Capitulo 19

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Tomo mi chaqueta, ya había parado de llover y el hotel donde él se hospeda que a unas cuadras así que salgo a la calle

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Tomo mi chaqueta, ya había parado de llover y el hotel donde él se hospeda que a unas cuadras así que salgo a la calle. Mi cuerpo me indica que está muy cansado, mi mente que quiere estar en acostado en la cama toda la noche y llorar. Pero mi corazón y mi orgullo quiere arreglar esto primero.

Faltaban solo unas cuantas cuadras cuando siento un mal presentimiento, veo atrás mío y veo una camioneta negra a una velocidad sospechosamente lenta.

Todo fue casi en cámara lenta para mí, la camioneta se detuvo a mi lado, faltando solo unas cuantas cuadras para llegar al Hotel. Los pelos en mis espaldas se erizaron y me dispuse a correr, pero la puerta se abrió y unos dos hombres creo por los altos y musculosos me tomaron de la cintura, piernas y me taparon la boca.

Grite del susto aun sabiendo nadie me podía escuchar ni ver por lo tarde que es, muevo mi cuerpo bruscamente intentando zafarme. Eso solo provoca me tomen con más fuerza que llega a dolerme mucho, recibo un duro golpe en mi cabeza dejándome aturdida, la vista borrosa y mareada. Ellos me tiran dentro de la camioneta la cierran y el auto enseguida sale disparado a no ser donde.

Una vez recupere mi vista clara sentí como pusieron un tape en la boca, intente verlo, pero estaba oscuro y parecían traer algo en el cabeza negro que solo deja expuesto sus ojos y su boca.

—Calladita bonita — me dijo uno mientras acerco algo a mi cara y por lo helado que se sintió mi piel y la textura metálica deduje es un arma.

Permanecí quieta mientras lo vi sentarse. Uno a mi lado sentado en el asiento con el arma en la mano que esta vez logre ver mejor gracias a la luz que entraba por la ventando haciéndola brillar ante mis ojos. Me removí un poco en el suelo buscando una posición más cómoda, entonces vi mis muñecas, no me di cuenta que las amarraron al igual que mis tobillos.

El arma apareció ante mi cara mientras me acomodaba.

—No te muevas — me quede quieta, esta vez mejor acomodada simplemente me dedique a ver cada movimiento que hacía. El miedo comenzó a crecer, estoy secuestrada y no tengo idea por qué. Debe ser por salir solo tan tarde, van a venderme o aún peor me van a cuartiza y vender mis órganos.

Mis ojos se humedecieron y eso que ya me dolían te tanto haber llorado. Quise buscar alguna forma de salir corriendo... pero no quiero, no tengo ninguna fuerza en mí que me haga querer si quiera moverme más. Este es el peor día de mi vida. Cerré los ojos, me encuentro muy cansada, pero no planeo dormir teniendo a unos secuestradores alrededor mío. Mi cuerpo esta alerta pero mis ojos cerrados.

—Llámalo ya — una voz gruesa como de un hombre mayor se hizo presente.

—¿Crees conteste a esta hora? — un hombre que según por la voz diría más joven.

—Mis chicos ya me dijeron que sus amigos fueron a buscarla y al no encontrarla fueron a su Hotel, deben estar con él.

Escuche el sonido del celular como tocaban las teclas y luego un pequeño silencio.

—La tenemos — la voz quien pensé era de un joven ahora es muy ronca, algo me dice la está fingiendo. Lo cual tiene sentido si no quiere que sepan quien es.

—Es muy bonita, quien diría un idiota como tu conseguiría a alguien así — me estremeció cuando hablo de mí. Entre abrí los ojos, apenas logre ver al chico que en realidad si se miraba joven con el celular en la oreja —Tu ya sabes que queremos a cambio.

Lo veo sonreír a los demás.

—Shh, esa lengua señor Rojas — su apellido me lo confirmo —Si quieres a alguien a quien culpar pues cúlpalo a él. Si no fuera por Cristian tal vez esto jamás hubiera pasado.

¿Cristian? ¿Quién es el? ¿¡Y que tiene que ver conmigo?!

—Yo te sugiero mejor paguen y se la devolvemos así de simple — Abrí por completo ahora que su atención ya no está en mí, la expresión del chico se volvió más rígida tensando la mandíbula, pero por su forma de hablar se oye tan calmado —Ella no sería parte de eso si tú y tu madre también hubieran pagado, la deuda ahora es de su familia, pero tienen un maldito orgullo.

—Te sugiero bajes el tono, si es que la quieres devuelta completa — su mirada paro en mí, sé que me vio muerta de miedo y eso lo hizo sonreír más. Corto la llamada y guardo el celular sin despegar su mirada de mí, lo peor de todo es que me analizaba por completa como si estudiara mi cuerpo o analizando si iba a hacer algo.

—No es nada personal contigo belleza — me dijo para luego señalarme al tipo a mi lado algo que le hizo sujetarme, abrieron la puerta. Afuera todo oscuro por la noche, pero el olor a forestación y tierra húmeda me llamo la atención, apenas pude ver la figura de una pequeña cabaña de madera a lo lejos cuando una bolsa de plástico fue puesta en mi cabeza y sentí miedo más el poco aire que se siente dentro de la bolsa. Me hicieron caminar. Por la duración en que estuvimos caminando supuse si entramos a la cabaña que vi el crujir de la madera bajo mis pies me lo confirmo, solo que seguimos caminando aún más adentro, deje de escuchar la madera ahora el suelo se sentía más uniforme y duro como cemento.

Casi me caigo al sentir vacío bajo mis pies, eran unas escaleras, seguimos bajando me pareció una escalera muy larga, entonces llegamos al final y me hicieron caminar más. Mientras avance escuche una puerta cerrarse y por lo fuerte que sonó imagine era una puerta muy grande o pesada. Seguí caminando unos cuantos minutos más, me parece haber caminado demás para solo ser una cabaña pequeña. Al fin me hacen detenerme y me hacen sentarme en algo suave. Me quitan por fin la bolsa de mi rostro y sentí un aire frio ya que el poco aire dentro de la bolsa ya estaba caliente con mi respiración. Respire hondo recuperando aire fresco.

Levanté la vista y uno de los hombres se acercó a mí, temerosa me mantuve quieta. Saco un cuchillo y me puse rígida. Pero solo se acercó a soltar las ataduras. Me soltó y al final se fue cerrando la puerta.

Todo a mi alrededor eran solo cuatro paredes de cemento blancas, está muy frio. Me encuentro sentada en una pequeña camilla delgada y desgastada. Solo está la puerta de metal negra por donde salió el hombre. Se que iba a ser innecesario, pero por el desespero fui corriendo hacia la puerta intentando abrirla, es toda lisa sin algo que pueda ver al otro lado y la única forma de ser abierta del otro lado porque no hay ninguna perilla ni nada. Estoy encerrada en este infierno cuando acabo de iniciar uno. Tiemblo de la ira y de miedo. Me siento en el suelo abrazando mis piernas hacia mi cuerpo aprovechando que no hay nadie que pueda verme deje mis lagrimas correr de nuevo llenos de ira y frustración.

Me encuentro demasiado confundida.

Cristian

El nombre resuena en mi cabeza ¿Qué tiene que ver ese tipo conmigo y con Andrés Rojas?













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Pasión IrresistibleTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon