FLORES |Megumi Fushiguro y tú|

Capítulo XVII

Miró atentamente como su amiga iba trazando una que otra línea en su cuaderno, formando la figura de una persona. Y sorprendentemente quedaba bastante realista. Ella, y con suerte, podía hacer una línea. No muy recta, pero era una línea.

—¿Seguirás leyendo tu libro de flores o me seguirás poniendo nerviosa mirándome como dibujo?— atenta a lo que hacía, preguntó Gen Tanaka, aún sin despegar la vista de lo que hacía.

—Bien, bien, entiendo— y volvió a su lectura, aunque sabía que en cualquier momento se distraería sin querer —. Y no es un libro sobre flores— corrigió.

—¿En serio?— sorprendida y curiosa, levantó la cabeza a ver la portada del encuadernado —. Oh, ¿y es bueno?

—Sí, es de suspenso— respondió mientras intentaba releer el párrafo que creía en el que había quedado.

—Me causa gracia pensar que un día vendes flores, y al otro lees una novela de suspenso.

—Es mi vida secreta— comentó con gracia, para colocar el separador y cerrar el libro. Era imposible concentrarse en la lectura.

—Como yo: un día dibujo, y al otro me veo el maratón de una serie y lo termino.

La Kikuchi soltó una risa, mientras volteaba a ver a la ventana. Se hallaban en la casa de los Tanaka, sábado a la tarde. _____ seguía pensando en que debía contarle al respecto de cómo estaba yendo su relación con Megumi Fushiguro, sabiendo a la perfección que debía de también decirle acerca de sus sentimientos.

—¿Te puedo decir algo?

—¿Qué?— preguntó borrando con cuidado un trazo.

—Creo... que me estoy enamorando de Fushiguro.

Los ojos de Gen se abrieron de a par para volver a ella, aguantando la sonrisa que quería dibujar.

—¿Por qué me sorprende si de todos modos me parecía?— dijo haciendo lo mejor para disimular su emoción.

—¿En serio? ¿Soy muy obvia?— ladeó la cabeza, curiosa. Lo normal sería que se avergonzara e intenta cambiar de tema, pero con todo lo que pensaba, esperaba serlo.

Desde hacía un buen tiempo veía a Megumi Fushiguro prestándole más atención de lo que jamás hizo. Hasta hablaba por voluntad propia, y fue quien tomó la iniciativa de salir a pasear. Aunque esta última, cabe mencionar, que ambos no sólo lo sintieron como un simple paseo, sino algo más parecido a una cita. Su primera cita.

—Para ser la primera vez que te veo interactuar así con un muchacho, me parece perfecto— sonrió la Tanaka.

—Y justo ayer salimos a dar una vuelta-...

—Wow, wow, wow... ¿Ahora me lo cuentas? ¡¿En serio?! ¡¿Y?! ¡¿Qué pasó?!— su sonrisa se ensanchó.

—Pues hablamos.

—¿Pero de qué?

—Como de pasatiempos, cosas que nos gustan, comidas y así...— dijo lo que más fácil recordó.

—Y, tú ya que pasas más tiempo con él, ¿es obvio que muestra señales de que siente lo mismo?— sonrió pícaramente, adelantándose un poco sobre la mesa que las separaba.

—Mm...— pensó mientras sacudía su cabeza ligeramente hacia los lados —sí, creería. A no ser que confunda todo con que quiere una amiga. Recuerda: no interactúa mucho con todos los demás— dijo, desanimándose un poco ella sola.

—¡Nah! No le veo cara de que quiera ser amigo tuyo. Me parece que quiere ser tu novio~— mencionó todavía en el mismo tono, a lo cual _____ rio.

—¿Dices?

—Sí, y deja de hacerte la tonta porque sólo quieres que te endulce el oído con estos comentarios— y soltó una risa Gen, echándose en su asiento.

—Fui atrapada— fingió para unirse a las carcajadas.

A los segundos, se calmaron y quedaron viendo distintos puntos.

—¿Qué me aconsejas que haga?— volvió a hablar la apellidada Kikuchi.

—Quizás y si no tienes problema, seguir así tal y como están. Y cuando ya todo esté muy claro, le sueltas tus sentimientos.

Hizo un movimiento exagerado de brazos, como si dejara caer algo sobre el mueble delante de ellas. Una sonrisa surcó los labios de la otra muchacha, agradándole aquella idea. Megumi parecía de esas personas que se tomaban las cosas con calma, y así parecía ser la mejor opción. Lento, pero seguro.