Capítulo 11

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No todo podía ser bueno. Era de esperarse.

Pero subestimé al destino, de nuevo.

¿Cuándo aprenderé? Solo sabe hacerme mierda cuando menos lo espero, soy tan desafortunada y como siempre, en el momento, no sé cómo lidiar con todo esto y sin querer hiero a las personas que amo. Michael. ¿Qué estará pensando?

Darling se toma un tiempo para procesar toda la información que le doy, su expresión de sorpresa y horror me pone más ansiosa de lo que ya me encontraba pero le doy su tiempo. Supongo que es muy difícil de asimilar que tu compañera con la que vives por más de cuatro no sea quien creías, sino una que vivía al otro lado del mundo quien huyó de sus padres y su pasado para reencontrarse con él; agregando que además mi nombre no es Isabella Matters. Es Neriam Edwards.

—No puedo creerlo —susurra luego de un largo rato—. ¿Dónde está él?

No lo sé, así que me encojo de hombros en respuesta.

—Cómo es que sabiendo lo que en verdad pasó con esa hija de perra, ¿lo alejas más de ti? Es estúpido, Isa, digo, ¿Neriam?

—Tenemos una hija, de diez años —lo suelto, apartando mi mirada de la suya y sé que entreabre los labios—, y no se lo he dicho.

—¿Esa es tu excusa? ¿Qué tienes a su propia hija lejos? No metas a la pequeña en esto, Neriam, tiene derecho a saberlo y más si huiste de él por un malentendido.

Su expresión y tono acusadora me adormece de pies a cabeza, antes de enloquecer. Porque tiene razón.

—N-No sé dónde está.

—¿Qué?

—Mi hija —afirmo—, no sé dónde está.

—El detective que contraste, ¿es por tu hija?—Pregunta incrédula y frunzo el ceño.

—¿Lo sabes?

—Te escuché sin querer llorar al teléfono y me asusté, no quise cuestionarte sin que me lo digas primero, aunque no pensé que era por eso —niega con la cabeza consternada y siento mi rostro húmedo—. ¿Cuándo fue la última vez que la viste?

Un nudo se forma en mi garganta conteniendo las ganas de explotar soltando el primer sollozo.

Niego repetidas veces.

—Te la robaron cuando nació —murmura y suena una afirmación más que una pregunta, mi piel se eriza al recordarlo. Ella toma mis manos entre las suyas, la miro y sus ojos brillan por el agua salada que quiere salirse de sus ojos, me sonríe triste pero a la vez reconfortante mientras hace presión con sus dedos—. No estás sola, ahora me tienes a mí y vas a encontrar a tu hija muy pronto. Serás feliz por fin, tan feliz que tendrás para regalar, tan feliz que contagiarás hasta al ser más miserable.

•••

La visita de Darling me sentó bien. Necesitaba apoyo y no podia esperar menos de ella; sin embargo, tiene razón cuando dice que Michael tiene derecho de saber de maní. Así que luego de meditarlo todo el día, decidí que se lo diré haciendo feliz a la pelirroja. Si me odia, bueno, será muy entendible.

Me visto sintiendo un poco de adrenalina recorrer mi cuerpo, ya que a las situaciones que se dieron hoy hubiese dada cualquier excusa para no ir a esa ridícula cena. Pero no podía ser muy obvia ni mostrar vulnerabilidad frente a Michael ni a Marie, menos con el primero, tampoco puedo mostrar lo afectada que estoy con lo que está pasando. Observo en el espejo como el vestido lila, que queda más arriba de mis rodillas, con una tira se amolda a la perfección a mi cuerpo y lo elegante que se ve con esos tacones color nude y simple collar plateado con unos cuantos accesorios. Mi cabello está rizado y esponjoso, dando un toque llamativo con el maquillaje leve que me hago.

Lo Inevitable » m.j (#LI2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora