Capítulo 29: LO QUE ES DEL MAR...SIEMPRE REGRESA AL MAR...

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- Como se atreve... - mi voz salió como un rugido, pero se entendía lo que decía.

Vi una pequeña chispa de miedo en los ojos de Hades pero supo ocultarlo con su típica máscara de frialdad.

Alce mis brazo a mis costado y nebulosas escarlatas potentes de magia destruyeron a todos los esqueletos que estaban en la habitación.

- Soy una trihíbrida, con un chasquido puedo hacer que las olas incrementen y con un manojo de manos puedo crear un terremoto que arrasaría con todo esto y mucho más. Que decide Lord Hades - lo ultimo lo dije con un toque de burla y con mis ojos brillando de un intenso ámbar .

- Probablemente ya lo sabe o puede que no. Pero yo tengo las perlas de mi padre que usted anda buscando por siglos y no ha podido conseguirlas - hable con la sonrisa más falsa que he puesto en mi vida. Estoy muy molesta, demasiado para ser verdad, pero estoy tratando de controlarme para no dejar salir a mi bestia interior y despedazar miembro por miembro a mi tío.

- Ah, las perlas - prosiguió Hades luego de mi pequeña charla, - Sí, mi hermanoy sus truquitos. Tráemelas, Adhara Jackson

Trate de que mi mano ponga resistencia pero no funciono ni con mi magia, la antes nombrada se movió en contra de mi voluntad y sacó las perlas.

- Sólo tres -comentó Hades- Qué pena. ¿Te das cuenta de que cada perla sólo protege a una persona? Intenta llevarte a tu madre, pues, diosecilla. ¿A cuál de tus amigos dejarás atrás para pasar la eternidad conmigo? Venga, elige. O dame la mochila y acepta mis condiciones.

Miré a Annabeth y Grover. Sus rostros estaban sombríos.

- Bueno tío -le dije- creo que no te lo dije, pero no tengo ganas de unirme a tu grupito supersecreto.

- ¿Que... grupito?-preguntó Hades

- El de tus esqueletos y todo eso-contesté aburrida- Pero no te preocupes en unos años más tendrás muchas más almas por las personas que matare al tratar de meterse conmigo y mi familia. Ahi si podras hacer tu propia boy band.

- ¿¡De qué hablas, chica!? -me apremió Hades.

- Lo siento mami - susurré, Grover me puso una mano en el hombro- estarás a salvo, lo prometo.

Sabía que Hades la devolvería cuando le entregue su yelmo a las furias así que no me carcomía de todo dejar a mi madre, aunque sean unas horas.

- Tomen una perla cada uno - les di una perla a cada uno.

- ¿Diosecilla...?

- Encontraré tu yelmo, tío - le dije, olvidando por un pequeño momento mi enojo -. Os lo devolveré. No os olvides de aumentarle el sueldo a Caronte. - le dije un poco divertida.

-No me desafíes...

-Y tampoco pasaría nada si jugaras un poco con Cerbero de vez en cuando. Le gustan las pelotas de goma roja.

- Adhara Jackson, no vas a...

- ¡Ahora, chicos! -grité.

- ¡Destruidlos! -exclamó Hades.

Un nuevo ejercito de esqueletos abrió fuego, los fragmentos de perlas explotaron a mis pies con un estallido de luz verde y una ráfaga de aire fresco. Quedé encerrada en una esfera lechosa que empezó a flotar por encima del suelo. Annabeth y Grover estaban justo detrás de mí. Las lanzas y las balas emitían inofensivas chispas al rebotar contra las burbujas nacaradas mientras seguíamos elevándonos. Hades aullaba con una furia que sacudió la fortaleza entera, y supe que no sería una noche tranquila en Los Ángeles.

- ¡Mira arriba! -gritó Grover- ¡Vamos a chocar!

<<Lo que es del mar, siempre regresa al mar>> pensé recordando lo que dijo la nereida.

- ¿Cómo se controlan estas cosas? -preguntó Annabeth a voz en cuello.

- ¡Vamos a salir por el mar! ¡Agarren aire! -me desgañité.

Las burbujas se estamparon contra el techo y... depronto todo fue oscuridad.

¿Estábamos muertos?

No, aún tenía sensación de velocidad. Subíamos a través de la roca sólida con tanta facilidad como una burbuja en el agua. Caí en la cuenta de que ése era el poder de las perlas: « Lo que es del mar, siempre regresará al mar» . Por un instante no vi nada fuera de las suaves paredes de mi esfera, hasta que mi perla brotó en el fondo del mar. Las otras dos esferas lechosas, Annabeth y Grover, seguían mi ritmo mientras ascendíamos hacia la superficie. Y de pronto... estallaron al irrumpir en la superficie, en medio de la bahía de Santa Mónica, derribando a un surfero de su tabla, que exclamó indignado:

-¡Eh, tía!

Agarré a Grover y tiré de él hasta una boy a de salvamento. Fui por Annabeth e hice lo propio. Un tiburón de más de tres metros daba vueltas alrededor, muerto de curiosidad.

-¡No es tiempo de jugar, ve con tus amigos! -le ordené.

El escualo se volvió y se marchó a todo trapo. El surfero gritó no sé qué de unos hongos chungos y se largó, pataleando tan rápido como pudo.

De algún modo, sabía qué hora era: primera de la mañana del 21 de junio, el día del solsticio de verano.

En la distancia, Los Ángeles estaba en llamas, columnas de humo se alzaban desde todos los barrios de la ciudad. Había habido un terremoto, y había sido culpa mía y de Hades. Probablemente acababa de enviar a un ejército de muertos detrás de mí, pero yo los destruiría como un poco de magia y mi inseparable espada, la cual no he usado hace un pequeño tiemp .

Tenía que llegar a la orilla. Tenía que devolverle el rayo maestro a la diva rubia del Olimpo. Y sobre todo, tenía que mantener una conversación importante con el Rey del rock que me había engañado.

Quiere pelea... pues pelea tendrá.

𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧 𝗕𝗨𝗧 𝗣𝗦𝗬𝗖𝗛𝗢 ↻ 𝗽𝗷𝗼Where stories live. Discover now