Capítulo 5

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Esto está mal.

Más que mal. Pésimo. Pero mi corazón ignora lo coherente que es mi cerebro ahora, tanto que solo me concentro en Michael y en lo mucho que extrañé sus labios, su cercanía y la manera en la que lo hacía perder el control. Sus labios son la gloria y se movían de una manera tan deliciosa y posesiva. Mis manos se enredan en sus rizos, profundizando lo más posible.

En un rápido movimiento, Michael ya estaba sobre mí, mi espalda sobre la cama, su lengua entrando sin permiso en mi boca buscando ansiosa la mía empezando una guerra intensa en donde todo mi cuerpo recibe miles y miles de bombas nucleares explotando. Mi piel se estremece al sentir sus manos recorrerme cada centímetro que puede de manera excitante y algo brusca. Jadeo en su boca y él gruñe en respuesta.

Y entonces caigo en la cuenta de que está más que ebrio, que decido apartarlo con suavidad poniendo mis manos en su pecho, empujándolo. No dice nada pero presiona su erección encima de mi feminidad a través de nuestra ropas. Gemí al sentirlo e imaginarme ser follada por él, tener toda su longitud dentro de mí.

Algo que no he hecho en todos estos años.

Lo empujo una vez más y se aparta al fin quedando su espalda contra la cama otra vez. Suspira con profundidad. Mi centro pulsa tanto que duele.

—C-Creo que estaría bien que te des un baño —me paro, aconsejándole y escucho una pequeña risa en respuesta—. Ven.

Hago caso omiso a sus quejas y pucheros al hacer que se apoye en mí al dirigirnos a su cuarto de baño, le quito su camisa ya arrugada y dudo en si quitarle sus pantalones o no. Muerdo mi labio inferior al notar que sigue duro ahí abajo. Sin dejar de mirarlo a los ojos, que están perdidos y desorbitados, quintándole la prenda lo más rápido posible dejándolo en ropa interior.

—Me recuerdas tanto a ella —susurra mientras preparo la tina con agua fría y unas sales y jabón líquido de lavanda.

Niego ignorándolo y a los latidos desenfrenados de mi corazón.

Michael gruñe cuando pone un pie en la tina llena de agua con espuma hasta que queda dentro, pero en un rápido movimiento coge mis brazos introduciéndome en el agua con él. Ríe a carcajadas y yo intento procesar lo que está pasando. Mi ropa y cabello empapado.

—¡Michael! Estás lo-

No me deja terminar mi regaño cuando su mano se envuelve en mi nuca y atrae mi rostro hacia el suyo, estampando sus labios con los míos. Su boca se mueve impaciente sobre la mía y es en ese momento en el que mando todo a la mierda y le correspondo de igual manera, mis manos alrededor de su cuello. Él pegándome a su cuerpo en donde siento su miembro palpitando en mi estómago dado que mi blusa ha quedado en mis pechos. Gemí en su boca y él aprieta mi trasero con ambas manos, chocando de manera delirante su pene en mi entrada.

—Mira cómo me tienes, desde que te vi por primera vez, con ese aire a ella, supe que ibas a revolver mi mundo —muerde el lóbulo de mi oído y mi piel se eriza al sentir sus manos recorrer de mi abdomen a mis pechos desnudos por encima de mi blusa. Ladeo la cabeza cuando me la quita, quedando expuestos ante sus ojos—. Mírame —ordena y lo hago, la lujuria invadiendo todo rostro haciéndome temblar—, quiero que me mires mientras te hago el amor, Neriam.

Y sin dejarme siquiera responder, desliza mi falda por mis piernas tirándola fuera de la bañera. Mi ropa interior de encaje queda destrozada cuando la rompe dejándome sin aire y mi corazón late tan fuerte que duele por nombrarme, algo que no me interesa ahora pero sí hace que la adrenalina recorra mi cuerpo acompañada de sus manos. Toma mi cabello en un puño acercándome con determinación hasta juntar nuestras bocas, haciéndome jadear por la increíble sensación que me ocasionan sentirlos de nuevo. Su mano libre aprieta uno de mis pechos para luego deshacerse de mi blusa, aún devorando mi boca en su totalidad. El beso es rudo, deseoso, desesperado y urgente.

Lo Inevitable » m.j (#LI2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora