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LA RESIDENTE

NATALIE

—¿Dices que este hombre es tu jefe? —Shannon miró la foto del doctor Styles que aparecía en la página web del Centro Médico Avanzado Park Avenue mientras compartíamos el asiento trasero de un taxi—. ¿Estás de coña?

—Ya me gustaría... —No había hecho otra cosa que fantasear con la posibilidad de que sus labios tocaran los míos desde el momento en que dejé la clínica. Había estado recordando incesantemente la forma en la que me había mirado de arriba abajo, la manera en la que me había acariciado la mano, y ahora me estaba maldiciendo por no haber aceptado su oferta para hacer ese recorrido personal por su despacho. De hecho, cuanto más lo pensaba, más me preguntaba cómo iba a desempeñar mi trabajo con él a mi alrededor.

«¿Cómo pueden trabajar las mujeres cuando él está cerca?».

—Bueno, quiero que me mantengas informada sobre todo lo que ocurra cuando empieces a trabajar oficialmente. —Shannon me devolvió el teléfono y miró por la ventanilla—. ¿Crees que existe la posibilidad de que D-Doctor esté tan macizo como tu jefe?

—Lo dudo. —Miré la foto del atractivo doctor Styles por última vez y la cerré—. Pero creo que el sexo con él será increíble.

—Ojalá... Recuérdame por qué me has pedido que te acompañara a la cita de esta noche. ¿Estás nerviosa?

—No te he pedido que me acompañes —dije—. Solo quiero que entres antes que yo en el restaurante, que busques la mesa y que me llames y me digas qué aspecto tiene, así estaré preparada si no resulta tan guapo como espero. Ah..., y también quiero que me confirmes que no emite vibraciones de asesino en serie.

—En ese caso, me acercaré a él y le preguntaré cuándo fue la última vez que asesinó a alguien —dijo con firmeza—. ¿Con eso basta?

—¡Claro que sí! Sería perfecto. ¿Lo harás?

—No. —Se rio.

El taxi se detuvo justo enfrente de Per Se unos segundos más tarde. La seguí afuera y me senté a esperar en un banco que pertenecía a la cafetería de al lado.

—¿En serio? —insistió Shannon—. ¿Estás segura de que no quieres entrar y conocerlo por ti misma y permitir que te vea desde lejos? Creo que es así como hace estas cosas la mayoría de la gente...

—Estoy segura. Quiero que tú le eches un vistazo antes.

—Vale, vale. —Se encogió de hombros y subió las escaleras, colándose con relativa facilidad.

Unos minutos después, me llamó por teléfono.

—¿Sí? —repuse—. ¿Lo has visto?

—Todavía no, pero, guau... Este lugar es realmente una pasada. ¿Cómo es que nunca hemos hecho una reserva aquí para nosotras? —Hizo una pausa—. Da igual; he echado un vistazo al menú. ¿Trescientos veinticinco dólares por el plato especial del chef? ¿Cada persona? Esta gente está loca...

—Shannon, es un restaurante de cinco estrellas.

—Cierto... ¿En qué mesa te ha dicho D-Doctor que te estaría esperando?

—En la doce.

—Vale, está en la parte de atrás. —Hizo una pausa un momento y escuché el sonido de vasos tintineando en el fondo.—. Creo que lo veo. Está mirando el teléfono.

—¿Es guapo?

—No puedo confirmarlo todavía, pero por alguna razón está apretando los dientes. Además, llena el traje bastante bien.

Sexy - Harry StylesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant