Baby i'm jealous

33 7 0
                                    

~

—Hey, Rox... ¿sabes dónde está Blake? —pregunté al salir, cuando el vuelo finalmente había terminado.

—Dijo que quería un capuchino. Tanner la acompañó —respondió.

—¿Ese tipo no tiene que trabajar? —cuestioné sin la necesidad de ocultar mi molestia.

—Ahm... si, pero tuvo un vuelo exactamente a la misma hora que nosotros, ¿recuerdas? Él también va llegando.

—Ya, pero parece que ni el puto avión aterrizó correctamente sólo para venir corriendo con Blake —dije con mi mismo tono amargado de siempre.

—Tienes celos... —afirmó con una sonrisa.

—No, sólo estoy que me cago en todo porque no he dormido bien, Roxana. —Puse punto final a la conversación.

—Bueno, ese en realidad siempre es tu problema, por suerte nunca te has quedado dormido durante un vuelo, pero está claro que estás celoso —dijo, siguiéndome.

—Que no, que no, Rox, que no estoy celoso, ahora deja de hablar...

—Si estás enamorado de Blake, ¿por qué no se lo dices antes de que sea tarde? —Me detuve y la miré con desaprobación.

—Rox, ¿podrías hacerme un favor? —pregunté entre dientes.

—Sí, claro...

—No te metas en cosas que no son de tu incumbencia. Y olvida todo lo que te dije, ¿vale?

—Vale... yo no seré la que se arrepienta después... —dijo para después dar media vuelta.

—¡Matt! —dijo Leah, con una sonrisa coqueta, mientras caminaba hacia mí.

—Hola... —saludé, aún con mis pensamientos varados en lo que Roxana me había dicho.

—¿Tienes algo qué hacer esta noche?

—Ehm... no... quiero decir, ¡sí, sí!... Es el cumpleaños de un amigo.

—Entiendo... ¿podemos vernos un día de estos? —preguntó jugando con las puntas de su cabello.

—Me es imposible ahora, Leah... —No me era imposible, pero no quería salir con nadie que no fuera Blake, maldita sea.

—¿Por qué? —Hizo un puchero.

—Es que tengo que llevar a mi sobrina y a mi hermana a terapia, tienen cosas que solucionar... —Como siempre hablando de más.

—¿Su ex esposo les hizo algo malo? —preguntó intrigada.

—No, no, bueno, nada de lo que tú crees... Te avisaré cuando pueda, ¿sí?

—Bueno... —dijo inconforme.

—¿Sabes dónde está Mohammed? —pregunté cambiando el tema.

—En la cafetería —Me despedí de ella lo más rápido que pude y fui a buscar a Mohammed.

—Hola, viejo. —Me senté a su lado y eché un vistazo rápidamente al lugar, sólo para percatarme de que Blake ya no estaba ahí. Otra rabieta mental más.

—Hola, creí que ya te habías ido... —dijo con la boca llena.

—¿De qué son? —pregunté viendo su pequeña bolsa, llena de galletas—. Dame... —Tomé una de las galletas y la reduje a la mitad de una sola mordida.

—Nuez de Macadamia... y no recuerdo el: "¿Me das una Mohammed?", "¿Podría tomar una, Mohammed? —dijo indignado, mientras yo reía.

—No seas marica, tienes toda una bolsa...

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora