Catorce

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I s o b e l

una hora antes

Por un tiempo, fue una bendición.

Tropezando con sus amigos a través de carriles empedrados: risas fuerte y conversaciones arrastrada, por un momento se olvidaron de los años que tenían. Como si fueran compañeros de colegio otra vez, jóvenes y descuidados; esta vez sin reglas de la escuela ni profesores autoritarios.

Ellos habían sido muy amables. Harry, Ron y Hermione; más amables de lo que ella podría haber soñado que serían, más comprensivos y empáticos  de lo que ella había esperado.

Era raro, volver a estar con sus amigos después de haber estado tanto tiempo sola. En los meses que ella había pasado en su sillón, mirando la ventana, le había preocupado que el aislamiento le pudiera quitar todas sus habilidades sociales; que se le olvidara como responder a las colas sociales, como hacer bromas, como escuchar y tener todos los tiempos bien. Pero había sido tonta por preocuparse, todo había fluido tan naturalmente - sentada con sus amigos en circulo, mesas de madera, voces de cidra y cerveza en el medio - se sentía bien. Se sentía seguro.

Harry y Ron habían hecho el entrenamiento de Aurores, después de la guerra. Hermione había vuelto a Hogwarts para completar los exámenes NEWTS, y ahora tenía un trabajo en el Ministerio, trabajando por el derecho de las criaturas mágicas. Isobel supuso que se iba a sentir amargada; o triste al menos, de que se hubiera perdido tantas oportunidades. Pero el simple hecho de verlos a todos de nuevo le trajo suficiente alegria.

Se habían despedido con abrazos y besos, promesas de volver a verse pronto, instrucciones estrictas de ser amable con ella misma.

En su mente, la noche estaba llegando a su fin. Su adrenalina se había estado desvaneciendo; la frialdad de la noche de diciembre había comenzado a morder su piel. Su madre había estado en la parte trasera de su mente durante todo la noche pero ahora Isobel no podía parar de pensar en ella; preocupada sin descanso por qué Maggie podría haber despertado, podrías haber notado que Isobel se había ido.

Ella estaba ya lista para ir a casa. Por lo cual fue una sorpresa para ella cuando Ginny besó el cachete de Harry, agarró la mano de Isobel y la arrastró por la acera. Ella susurró al oido de Isobel. "Aun no hemos terminado."

-

Diez minutos antes 

Isobel se sintió cegada por las fuertes luces neones. Brillaban por todas partes al rededor de ella: en las paredes del club, en el piso, los cuerpos  que habían por todo el lugar. En el techo en el centro del cuarto colgaba una bola de disco: las luces también rebotaban en eso. Y cuando Isobel cerró los ojos todavía las podía ver, bailando en la parte trasera de sus párpados.

Draco Malfoy estaba en el club.

Lo había visto agarrarse del mostrador de la barra, inestable sobre sus pies. Rodeada por una multitud de rostros que reconoció de Hogwarts; todos mayores ahora, todos borrachos.

Necesitaba encontrar a Ginny. Tal vez era el alcohol que corría por su torrente sanguíneo, la confusión en su cabeza, el miedo de tener que enfrentarlo. Pero necesitaba hablar con Ginny primero, antes de enfrentarse a Draco.

El problema era, Ginny había desaparecido totalmente. Después de convencer a Isobel de que entrara en un club al azar en un rincón oscuro, un pequeño carril de Londres; para terminar la noche con algunas canciones más, algunos bailes - ella se había ido. Isobel había caminado a lo largo del club nocturno, pasando por la zona de fumadores y la pista de baile, pero Ginny no estaba por ningún lado. E Isobel tenía una buena idea de por qué no. Sospechaba que el club no había sido escogido tan al azar como Ginny lo había hecho parecer.

Dear Draco, pt.2 (Traducción)Where stories live. Discover now