Capítulo 1 : Recuerdos

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Douma se encontraba con aquella cabeza de jabalí sobre sus manos, mientras el chico ojiverde lo miraba con irá y odio en su rostro.

- No tenía intenciones de comerla. A pesar de ser una idiota, era demasiado fuerte.

Musitó él en voz indiferente, mientras inosuke se abalanzaba sobre él, perdiendo todo raciocinio.

- ¡Espera!

Escuchó a Kanao llamarle detrás suyo, sin tomar la menor importancia.

- Escucha todo lo que tengo que decirte -

Douma en un movimiento rápido cortó el pecho del jabalí con sus filosos abanicos, haciendo de esta forma que él colapsara y Kanao fuera en su rescate, cubriéndolo con su cuerpo.

- No te he contado todo lo que pasó -
Exclamó douma con una leve sonrisa en el rostro.

- ¡No necesito escuchar basura del hombre que se comió a mi madre! ¡Yo mismo me encargaré de mandarte al infierno!

~✨~✨~✨ Flash Back  ~✨~✨~✨

- Douma San -

Escuchó el hombre de ojos arcoiris detrás suyo, una voz dulce y amable que reconocía a la perfección.

- ¿Sí, kotoha? - respondió él, dando media vuelta para encontrarse con esa mujer de cabellos negros y ojos verdes.

- Iré a dormir a Inosuke fuera del templo, no demorare - Contestó la bella ojiverde.

Ella cantaba todas las noches para su bebé, una canción peculiar sobre una promesa de meñique y siempre pedía permiso a Douma.

Éste solo asintió con la cabeza mientras veía como era respondido por una tenue sonrisa de la chica que dirigiéndose hacía la puerta, veía como se alejaba.

- Esa mujer ha llegado a mi templo desde hace 2 semanas, y no deja un solo día de avisarme a dónde va y qué hace... - pensó él, mientras volvía a tomar el rumbo hacía su habitación en el templo.

Al llegar, solo se sentó sobre el futón acolchonado, y dió un largo suspiro, mientras volteaba a su izquierda observando por su ventana un cielo estrellado.

- Los humanos tienen sentimientos tan mundanos y vanales... No puedo entender como alguien con la desdicha que ella posee, puede ser capaz de preocuparse por otros... -

Douma pensaba en kotoha como una chica hermosa que deseaba mantener a su lado, sin algún sentimiento especial de por medio, pero a veces ésta lo confundía demasiado con sus acciones.

El templo era amplio, sus adoradores llegaban a él para recibir bendiciones y misericordia, por eso, no se le hizo raro que aquella chica llegara con un bebé en brazos pidiendo refugio.

- " Por favor... Sí yo soy una molestia, al menos acepte a mi bebé " -

Esas palabras resonaban esa noche en la cabeza de douma, ¿Cómo preocuparse por un ser inútil, que no sabe defenderse, que no puede hablar, que es... Débil?

Aquella noche, esa mujer había llegado parcialmente ciega, su rostro era irreconocible ya que la hinchazón no permitía que sus facciones resaltaran a la vista. Al verla Douma tocó su frente con desinterés, y en ese momento el rostro de aquella chica tomo una apariencia deslumbrante.

Los ojos de douma se abrieron con asombro al ver la belleza de esa mujer, y sin mucho más que decir, él acepto que ella y su hijo vivieran en el templo junto a él.

- Me pregunto qué fue lo que me impresionó tanto de ella cuando ví su belleza...  Quizá nunca había conocido a alguien que fuera así de hermosa y no fuera una mujer prepotente y odiosa... No lo sé -

Douma se recostó sobre el futón y posando ambos brazos detrás de su cabeza, suspiro nuevamente y cerro los ojos.

- 🎶 Promesa de meñique, promesa de meñique, tú mami siempre te protegerá aún en la adversidad 🎶 -

Un canto suave entraba por la ventana de la habitación.

- Kotoha... - Douma aún sin abrir los ojos escuchó el canto de la hermosa mujer y quedó dormido.

Los días que más améDonde viven las historias. Descúbrelo ahora