Capítulo 28

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Al otro día el colegio había sido una tortura, pero por lo menos me había enterado de que había aprobado los primeros parciales con buena nota.

El trabajo que habíamos tenido que exponer en grupo nos había salido bien después de tanto lío, y aunque al profesor le había parecido increíble, los tres nos habíamos puesto de acuerdo y todo para que la presentación nos quedara decente.

Yo había tenido toda la mañana cara de culo, así que mis amigos me habían seguido al estudio por la tarde y me habían hecho un poco de compañía para que mejorara la cara.

No les había dicho por qué había peleado con Thiago, pero después de las discusiones que sabían que veníamos teniendo, ninguno se sorprendió cuando les dije que ese era el motivo por el que tenía el humor que tenía.

Jaz, optimista por naturaleza, me había dicho que seguramente todo se solucionaría, porque claro, ella no tenía idea de lo que había ocurrido... y Thiago le caía bien. Era romántica e inocente, cosas que a mí me hubiera encantado ser un poco más, al menos para creer que todo aquello iba a terminar bien.

Mila, en cambio, se había mostrado más escéptico, y sin pelos en la lengua me había dado su opinión... Una que lamentablemente se parecía bastante a la mía.

—Las relaciones a la distancia son casi imposibles. – había dicho mientras jugueteaba con los marcadores que había sobre una mesa cerca de donde yo estaba sentada después de atender a un cliente. —Y no solo por los cuernos, pero también porque al no verse todos los días, cómo se supone que puedan mantener la conexión.

Me mordí el labio.

—Justamente por no verse todo el tiempo es que tienen más temas de conversación. – dijo Jaz, obstinada. —Y las conversaciones se vuelven más interesantes, y cuando por fin se ven es más especial.

Torcí la cabeza porque eso era verdad, pero aun así me hubiera gustado tenerlo cerca conmigo, aunque nuestras conversaciones fueran aburridas o predecibles.

—Yo hablaba de otro tipo de conexión, Jaz. – le respondió paciente. —Pasarse semanas sin darse un beso... Sin sexo. – se encogió de hombros. —Esa es una parte muy grande de una pareja. – comentó. —Sin todo eso, es como un amigo virtual al que ves por camarita. – se rio, negando con la cabeza.

—No todo es sexo. – dijo la chica con la boca chiquita, y yo me mordí una pielcita que estaba salida cerca de mi uña. No todo era sexo, no. Pero no se podía negar que en nuestro noviazgo, era un ingrediente bastante fundamental.

—¿Y sexo virtual? – preguntó Felipe. Sí, mi colega del estudio, hacía rato que estaba desocupado y se había acercado al sillón para escuchar lo que estábamos hablado. —Ahora con la tecnología se pueden hacer tantas cosas si uno tiene ganas. – resolvió y creo que Jaz se puso roja como un tomate.

2 - Perdón por las mariposas, y las lágrimasOnde histórias criam vida. Descubra agora