajo si quería terminar todo hoy. Podía llevarse los archivos a casa, pero se dio cuenta de que no podía concentrarse con Wei Ying allí. El chico no hacía nada para distraerle, normalmente se retiraba a su habitación siempre que Lan Zhan estaba trabajando, aunque lo hiciera en su despacho. Pero tarde o temprano Lan Zhan acababa distrayéndose con pensamientos sobre Wei Ying. Si estaba bien, si se aburría. Se estaba volviendo ridículo.

Sacudió la cabeza. Incluso ahora, sus pensamientos volvían a él. Suspirando, volvió a su escritorio y se sentó. Abrió el último archivo enviado por su hermano y comenzó a leer. Cuando aún no había llegado a la mitad del documento, su teléfono empezó a sonar. Frunció el ceño y miró el identificador de llamadas. Señora Wang. Se le apretaron las tripas. Algo debe estar mal. Ella no solía llamarlo a la hora de trabajar.

"Hola", respondió a la llamada.

"Sr. Lan, tiene que venir a casa rápidamente", dijo ella frenéticamente.

"¿Qué ha pasado?"

"Lo siento, señor Lan. Estaba limpiando su sala de "juegos" y fui a buscar algunos artículos de limpieza, pero no me di cuenta de que la puerta no había cerrado bien y el Sr. Wei vio la habitación. Se asustó y ahora está en su habitación llorando histéricamente".

"Joder", maldijo. "Voy para allá", colgó mientras cerraba de golpe el portátil y salía corriendo.

Ignoró las miradas de sorpresa que recibió de sus empleados. Mientras esperaba a que llegara el ascensor, llamó a Lan Huan y le dijo que tenía que correr porque le había pasado algo a Wei Ying y que le llamaría más tarde para explicarle. Lan Huan le prometió que intentaría ayudarle con los documentos más urgentes y le deseó suerte con Wei Ying. En el ascensor llamó a Wen Qing. Desgraciadamente, ella se encontraba en el hospital y no podía ir a su casa, pero le dijo que podía llevarle a Wei Ying en cualquier momento y que, si no conseguía calmarlo, llamara a una ambulancia, ya que los ataques de pánico podían llegar a ser peligrosos.

Consiguió hacer el camino de vuelta a la casa en un tiempo récord. Ni siquiera quiso saber cuántos límites de velocidad se saltó.

"Señor Lan", le saludó la señora Wang cuando entró. "Lo siento. Todo esto es culpa mía. Debería haber prestado más atención".

Lan Zhan sacudió la cabeza. "No pasa nada. Era sólo cuestión de tiempo hasta que viera la habitación. ¿Cómo está?"

"Sigue llorando. Aunque se ha calmado un poco".

"Está bien, puedes irte. Ahora me ocuparé de él. Gracias por todo".

"De acuerdo, buena suerte con él. Y lo siento de nuevo".

Lan Zhan asintió y fue a la habitación de Wei Ying. Golpeó suavemente. "Wei Ying, ¿estás bien?"

Los lloriqueos se detuvieron por un momento.

"¿Podemos hablar? O si no quieres hablar al menos hazme saber si estás bien. O si necesitas un médico".

Nada. El llanto continuaba pero no salían palabras por la puerta. No la probó para ver si estaba cerrada. No quería asustarlo más.

"Por favor, Wei Ying. No tienes que abrir la puerta. Podemos hablar a través de ella. Al menos hazme saber que estás bien".

Lan Zhan se frotó la cara y suspiró. No sabía qué hacer. Tenía miedo de que si dejaba a Wei Ying solo, algo malo pasara. Y si no lo hacía, el chico se aterrorizaría al verle. Dejó de respirar cuando escuchó un movimiento detrás de la puerta cerrada. La puerta se destrabó y se abrió. El corazón de Lan Zhan tartamudeó al ver a Wei Ying. El chico tenía los ojos hinchados y rojos, la cara enrojecida e hinchada de tanto llorar.