IV

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Desde que llegó aquí, Harry sueña por primera vez. Niños jugando en el barro, trepando árboles y persiguiendo mariposas. El sol le nubla la vista, pero ¿usan sombreros? Cree que los árboles pueden ser también grandes enredaderas. En cualquier caso, sus risas y sonrisas alegran el corazón de Harry; él siempre ha querido una gran familia. Al abrir los ojos, el sol brilla con tanta intensidad como en su sueño... pero las risas no se disipan.

Al abrir los ojos y despertar su cuerpo, se da cuenta de que está pegajoso. Sus manos están empalagosas, también su rostro. El viento sopla y un aroma dulce le ataca la nariz, cuando se incorpora, las risas se detienen muy repentinamente. Un ala por aquí, un piecito por allá llevan a Harry a pensar que los duendecillos son los culpables de que el jugo de fresa cubra por completo los cuerpos de él y de Louis.

Louis comienza a removerse, Harry lo observa cómo se da cuenta lentamente de lo qué está pasando y empieza a maldecir en idiomas de los que está bastante seguro no existen en el mundo humano.

—Vamos Harry, tenemos que irnos rápido antes de que todas las hormigas aparezcan —dice, fastidiado y continúa renegando mientras empacan sus cosas en los bolsos de tela.

Harry trata de disimular que le causa gracia porque sabe que Louis no estaría interesado en saber que Louis Hongo Gruñón es la cosa más adorable que ha visto. Incluyendo cuando su ahijado, Arlo, era un bebé y se encariñó con su perro, que correspondía el sentimiento.

Se bañan en el pequeño arroyo a unos metros de distancia y siguen.

Durante la mayor parte de la caminata, Louis suelta otra diatriba sobre los duendecillos. Empieza enfadado, pero poco a poco va compartiendo anécdotas de experiencias pasadas con las plagas, que hacen que ambos hongos se rían.

Hasta que Harry dice la cosa equivocada:

—Hombre, no sé cómo voy a vivir sabiendo que realmente existen. —Reconoce su error tan pronto como las palabras salen y mira la cara de Louis caer al instante. No se da cuenta de que Harry le vio y su cara retrata una sonrisa débil.

—¡Sí! Uhm, ¿qué les vas a decir de lo que estabas haciendo? —pregunta en un forzado tono animado.

—¡N-No tengo idea! —responde Harry, serio—. Quizás diga que fui a visitar a un amigo en otra ciudad o a ver un espectáculo. Estoy seguro de que nadie creerá lo que les diga de todas maneras.

—¡Bueno, no puedes decir que estuviste en la parte mágica del bosque o vendrán aquí y no nos dejarán en paz! —dice Louis, riéndose y recordándole a Harry esta regla, pero no en una forma que parezca tosca.

—Nadie me creería, no te preocupes. De todas formas, no es como que quisiera compartirte con alguien más —contesta Harry, sonriendo ladinamente, que le hace ganar un sonrojo completo de Louis.

Mirar de reojo y su falta de atención hacia dónde va provoca que Harry se golpee la cabeza contra un cartel y se caiga de trasero.

Louis se apresura a ayudarlo, preguntándole frenéticamente si está bien y revisándole si tiene moretones.

—¡Dios, Harry! Te diste un buen golpe, ¿estás realmente bien? —Mira a su alrededor en busca de hierbas y plantas que aliviarían el dolor; mientras él hace aquello, Harry tiene la oportunidad de leer el cartel sobre el que sigue sentado.


CUIDADO CON LA BRUJA


Bueno, llegaron...

En tanto Harry se pone de pie, se sacude las hojas y la suciedad de las mejillas, mira más allá del cartel. Louis regresa con un brazado de remedios naturales, luce tan preocupado como una madre primeriza. Puede que ni siquiera se haya dado cuenta de que han llegado a su destino en medio de su preocupación por el nuevo hongo; sin embargo, lo capta rápido al ver la mirada de espanto de Harry.

Fly Agaric - Traducción (L.S)Where stories live. Discover now