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2009

—Jungkookie, ¿Qué estas escuchando? —pregunté colocando mi cabeza en el pecho de mi mejor amigo y robándole uno de sus audífonos para llevarlo a mi oreja.

—Taehyungnie, llegaste antes —se sobresaltó. 

—Terminé antes así que pensé que era mejor no perder tiempo. No hay problema ¿cierto? —estaba tan emocionado de poder estar con Jungkook que ni siquiera había considerado que el probablemente tenía otras cosas que hacer. 

—Por supuesto que no, TaeTae. No si se trata de ti —respondió con una sonrisa que mostraba sus dientes frontales, no importaba la edad que tuviera mi amigo, seguía viéndose adorable y tierno a mis ojos.

Sonreí por su respuesta, era exactamente igual a la mía. Podía dejar de existir para el resto del mundo con excepción de Jungkook, si él necesitaba hablar o quería jugar videojuegos, así fueran las tres de la madrugada, yo iba a estar ahí para él.

Dejé que la musica se adueñara de todos mis sentidos mientras comenzaba a delinear las líneas en el rostro de Jungkook, sus pómulos, su nariz, el contorno de sus ojos y su mandíbula que aun no estaba tan marcada. 

Mi Jungkookie aun se veía como un niño (aunque no le gustaba que le dijeran eso), pero era el niño mas hermoso que mis ojos habían visto. Ni siquiera cuando entré a la secundaría encontre a nadie que lograra igualar su belleza. 

Su piel se sentía suave y delicada ante mi tacto, por lo que sin detenerme a meditarlo me coloqué sobre mis antebrazos para depositar un beso en cada parpado y uno en la punta de su nariz, reteniendo el impulso de besar el lunar debajo de su labio. 

—Tae ¿Por qué hiciste eso? —preguntó con las mejillas enrojecidas. 

—¿Tiene algo de malo? —realmente no entendía cual podría ser el problema. 

—Somos amigos, no debería de haber esa clase de cercanía entre nosotros —remarcó el azabache. 

—Eso no decías cuando éramos niños —murmuré. 

—Exactamente, Tae, éramos niños. Eran besos inocentes de niños que no sabían lo que hacían. 

«Yo estaba completamente seguro de que quería besos de Kookie», pensé.

—¿Qué lo haga ahora que somos mas grandes le quita lo inocente? —cuestioné.

—La respuesta es bastante obvia, ya no somos niños, no es lo mismo. 

Lo miré alzando una ceja y me acerqué de nuevo a él, dejando sus labios a centímetros de los míos y murmurando suavemente. 

—Voy a demostrarte que eso no es así, Kookie. 

Antes de obtener alguna objeción de su parte apoyé con suavidad mis labios en los suyos por unos segundos, casi perdiendo la cuenta del tiempo que transcurría. Cuando liberé la presión ejercida y me separé, Jungkook nuevamente estaba rojo manteniendo los ojos cerrados.

—¿Ves? Es como cuando éramos niños, no significa nada —dije cuando el menor abrió los ojos. 

Pretendí no notar la mueca de dolor que vi en el chico que conocía de toda la vida, porque era imposible que mi comentario le hubiera afectado, es decir, lo que dije era cierto. Esos besos no habían significado ni significarían nada en ningún momento. 

—Bueno, ¿Vamos a jugar o que? —corté el silencio incomodo mientras me acercaba al mueble donde guardaba los videojuegos que le había regalado en su cumpleaños pasado. 

—Acabo de recordar que tengo tarea de Matemática para entregar mañana y tiene puntos extras sobre la calificación — dijo poniéndose de pie para ir a su escritorio y tomar la primera libreta que encontró—. Eres libre de quedarte, pero supongo que sería bastante aburrido. 

—Tienes razón, debes estudiar y se hace tarde, será mejor que vaya a casa —afirmé fallando en mi intento por que mi voz no se quebrara por el evidente pretexto que Jungkook había inventado solo para librarse de mi. 

—TaeTae... —murmuró, pero yo ya estaba saliendo de su habitación. 

Después de recostarme en mi cama y mirar el techo por tiempo indefinido, decidí que tenía que asegurarme de que todo estaba bien con mi mejor amigo, había llegado a la conclusión de que tal vez había malinterpretado mis intenciones, quizá había pensado que yo tenía otra clase de interés en él, por lo que debía dejarle en claro que no. 

Era obvio que ninguno de los dos tenía esa clase de sentimientos hacia el otro, era absurdo tan solo pensarlo. Debía aclararle a Jungkook que no existían esa clase de sentimientos que seguramente lo incomodarían. 

Tae ♡

Hey...

Jungkookie

Qué pasa, Tae?

Tae ♡
Todo está bien entre nosotros?

Jungkookie
Si, por?

Tae ♡
Nada
Suposiciones mías

Jungkookie
Está bien
Deberías dormir
Ya es tarde

Tae ♡
Solo quiero aclarar que el
beso no fue nada
Solo quería mostrar mi
punto
No vayas a pensar que me
gustas o algo así

Jungkookie
Lo sé
Ya duérmete

Tae ♡
Bien
Buenas noches
Descansa
Te quiero, Jungkookie

Luego de mandar esos mensajes apagué mi celular y cerré los ojos para intentar dormir, Jungkook tenía razón, ya era tarde, eran casi la una de la mañana y tenía que despertarme a las seis para ir a clases.

Sin embargo, solo pude conseguir una hora de sueño, pues mi mente me llevaba una y otra vez a ese beso.

¿Por qué no podía dejar de pensar en eso? ¿Por qué me sentía de la forma en que me sentía de solo recordar la calidez de sus labios?

Cientos de preguntas que no parecían tener una respuesta coherente se formaban en mi mente, Jungkook no podía gustarme, eso era imposible, era mi mejor amigo.

Las horas transcurrieron mientras jugaba con la cadena que colgaba de mi cuello y que tenía desde que era niño, no queriendo admitir un sentimiento que probablemente arruinaría mi amistad con una de las personas más importantes de mi vida.

El Hilo Rojo || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora